Por Catherine Contreras
Hace cuatro años, Santiago Yahuarcani conoció por fin La Chorrera. En esa localidad de la frontera Perú-Colombia vivió su abuelo, integrante del clan huitoto aymeni, que como muchos de su grupo fue trasladado para construir la trocha del Putumayo hacia el Amazonas.
Santiago visitó la tierra de sus ancestros en el 2012, cuando se cumplieron 100 años del inicio de la explotación en la era del caucho, y solo entonces entendió por qué cuando niño solía ver a su abuelo llorar. Lo hacía cuando reunidos en la maloca les contaba historias de la Amazonía. De cuando los chamanes morían quemados y su conocimiento se transformaba en mariposas; y de cuando los padres capuchinos llevaron a los huitotos para repoblar La Chorrera, pero ni los rezos ni las bendiciones pudieron alejar los espíritus de los miles de indígenas que allí habían muerto.
El recuerdo de la pena del patriarca, de La Chorrera y de los mitos indígenas que hoy perviven se instalaron en la memoria de Santiago y en sus cuadros también. El pintor huitoto los plasmó sobre lienzos de yanchama (tela de corteza de árbol) y ahora exhibe esa obra en su muestra «El país de la goma«, en el Centro Colich de Barranco.
Son imágenes que cautivan y estremecen, porque si bien muestran el terror que vivió un grupo originario, representan también un nexo directo con la memoria de un pueblo que lucha por preservar su identidad y el conocimiento de sus ancestros.
DOS GENERACIONES
Como hizo su padre Santiago, Rember Yahuarcani también fue a la maloca a escuchar los mitos amazónicos. Los oyó de su abuela, quien al notar en él su capacidad artística le dio la misión de llevar ese conocimiento a más personas. «La pintura se ha convertido en ese canal alternativo de comunicación para preservar aquellas historias», reconoce el joven artista, que hoy comparte sala de exhibición con su padre.
«La idea no es tanto mostrar lo que fue la época del caucho. Vengo de una sociedad muy afectada, tenemos que transformar esta mala experiencia y mostrar que estamos en proceso de superar ese trauma», reflexiona Rember. Admirar la obra de padre e hijo junta permite comprender sus palabras. En ella está el respeto por el legado y la mirada al futuro.
MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Centro Colich.
Dirección: Colina 110, Barranco.
Fecha: hasta el 28 de agosto.
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Fuente: El Comercio