Si continuamos actuando de esta manera no importará el crecimiento económico ni las peleas geopolíticas. Sin aire respirable, sin planeta, ¿todo eso importa? Lo curioso es que continuamos etiquetándonos como ‘seres racionales’. Aquí una reflexión sobre los incendios que persisten en la Amazonía, a casi un mes de su inicio.
Por: Débora Oddo
Politóloga por la University of Bristol e investigadora en el CAAAP
11:01|04 de septiembre de 2019.- Llevamos más una semana escuchando y leyendo noticias sobre los incendios que destruyen grandes extensiones de la Amazonía, mayormente brasileña pero también boliviana, paraguaya y peruana, aunque hace ya casi un mes que las llamas han tomado el control.
Uno se imagina que, dada la gravedad de la situación, la atención sea dirigida principalmente a la resolución del problema y a la protección máxima de los que allí viven, así como a la investigación de las causas de tal catástrofe ambiental. Pero no, el hecho por sí mismo se ha convertido en un escenario para juegos geopolíticos.
El presidente brasileño Jair Bolsonaro ha protagonizado múltiples ataques. Sin fundamento alguno, acusó a las ONG medioambientales de utilizar los incendios forestales para ‘llamar la atención’, recaudar más fondos y difundir una mala imagen de su gobierno (Yeung, 23.08.19). Despidió al jefe del Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais, INPE) por publicar unos datos ‘perjudiciales para la imagen del país’ antes de que él pudiera ‘revisarlos’: supuestamente, se ha registrado un incremento de la deforestación cuatro veces mayor que la del mismo periodo de 2018 (Redacción EC, 27.08.19). Los ‘contraataques’ del presidente francés Emmanuel Macron, que lo acusó de mentir y desconocer los compromisos climáticos, pasaron desde un plan político a uno personal, degenerando además en comentarios sexistas contra su mujer (Redacción BBC News Mundo, 27.08.19). Incluso, Bolsonaro acusó a la prensa de abordar el tema ‘como si fuera el fin del mundo’ y haciendo campaña en contra de Brasil.
Aunque, por otro lado, declare su amor y respeto por la Amazonía, su retórica y sus políticas efectivas demuestran todo lo contrario. No es misterio alguno que, durante su campaña electoral, Bolsonaro prometiera constantemente invertir en la selva y en su potencial económico para el desarrollo de un país en recesión, teniendo así el apoyo del poderoso lobby agrícola. Luego, propuso la fusión del Ministerio del Ambiente con el de Agricultura, y otorgó, a través de un decreto, a este último la responsabilidad para que las tierras indígenas sean acreditadas como territorios protegidos, desmantelando progresivamente a las comunidades y tradiciones indígenas (Fox y Lang, 26.08.19; Sullivan, 26.08.19). Desde que asumió el cargo, el presidente de Brasil ha suprimido las agencias de conservación y ha bajado el presupuesto de fiscalización ambiental; es decir, ha reducido la protección forestal. Además, la agencia de protección ambiental de Brasil, IBAMA (Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis), ya sin fondos en los últimos años, fue debilitada en su rol de vigilancia e imposición y aplicación de medidas, y la comisión forestal se trasladó al Ministerio de Agricultura, manejado por aliados de la industria agrícola (Boadle y Paraguassu, 05.06.19). Su rechazo a la lucha contra el cambio climático se observa también a través de sus ministros. Brevemente: el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, afirmó que el cambio climático es solamente una conspiración de la izquierda global y, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, está más próximo a los intereses mineros y agrícolas que a los medioambientales, demostrado por su condena de hace tres años por perjudicar los mapas ambientales y favorecer a las compañías mineras (Fox y Lang, 26.08.19).
Ya todo eso había sentado las bases para que “las personas que destruyen bosques se sientan seguras y quienes protegen los bosques se sientan amenazados”, dijo Marcio Astrini, coordinador de políticas públicas de Greenpeace Brasil (cita en Boadle y Paraguassu, 05.06.19).
