Díaz Mirabal al Papa Francisco: “Haga un llamado a la ONU, ya que los gobiernos no oyen a los pueblos indígenas”

Díaz Mirabal participó el último mes de octubre en el Sínodo de la Amazonía. Foto: Archivo

Díaz Mirabal participó el último mes de octubre en el Sínodo de la Amazonía. Foto: Archivo

Por: Luis Miguel Modino – Religión Digital

08:50|20 de mayo de 2020.- La Amazonía pasa por un momento en el que cada vez es más factible una tragedia humanitaria y ambiental, como este lunes, 18 de mayo, denunciaba en un comunicado la Red Eclesial Panamazónica – REPAM. Uno de los colectivos más amenazados son los pueblos originarios, que en la región se organizan dentro de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA.

Su coordinador general es Gregorio Díaz Mirabal, del pueblo curripaco de Venezuela, quien no esconde su cada día mayor preocupación, pues la cuenca amazónica es una región muy débil estructuralmente, donde “los pueblos indígenas siempre están en un tercer o cuarto plano, en salud, en educación, en la tecnología”. El COVID-19 puede traer consecuencias terribles, afirma Díaz Mirabal, que ve imprescindible un trabajo conjunto, con la REPAM y con otros aliados, llegando inclusive a pedir una intervención humanitaria de la ONU.

El esfuerzo que desde la COICA se está realizando es grande, como siempre han hecho, pues el coronavirus es una amenaza más que se junta a otras ya presentes. No es solo en las comunidades más distantes que los pueblos indígenas están sufriendo, también en los grandes centros urbanos sus derechos no son respetados, como sucede en Manaos, Leticia o Iquitos.

Si hay alguien a nivel mundial en que los pueblos indígenas confían es en el Papa Francisco, a quien el coordinador de COICA llama amigo, “la única persona que a ese nivel mundial nos ha oído”. Díaz Mirabal, que fue auditor del Sínodo para la Amazonía, reconoce la fuerza que el sínodo tuvo, “pero a la gente se le olvida rápido”, afirmando que “el mundo todavía se niega a entender de que para que la humanidad siga viviendo necesitamos respetar a la naturaleza”.

A partir de lo que usted conoce, ¿cuál es la realidad de los pueblos indígenas en relación a la pandemia de COVID-19?

Desde la COICA estamos cada vez más preocupados. Una vez que la Organización Mundial de la Salud hizo el llamado de atención, nosotros, como 15 días después, decretamos la emergencia, porque nosotros creíamos que América Latina, y sobre todo la cuenca amazónica, está muy débil estructuralmente, los gobiernos, de manera estructural, en lo político, en lo económico, en lo social, hay un retroceso en la democracia de la población latinoamericana en general.

En la cuenca amazónica, los pueblos indígenas siempre están en un tercer o cuarto plano, en salud, en educación, en la tecnología. Nosotros hicimos nuestro comunicado el 10 de abril, declarándonos en emergencia, ya que en ese momento estaba llegando a las ciudades el coronavirus. Al día de hoy, los números son muy, muy alarmantes, nos hemos declarado en emergencia permanente, estamos recibiendo mensajes de desesperación, sobretodo de la triple frontera de Brasil, Colombia y Perú, donde hay muchas comunidades.

Imagen tomada en el último Sínodo de la Amazonía, donde hubo participación de pueblos indígenas. Foto: Ghillerme Cavalli

Imagen tomada en el último Sínodo de la Amazonía, donde hubo participación de pueblos indígenas. Foto: Ghillerme Cavalli

Ahora sí creemos que esos tres millones de indígenas que habitamos los 9 países, estamos en un serio riesgo de desaparición física. Por la poca cantidad de población que somos, sería terrible esa situación, por lo que estamos buscando la unión con toda la gente que pueda ayudarnos, trabajando articuladamente con la REPAM y con otros aliados. Es impresionante ver cómo el gobierno, que tiene la capacidad de llegar a cualquier espacio, por vía fluvial, por vía aérea, no quiere, hasta hoy, reconocer. Solo han hecho decretos de emergencia, pero no quieren reconocer la corresponsabilidad desde la que podemos ayudar como organizaciones, y es lamentable.

Muchas organizaciones de la COICA están presionando para que se declare una emergencia sanitaria internacional, que entre una ayuda humanitaria de la ONU, porque ya los estados están colapsados, los hospitales colapsados y el contagio está yendo más rápido a través de los ríos.

