Por Jonathan Hurtado
09:00|30 de octubre de 2018.- Ribelino Ricopa, del pueblo indígena Kukama, es animador cristiano de la parroquia Santa Rita de Casia, en la comunidad de Santa Clara, distrito de Parinari, provincia y región Loreto. Tiene 37 años y desde hace catorce que se desempeña como animador de la Iglesia.
En la siguiente entrevista, cuenta cómo ve actualmente a la Iglesia en la Amazonía, qué tiene que pasar para que adopte el “rostro amazónico e indígena” del que habla el Papa, por qué aún no es posible hablar de una Iglesia intercultural, entre otros temas.
La entrevista se realizó durante la tercera asamblea territorial presinodal que tuvo lugar en Iquitos (Loreto), del 18 al 20 de este mes, donde participaron representantes de los vicariatos apostólicos de Iquitos, San José del Amazonas y Requena.
-¿Cómo ve la relación que la Iglesia tiene con los pueblos originarios de la Amazonía?
La Iglesia implanta la religión pero muchas veces no está acorde con la cultura de nuestros pueblos. Los pueblos no lo sienten algo suyo la religión, es algo traído de fuera. Entonces, lo que pediría es que la Iglesia busque caminos nuevos −como dice el Papa− para llegar a los pueblos amazónicos, a sus culturas. ¿Cómo se puede llegar a eso? Respetando sus tradiciones. Respetando esa cosmovisión indígena que tiene cada pueblo.
-¿Siente que es posible un diálogo entre las creencias o mitos de su pueblo y lo que hace o dice la Iglesia?
Yo creo que es posible. Pero yo quiero decirte que no es mítica, para nosotros no es algo mítico, sino es algo real, algo que lo vivimos, lo sentimos, lo palpamos. Por ejemplo, la ‘purahua’ (gran boa que se encuentra en el río). Se puede decir que es un mundo diferente, pero hay una conexión tan estrecha con la misma población, porque es el otro mundo donde están los seres también, pero que también compartimos nosotros. Te doy un ejemplo: si una persona se siente mal aquí en la tierra, se siente triste, ¿a dónde acude? Acude al otro mundo que es el agua, para sentirse seguro, para sentirse alegre. Y luego desde allí ellos, por intermedio de los sueños o por intermedio de un médico, el espíritu viene y nos habla, nos dice que no nos preocupemos, que todo está bien, ya tiene su casa, ya tiene su familia y así que (el espíritu dice): estoy bien, no se preocupen. Y es desde ahí que protege a sus familiares que quedamos aquí en la tierra; y entonces vuelvo a decir que no es algo mítico, sino que es algo real, es la vida cotidiana.
-¿Qué le diría a la Iglesia sobre cómo se puede dialogar?
Yo como parte de la Iglesia diría que tome más en cuenta a los pueblos y llegar a un diálogo intercultural (de modo) que si yo digo una cosa, la cosa que estoy diciendo que lo respeten. Porque lo que se ve ahora es que yo digo una cosa y la otra persona no lo cree o se burla. Y entonces nosotros nos sentimos cohibidos y muchas veces ya no queremos decir qué es lo que sentimos; solamente aceptamos lo que nos dicen, pero no porque estemos seguros de lo que nos están diciendo, sino porque −vuelvo a decir− no sentimos que es algo nuestro.
-¿Su trabajo como animador ha sido fácil? ¿Qué pasa cuando ingresa a una comunidad?
Bueno, yo soy animador de una sola comunidad. Pero luego la parroquia me escogió para ser casi como puente. La parroquia visita como 68 comunidades diferentes, tanto kukamas y luego urarinas, y también en una parte una comunidad omurano. Y entonces los sacerdotes que van a la zona siempre son europeos, venidos de España. Entonces los españoles hablan el castellano diferente a lo que hablamos nosotros, y es un poco difícil para entrar a un diálogo porque muchas palabras que los sacerdotes expresan no son bien interpretadas por la población. Entonces yo ahí, en ese espacio, siento que hago un papel muy importante porque luego voy diciendo a la gente lo que el padre quiere decir. Yo ya me siento un poco capacitado de entender ambas partes: tanto mi cultura y la cultura de los sacerdotes; entonces podemos llegar a la comunidad, en lo posible para que la comunidad se sienta atendida por parte de la Iglesia.
-¿Puede explicar más sobre esta función de puente que señala?