También la declaración de estado de emergencia, parece no importarle demasiado. Entre sus ‘travesuras’: el bloqueo de las aportaciones de Alemania y Noruega al fondo o la insistencia en exigir las disculpas de Macron antes de aceptar la ayuda del G7- Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Canadá, Reino Unido e Italia- de 20 millones de euros para incorporar aviones para controlar el fuego en las regiones amazónicas. Eso luego también de que Francia e Irlanda amenazaran con vetar el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur si Brasil no garantiza la custodia de la Amazonía (Redacción BBC News Mundo, 27.08.19). Todo eso en nombre de lo que Bolsonaro llama “ataque a la soberanía brasileña” por “una mentalidad colonial que ya no tiene lugar en el siglo XXI” (Bolsonaro, citado en Davis, 23.08.19).
Solo bajo presión interna e internacional, la cual va desde los políticos hasta las campañas y las protestas ante las embajadas brasileñas en varias ciudades del mundo, Bolsonaro se decidió a actuar el pasado lunes. Para intentar atajar los incendios de la selva, movilizó a 2.500 militares, centenares de vehículos y 15 aeronaves, incluidos dos aviones cisterna Hércules C-130. Ahora, parece estar listo para aceptar ayudas financieras externas, aunque el manejo se queda en manos brasileñas, añadiendo también la importancia de una cumbre regional- propuesta por Perú y Colombia- con los otros países afectados (AFP, 28.08.19).
¿Por qué la Amazonía es tan importante y por qué es tan grave esta situación?
Toda la Amazonía juega un rol crucial: es el núcleo vital del planeta y, como estamos notando en esas semanas, uno de los lugares más amenazados. Es el área tropical más grande del planeta e incluye más del 50% de los bosques húmedos, el espacio amazónico representa un ecosistema exclusivo con una biodiversidad enorme, capaz de mantener el equilibrio climático mundial. Por supuesto, incide enormemente en el tránsito de calor y vapor de agua, y disminuye el calentamiento global, capturando carbono atmosférico. El río Amazonas, con sus afluentes, es significativo para el ciclo y balance hídrico de la región. Brevemente, una panorámica con sus números:
- Superficie total: 7.413.827 km² = 4-6% de la terrestre, 25-40% de la americana y más del 50% de los países de la cuenca;
- Agua dulce total: 20% del planeta, contando el río Amazonas como el mayor a nivel mundial (= 6,992 mil kilómetros de extensión);
- Flora: 30 mil especies de plantas vasculares, entre las cuales 5-10 mil especies de árboles y 2 mil de esos útiles como- por ejemplo- alimentos y medicinas;
- Fauna: 2,5 millones de especies de insectos, 2,5 mil especies de peces, más de 1,5 mil especies de aves, 550 especies de reptiles y 500 especies de mamíferos;
- Población total: 34 millones = más del 11% de los 9 países;
- Total de pueblos indígenas y tribales: 420, con más de 60 PIACI;
- Familias lingüísticas: 86. 650 lenguas.
¿Qué está pasando ahora? Miles de incendios están quemando áreas equivalentes a más de un campo de fútbol cada minuto y, aun tomando en cuenta la temporada seca, son muchos más que en los años pasados, ‘ayudados’ por los vientos fríos que han propagado los humos a lo largo de la región. Para ser exacta, solo en el mes de julio, se perdieron 73 kilómetros cuadrados de selva amazónica cada día, es decir, 2.254 kilómetros cuadrados en total, representando un 278% con respecto al mismo mes del 2018 (Rosen y Writer, 26.08.19; Watts, 23.08.19).
Excluyendo los llamados incendios naturales por rayos, se trata de incendios provocados por seres humanos debido a diferentes razones: campesinos que queman rastrojos después de la cosecha; agricultores que talan bosques para tierras de cultivo (como la soja) o crían ganado; usurpadores ilegales que destruyen árboles para aumentar el valor de la propiedad que confiscan. Se evidencia también cómo la situación era mucho peor a lo largo de la década de 1990, mejorando y logrando, gracias a un estricto control, una disminución paulatina de la deforestación de un 80% entre 2005 y 2014 (Watts, 23.08.19).
