El obispo de la Amazonía peruana de mayor experiencia en el territorio y gran conocedor de las culturas indígenas, monseñor Gerardo Zerdín, considera que la exhortación del Papa Francisco y todo el proceso sinodal es “un gran impulso” para la labor de la Iglesia Católica en la zona y asegura que “aunque algunos piensen que esto no va a funcionar, yo creo que sí”.
Por: Beatriz García (CAAAP) / Mónica Villanueva (CCJPA)
19:00|19 de febrero de 2020.- Cree y practica como pocos una palabra que, a la luz del Sínodo para la Amazonía y de la exhortación del Papa Francisco ‘Querida Amazonía’ está ahora en boca de todos. Hablamos de la denominada ‘inculturación’ que, si bien algunos como él la vienen defendiendo y tratando de ejercer desde hace décadas, ahora está mucho más presente entre una Iglesia Católica que busca nuevos caminos para acompañar a los pueblos amazónicos, y especialmente a los indígenas, con el cariño y dedicación de siempre pero con una sensibilidad y conciencia mayor hacia sus particularidades culturales y las problemáticas específicas que asfixian a la Casa Común y sus pueblos.
Monseñor Gerardo Zerdín, obispo del Vicariato Apostólico de San Ramón, es el más veterano de todos los obispos amazónicos del Perú. Veteranía que no solo se mide en años, sino también en experiencias misioneras y, por qué no decirlo, en lenguas indígenas aprendidas. Hasta seis idiomas amazónicos conoce con notable soltura, tanto en el aspecto oral como gramatical, principalmente el shipibo y el asháninka, pueblos con los que vive desde hace más de cuatro décadas. Fundamental, entonces, conocer su opinión tras la publicación el último 12 de febrero de la exhortación apostólica ‘Querida Amazonía’.
“La primera impresión es la agradable sorpresa de que el Papa habla de sueños que son, al fin y al cabo, visiones futuristas. La Misión siempre ha tenido esa visión, ese mirar adelante, ver qué cosa quiero lograr, cómo me gustaría ver el mundo y la Amazonía”, considera. Además, destaca, la edición del texto ha sido hábil porque “reduce esos pequeños enfrentamientos que, lamentablemente, hay también en la Iglesia”. Para monseñor Gerardo lo interesante, ahora que el Sínodo comienza a aterrizar en la Amazonía y sus pueblos, es atender al cómo se dialoga, a cómo se articula y se practica la sinodalidad.
Sobre ese aspecto de la sinodalidad reflexiona así: “No es democracia o simplemente una dimensión iglesia-comunión, lo que proyecta una imagen estática, de que estamos todos guardando la comunión o fraternidad universal. La sinodalidad implica caminar juntos, ese movimiento, ese dialogar juntos. A veces pensamos en los discípulos de Emaús, con los que Jesús se juntó para analizar la realidad y animarlos. Esa animación era el camino sinodal, es lo que hizo el Papa, animarnos a que volvamos a Jerusalén a pesar del cansancio y nos infunde nuevos bríos, y ya se ven resultados. Algunos tienen miedo a que eso no va a funcionar, pero yo creo que sí”.
Es optimista, bastante. Siente que los primeros resultados concretos, en su pequeña-gran parcela vicarial, ya empiezan a reflejarse. ¿Cómo? Con perfiles misioneros específicos que ya se han ofrecido para ir y estar donde nadie quiere. Cuenta que “ya tengo tres nuevas incorporaciones, incluso una congregación interesada en venir a apoyarnos”. Por eso el obispo de San Ramón cree que el Sínodo y sus réplicas son, ante todo, “un gran impulso” que, si bien no cubren todas las cuestiones porque “algunas necesitan todavía madurarse más al interior de la Iglesia”, es un impulso “muy positivo”.
La evangelización de los pueblos indígenas, a la luz de ‘Querida Amazonía’
Monseñor Zerdín, cuando tiene ocasión, hace un llamado a la reflexión sobre un término que está fuera de toda duda: la alianza. “Es cierto, y siempre lo decimos: somos aliados. Pero vamos a ver, ¿cuántos integrantes de las comunidades indígenas ya son parte de la Iglesia? Ellos y ellas ya han entrado, a su forma. No podemos decir ‘nosotros’ y ‘ellos’. Ellos son parte de la Iglesia y aquí hablamos todos los que no somos ellos”, cree con firmeza. Por eso pide mayor protagonismo de esos indígenas que ya son Iglesia: “Deberían hablar más y, nosotros, dialogar con ellos. Nos corresponde, a nosotros, la inculturación”. Incide una y otra vez en lo que siempre ha defendido: el aprendizaje y uso de las lenguas indígenas como elemento central de las culturas porque “cuidado, siempre imponemos el código del que es más poderoso, en este caso el castellano, cuando el diálogo debe ser realmente de igual a igual”.
‘Querida Amazonía’: ¿Revolución/renovación magisterial?
“La renovación debe ser una característica permanente. Va en paralelo con la conversión, pero sin pensar en conversión como ‘dejar el pecado y ahora vivir sin pecado’, o ir de una religión a otra. Conversión vista como etapas porque Jesús mismo se bautizó, a pesar de la opinión de Juan, porque Jesús mismo asume otra vida a la que le llama Dios, a predicar y a recorrer su camino de pasión y demás. La iglesia no puede estar asentada y organizada desde una visión faraónica. Que la Iglesia sea jerárquica no significa que sea piramidal, como dice el Papa, una pirámide sí, pero al revés. Donde el que tiene responsabilidad sirva a los demás. Además decimos, todos ustedes son hermanos, san Agustín ya lo dijo, no es novedad, solo hay que saberlo aplicar”, explica el obispo de San Ramón. La verdadera novedad, cree, está en el buscar la Ecología Integral, un paso tan intensivo que por eso hay cristianos que piensan que la Iglesia, de eso, “no tiene por qué hablar”. Opinión que no comparte ya que, “si bien debemos hablar de sacramentos, y de Jesucristo, por supuesto, la Iglesia está en muchas otras cosas”.
Por ejemplo en los rostros de quienes están ante nosotros. “Todas las conversiones eran en ese sentido cuando alguien descubre a Cristo en el ser humano, en su enfrente”, dice Zerdín. Y, como ejemplo claro de cómo debe ser esa conversión, bien vale seguir el ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta cuyo trabajo tuvo un rechazo inicial, pues muy pocos la comprendían, pero culminó con un entierro digno de un jefe de Estado. Un caso concreto que enlaza con una interesante reflexión final: “Los musulmanes y los hindúes tienen sentido de acogida como si fueran cristianos, a pesar de que su ideología o teología rechazaba esas cosas. Ellos han sido evangelizados por la Madre Teresa, lo cual no significa que se pasen a tu religión, sino llevar la luz de Cristo a todos los ámbitos incluso a aquellos para quienes la religión no es un camino”.