Por ejemplo, una palabra que utilizan los españoles es ‘antelación’. Para nosotros ‘antelación’ es una palabra que no va, no va esa palabra. Ellos (los sacerdotes) dicen: las cosas se tienen que hacer con ‘antelación’. Luego, yo le hago parar al padre y le digo: no sé si te puedes explicar de otra forma. Entonces le pregunto a la gente: ¿ustedes saben lo que está diciendo el padre?, ¿qué es ‘antelación’? No hermano, me contestan. Y yo digo entonces: lo que está diciendo el padre es que se haga con tiempo las cosas. Quiere decir que hagamos las cosas lo más pronto. Entonces, como estos ejemplos, he corregido muchas cosas que el padre manifiesta ante los comuneros.
-Se ve que hay mucho trabajo pendiente de la Iglesia.
Sí, yo creo que ese es un trabajo pendiente para la Iglesia. Pero también tenemos nosotros, como pueblo, que agarrar el protagonismo… lo que dice el Papa para que la Iglesia tenga rostro amazónico, ¿quiénes tienen que salir al frente? Son los animadores, los agentes de pastoral que son los mismos que tienen que decir: la iglesia está viva acá en medio de la Amazonía. No esperar a que otros vengan a traer la religión, sino nosotros tenemos que decirle al mundo que nosotros también evangelizamos, evangelizarnos entre nosotros.
-¿Usted como animador ha usado o recurrido a alguna estrategia para llegar a sus hermanos?
Sí, en algunos ritos que hace la Iglesia. Por ejemplo, para el pueblo Kukama el alma negro es malo y el alma blanca es bueno. Entonces, cuando se impone la tela blanca a los que recogen el sacramento del bautismo, se les explica por qué se le hace, mediante la tradición del pueblo. Ahora ya se están buscando objetos propiamente de la zona para hacer algunos rituales de la Iglesia. Eso es lo que se está trabajando, pero en coordinación con los agentes de pastoral de toda la parroquia, para poder ayudar también a evangelizar a nuestros sacerdotes para que puedan llegar a las comunidades para que no se sientan ajenos. Si el padre trae una cosa que es propiamente de la zona, ya va ser más fácil de poder entender qué es el significado del bautismo y todo eso.
-¿La inclusión de estos elementos a los rituales, cómo es visto en general por la Iglesia?
En mi parroquia lo venimos trabajando más de diez años este tema y yo creo que lo acepta, lo reconoce. Incluso, lo está valorando. Si queremos construir una iglesia con rostro amazónico, tenemos que construir de esa forma. No solamente mirar a los palos o a los peces como son, como palos o como peces; o a los animales como animales, sino que también son personas, que son gentes. Porque para el pueblo Kukama eso es lo que son los palos, los animales y los peces: son partes de nuestro ser, de nosotros mismos.
Todos los apellidos kukamas están relacionados con los animales, con los peces y con los árboles. Un árbol no puede ser solo un árbol; un árbol puede ser tu abuelo, puede ser tu doctor, tu médico, puede ser tu primo. Por ejemplo, los apellidos kukamas están determinados propiamente de los animales y de las plantas. Te puedo mencionar un ejemplo: Pacaya es un apellido kukama, donde están dos palabras juntas. ‘Paca’ significa majaz, que es un animal de la selva; ‘ya’ es corazón; Pacaya quiere decir corazón de majaz. Hay un árbol que se llama Murayari, pero Murayari también es un apellido kukama.
Entonces no podemos decir que solo debemos estar conectados entre las personas, sino que también con los animales y las plantas, porque así nos sentimos fuertes y seguros de lo que somos. Y también no solamente de las plantas sino de algo más allá que no se ve, que es la espiritualidad. No de la espiritualidad de la Iglesia, sino esa espiritualidad de las cosas que para el mundo occidental es superstición, pero que para nosotros es algo real y es vida, que nos ayuda a sobrevivir.
-La Iglesia tiene mucho por hacer si quiere tener un rostro amazónico.
Yo creo que desde el mensaje del Papa, la Iglesia, los pastores se están preguntando cómo podemos construir una iglesia con rostro amazónico. Pero yo mirando, preguntando a la población, ya creo que lo tenemos definido si queremos una Iglesia con rostro amazónico, es aceptándonos como uno mismo y decir al mundo que nosotros también creemos en Dios, y aceptando también a los otros seres que existen aquí en la Amazonía.