Ahora, es cierto que hay mucha información errónea, dada por imágenes antiguas o datos inexactos. Uno de esos es lo de afirmar que la Amazonía produce el 20% del oxígeno mundial, cuando científicos como Michael Mann y Jonathan Foley sostienen que la cifra real es máximo 6% (Watts, 23.08.19). La escasez de oxígeno no es nuestra preocupación inminente entonces. Sin embargo, todos esos incendios (por la mayoría) ilegales afectan la capacidad de los árboles de absorber alrededor del 5% de todo el CO2 que emitimos anualmente y además libera el carbono de lo cual están hechos en el aire, exacerbando el calentamiento global y, cayendo en un círculo vicioso, provocando más y más incendios. Además, si ahora la selva es tan grande que puede producir su propio ‘microclima’ con su ‘propia lluvia’, el progresivo aumento de incendios y talas -que hoy día están a un 15%- podría llegar al llamado tipping point: básicamente, sobrepasado ese punto de inflexión de una deforestación entre el 20-25%, la actual mayor selva tropical se degradará irreversiblemente en una sabana seca y leñosa, liberando aún más cantidades de carbono y poniendo en peligro la misma biodiversidad, incluyendo las mismas plantas medicinales que todos usamos (Gozzer, 22.08.19; Lovejoy y Nobre, 2018; Rosen y Writer, 26.08.19; Watts, 23.08.19).
Tenemos que tener presente que la Amazonía representa el espacio vital de los pueblos indígenas, ellos conciben el territorio de forma integral, no pueden vivir sin sus fuentes de vida directas: Los ríos, las plantas sagradas y medicinales, y sus mismos conocimientos orales están en riesgo. Sin embargo, esta relación entre los indígenas y la Amazonía no es unilateral: las tierras indígenas han funcionado como barreras contra la deforestación, desde que están protegidas por la Constitución. Ahora, bajo Bolsonaro, tal protección está en riesgo (como se indicó antes) desde que “los indígenas estorban en el desarrollo de la Amazonía” (citado en Muñoz Sarmiento, 27.08.19). Aquí una declaración del líder indígena Handtech Wakanã Mura: “Y cada día que pasa vemos el avance de la destrucción: deforestación, invasión, tala. Estamos tristes porque la selva se está muriendo en todo momento. Sentimos el cambio climático. Y el mundo necesita la selva, y nuestros hijos necesitan la selva” (citado en Muñoz Sarmiento, 27.08.19).
Concluyendo
Compartiendo la visión según la cual la Amazonía tiene una importancia global y es patrimonio del planeta entero, es también cierto que todos y todas tenemos nuestra parte de responsabilidad en el asunto, a pesar de las negligentes políticas brasileñas (y no solamente las de Bolsonaro). Aquí, me limito a mencionar unos asuntos. La demanda de la producción de carne y soja viene principalmente desde Europa, así como desde China, sobre todo ahora que una guerra comercial con Estados Unidos ha cambiado el mercado: el ganado requiere soja plantada en los campos, o pastizales, inmensos tramos de tierras (sin contar la enorme cantidad de agua necesaria). Además, aún más concesiones mineras y contratos están concedidos para la extracción de petróleo y gas, en áreas protegidas, sin mencionar los proyectos de energía hidroeléctrica. Todo eso como producto del sistema y pensamiento capitalista neoliberal mundial.
Ahora, sin negar algunas de las críticas avanzadas, como una desinformación generalizada (sobre todo con uso de fotos antiguas) o la probable ‘manipulación/interferencia’ continua de las potencias externas, la prioridad ahora debería ser resolver esta emergencia -sin pensar a las medidas previas que podían evitar o atenuar todo eso-, seguida por políticas de reforestación inmediata, protección y tutela de los pueblos indígenas por su importancia, y un cambio real en los medios con los cuales Brasil, así como todos países de la cuenca amazónica y del planeta entero, quiere ‘desarrollarse’. Porque si continuamos actuando de esta manera, no importará ningún crecimiento económico ni alguna pelea geopolítica: sin aire respirable, sin planeta, ¿en serio todo eso importa? Lo curioso es que continuamos etiquetándonos como ‘seres racionales’.
