Los motivos y la forma en la que los indígenas construyeron estas gigantescas formas geométricas era una incógnita pero un equipo de investigadoras asegura que tienen un origen espiritual. Los empezaron a hacer hace 5.000 años
12:36|05 de setiembre de 2017.- Los geoglifos del estado brasileño de Acre eran espacios de comunicación ritual con el más allá y con elementos de la naturaleza, según un equipo de científicas de la Universidad de Helsinki (Finlandia) y Sao Paulo (Brasil).
Estos misteriosos patrones geométricos hechos en la tierra fueron descubiertos en el Amazonas brasileño en 1977 pero la deforestación y posteriores estudios sobre el terreno pusieron al descubierto cerca de 500 solo en el estado de Acre (Brasil), al oeste de la selva amazónica en su frontera con Bolivia.
Los diseños tienen forma de cuadrado, círculos, formas en U, de elipses y de octógono y pueden tener hasta 4 metros de profundidad.
«A través de los diseños geométricos, ciertos miembros de la comunidad se comunicaban con seres de la naturaleza, como espíritus ancestros, animales y cuerpos celestes», explican la doctora Sanna Saunaluoma, investigadora de la Universidad de Sao Paulo y la doctora Pirjo Kristiina Virtanen, de la Universidad de Helsinki en su texto.
Los expertos que estudian este tipo de patrones creen que fueron las tribus indígenas del Amazonas quienes los diseñaron entre los años 3000 antes de Cristo y 1000 después de Cristo.
Desvelado el misterio
Hasta ahora, el motivo de estas formaciones era un misterio y se elaboraban todo tipo de teorías: asentamientos de aldeas, construcciones defensivas o incluso se llegó a decir, como en el caso de los geoglifos peruanos de Nasca, que habían sido los extraterrestres.
La posibilidad de que fueran lugar de asentamientos para pueblos indígenas se descartó porque apenas se encontraron objetos y utensilios en las excavaciones realizadas.
Tampoco se sostenía la teoría defensiva, ya que su disposición, según estudios anteriores, no propiciaba la protección de ataques externos.
Por tanto, la posibilidad de que se tratase de un diseño con motivos espirituales venía cobrando fuerza.
Este nuevo estudio de las investigadoras brasileña y finlandesa publicado en la revista American Anthropologist sostiene que los geoglifos no eran usados por todo el mundo sino por individuos de la comunidad especializados en rituales e «interacciones con seres vivos más allá de los seres humanos».
«Los geoglifos eran especialmente importantes para las comunidades indígenas en ciertas etapas de su vida y las variedades de patrones geométricos se usaban como puertas y caminos que les aportaban el conocimiento de distintos elementos del entorno que los rodeaba», asegura el informe.
De acuerdo con las expertas en antropología ancestral, la visualización y la interacción activa con elementos vivos de la naturaleza era importante y constructivo para las comunidades indígenas.
Inspiración animal
La razón por la que los diseños respondan a determinados patrones geométricos no está todavía clara pero las autoras del estudio creen que estaban inspirados en los los dibujos y formas que se ven en la piel de algunos animales.
Estos patrones todavía se observan a día de hoy en la cerámica, los tejidos y las joyas que confeccionan los indígenas modernos.
También, según las teorías del arte visual amerindio, se cree que los patrones geométricos pueden ayudar a las personas a dotarse de cualidades como la fertilidad, la resistencia, el conocimiento, y el poder.
A día de hoy, los indígenas brasileños del estado de Acre siguen protegiendo estos lugares y, al contrario que otros residentes de la zona, evitan utilizar ese espacio para actividades que consideran mundanas como la agricultura o como lugar de residencia.
Este comportamiento, señalan las científicas, todavía refuerza más la idea del origen sagrado de estos diseños.
Geoglifos en América Latina
Además de los geoglifos de Acre existen otros lugares con patrones geométricos milenarios.
América Latina es un gran foco de estas formaciones ancestrales, según los registros oficiales.
Uno de los más conocidos es el de Nasca, en Perú. Localizados a 400 kilómetros del sur de Lima, cubren alrededor de 450 km2 junto con los de la Pampa de Jumana.
También los geoglifos de Chug-Chug, en el desierto chileno de Atacama, son de los más impresionantes que podemos encontrar pues este lugar conserva la mayor concentración de geoglifos del mundo y muchos son de los más antiguos.
Fuera de América del sur, algunos de los geoglifos más destacados son los hallados en Estados Unidos, Reino Unido y Australia.
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Fuente: El Comercio/BBC