Lote 192: el debate esquivo, por José Carlos Requena

“Quienes debatían sobre quién debía operar el lote 192 gritan su silencio. El debate sobre problemas reales continúa esquivo»

(Foto referencial: Archivo El Comercio)

(Foto referencial: Archivo El Comercio)

Por José Carlos Requena

Hace algunas semanas se venció el plazo para que se designe a un nuevo operador del lote 192. Desde su descubrimiento, a inicios de los años setenta, el lote 192 (antes 1AB) fue explotado por Oxy, Petro-Perú y Pluspetrol. Más de treinta años de explotación, con sus consecuentes beneficios económicos e impactos medioambientales. Durante la segunda mitad de agosto, el Ejecutivo lideraba un apurado proceso de asignación del lote, declarado desierto por falta de postores. Después, al amparo de disposiciones legales, se designó a dedo a la empresa canadiense Pacific.

En tanto, diversos actores políticos y mediáticos propiciaban un debate, profundo en sus reflexiones, pero superficial para los reales intereses de las poblaciones impactadas por la actividad petrolera en las cuencas de los ríos Pastaza, Corrientes y Tigres: mantener la actividad petrolera, cuidando el medio ambiente.

En resumidas cuentas, el debate presentaba hasta tres posturas. Quienes promueven la actividad privada en la extracción de fuentes de energía, incluyendo voceros del Ejecutivo, decían que Petro-Perúno debía participar en la explotación del lote por carecer de capacidad técnica, por violar disposiciones constitucionales, por incurrir en insensatos costos para el erario público.

Al otro lado, un sector exigía que Petro-Perú se hiciera cargo del lote, aun a contracorriente del liderazgo de la petrolera estatal, que indicaba no estar en capacidad de asumir dichas funciones. Para este grupo –al que se unió, calculadamente, el partido cuyo fundador fue el propulsor de la privatización de empresas públicas–, el Perú debía recuperar la soberanía energética. Encontraban una nueva ocasión para reiterar sus insistentes demandas por revisar el modelo económico.

En algún punto medio, varios comentaristas sugerían un debate no ideológico, con números a la mano. Sondeaban aún soluciones mixtas: Petro-Perú explotando el lote en alianza con el sector privado. Decían que había que evitar los debates ideológicos, invitando a ser pragmáticos.

El Congreso aprobó una ley que posibilitaba a Petro-Perú a hacerse cargo del lote, observada por el presidente Humala el viernes 25. (Una sintomática confusión grafica lo ajeno que le resulta: el domingo pasado, Humala se refirió al “lote 172”). 

Ese era el debate, lejos de las demandas reales. Hasta el jueves 24, cientos de personas tomaron las instalaciones del lote. La zona estuvo incomunicada y la producción se detuvo por casi dos semanas. Como en mayo del 2007; enero y marzo del 2008; abril del 2009; abril del 2014; enero y febrero del 2015. Demandaban, de nuevo, soluciones ambientales y en servicios de salud.

Quienes debatían sobre quién debía operar el lote 192 gritan su silencio. Salvo contadas excepciones, el debate sobre los problemas reales continúa esquivo. Mientras, a los impactados directos parece importarles principalmente no perder su fuente de ingresos, manteniendo el siempre demandado cuidado ambiental. En agosto, en medio del debate, el apu del Corrientes Carlos Sandi decía que ellos estaban a favor de la actividad petrolera, sin importar si la empresa era estatal o privada. Sabiduría popular que le llaman.

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Fuente: El Comercio

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