Fuentes:
AFP (28.08.19), ‘Bolsonaro aceptará finalmente ayuda extranjera para combatir los incendios en el Amazonas si la gestiona su Gobierno’, El Mundo, disponible en https://www.elmundo.es/internacional/2019/08/28/5d66174721efa0d5598b466a.html (consultado el 28.08.2019)
Boadle, A. y Paraguassu, L. (05.06.19), ‘La deforestación del Amazonas se acelera con Bolsonaro en Brasil’, Reuters, disponible en https://es.reuters.com/article/entertainmentNews/idESKCN1T60EP-OESEN (consultado el 27.08.2019)
Davis, E. (23.08.19), ‘Bolsonaro enfrenta al mundo con su retórica mientras la Amazonía arde’, El Diario, disponible en https://www.eldiario.es/politica/Bolsonaro-enfrenta-mundo-retorica-Amazonia_0_934407063.html (consultado el 27.08.2019)
Fox, K. y Lang, M. (26.08.19), ‘Bolsonaro dice que ama el Amazonas, pero sus políticas están diseñadas para causar estragos’, CNN, disponible en https://cnnespanol.cnn.com/2019/08/26/bolsonaro-dice-amo-a-la-amazonia-pero-sus-politicas-estan-disenadas-para-causar-estragos/ (consultado el 27.08.2019)
Gozzer, S. (22.08.19), ‘Incendios en el Amazonas: cómo la selva amazónica se volvió más inflamable pese a ser uno de los lugares más húmedos del mundo’, BBC News Mundo, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49436407 (consultado el 27.08.2019)
Lovejoy, T. E. y Nobre, C. (2018), ‘Amazon Tipping Point’, Science Advance, 4 (2)
Muñoz Sarmiento, L. C. (27.08.19), ‘Exterminio indígena. Luego, el de la Amazonía’, El Espectador, disponible en https://www.elespectador.com/noticias/cultura/exterminio-indigena-luego-el-de-la-amazonia-articulo-878049 (consultado el 27.08.19)
Redacción BBC News Mundo (27.08.19), ‘Incendios en el Amazonas: los duros reproches personales entre Macron y Bolsonaro que comprometen la ayuda contra el fuego’, BBC News Mundo, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-49476627 (consultado el 27.08.2019)
Redacción EC (27.08.19), ‘Incendios en la Amazonía EN VIVO: la tragedia de Brasil y Bolivia en tiempo real’, El Comercio, disponible en https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/incendios-amazonia-envivo-brasil-bolivia-mapa-muestra-real-tragedia-real-windy-amazonas-online-endirecto-fuego-humareda-dioxido-carbono-fotos-video-noticia-668388 (consultado el 27.08.2019)
Rosen, J. y Writer, S. (26.08.19), ‘The Amazon rainforest is on fire. Climate scientists fear a tipping point is near’, Los Angeles Times, disponible en https://www.latimes.com/environment/story/2019-08-25/amazon-rainforest-fires-climate (consultado el 27.08.2019)
Sullivan, Z. (26.08.19), ‘The Real Reason the Amazon Is On Fire’, TIME, disponible en https://time.com/5661162/why-the-amazon-is-on-fire/ (consultado el 27.08.2019)
Watts, J. (23.08.19), ‘Amazon fires: what is happening and is there anything we can do?’, The Guardian, disponible en https://www.theguardian.com/environment/2019/aug/23/amazon-fires-what-is-happening-anything-we-can-do?fbclid=IwAR2DDj6gKTYbxc7cq7RcNhoDnlqLoPAvVETm_LTrKVyXPsv2GC8BgZWyB18 (consultado el 27.08.2019)
Yeung, J. (23.08.19), ‘Blame humans for starting the Amazon fires, environmentalists say’, CNN, disponible en https://edition.cnn.com/2019/08/22/americas/amazon-fires-humans-intl-hnk-trnd/index.html (consultado el 27.08.2019)