En un comunicado que ha sacado la REPAM este último lunes, usted dice que se está ignorando a los pueblos indígenas de la Amazonía. Ya ha hablado sobre la ayuda internacional, pero ¿desde las organizaciones indígenas, inclusive desde la REPAM, qué es lo que se está llevando a cabo para al menos aminorar las graves consecuencias que se están produciendo?

En primer lugar, nosotros lo hemos llamado un protocolo de atención y prevención propio de los pueblos indígenas. Ese protocolo está ejecutado por la guardias comunitarias indígenas, que están activando la entrada y salida de las comunidades con mucha severidad, para avisar quien entra y quien sale, y no salen si no es necesario. En segundo lugar se ha pedido apoyo a organizaciones, la REPAM ha ayudado mucho a algunas comunidades con alimentos, medicamentos, prevención, pero las propias organizaciones también han solicitado apoyo de aliados, ONGs.

Todo lo poco que se pueda logar se está tratando de hacer, equipos de protección, mascarillas, medicamentos, porque en la Amazonía han salido las enfermedades de siempre, como el paludismo. Hay muchas enfermedades en la piel por la contaminación de los ríos, porque la minería ilegal no ha parado, el extractivismo no ha parado. Varias crisis que ya estaban se juntan ahora con el coronavirus, entonces cualquier medicamento que sirva para atacar la fiebre, el paludismo, las diarreas en los niños, causado por esta situación se está haciendo lo que se puede.

Pero realmente, para enfrentar una pandemia de este nivel, es muy poco. Enfrentar una pandemia del Covid, con la malaria, con el sarampión, con la minería ilegal, con la contaminación de los ríos, no es fácil que unas organizaciones pequeñas, locales, puedan enfrentarlo solas. Por eso hacemos ese llamado, para ver qué podemos hacer ya, porque escapa de nuestra capacidad de respuesta el impacto que está teniendo en estos momentos el coronavirus en las comunidades indígenas.

Solo vemos esa opción de que una fuerza de fuera de los países, como la ONU, pueda presionar para que entren médicos, no hay médicos en las comunidades, no hay medicamentos, no hay equipos de protección. Solo con la medicina tradicional no es posible, porque el problema es que la Amazonía hay demasiados mineros ilegales, la mayoría no son indígenas, y están trabajando normalmente. Esa es una forma de contagio que solo lo puede controlar el gobierno, con las fuerzas armadas. Hay sitios donde puede llegar el estado, o una organización internacional, por lo inaccesible de comunidades.

Mirabal es un líder indígena oriundo de Venezuela. Foto: Archivo

Mirabal es un líder indígena oriundo de Venezuela. Foto: Archivo

En Manaos, uno de los focos más graves, hay hospitales, pero no hay prioridad para los pueblos indígenas, igual es en el hospital de Leticia, Colombia, igual es en el hospital de cualquier capital amazónica, tenemos ese mismo problema. Hace poco llamaron de Iquitos, en Loreto, Perú, donde hay un hospital para cuatrocientos mil habitantes y alrededor hay 400 comunidades, setenta mil indígenas, y les dan prioridad a los no indígenas. No hay ningún hospital en millones de kilómetros, y la única forma es sacarlos a Lima, o otra capital, pero no hay capacidad. Los hermanos tirados en el hospital sin camas, sin medicamentos, sin médicos, algunos han muerto, otros han renunciado. Este panorama, no se necesita ser un científico o ser un sabio, para decir lo que va a pasar, si no se toman medidas.

Estamos celebrando la Semana Laudato Si´, conmemorando los 5 anos de la encíclica del Papa Francisco. ¿Podríamos decir que este documento ya fue un aviso, que claramente no se ha escuchado, sobre la situación que los pueblos indígenas están viviendo en la Amazonía?

Ante esta desesperación que estamos viviendo, yo le pediría una vez al Papa Francisco, sabemos que estamos trabajando, el compromiso con la REPAM, de las organizaciones indígenas, de los aliados. Pero no es igual que lo diga COICA, que lo diga la REPAM a que lo diga el Papa. Cuando el Papa da un mensaje, cuando publica un tweet, son millones de personas que lo atienden, en cuanto nosotros muchas veces hablamos y no nos oyen.

Entonces, yo le pediría, con mucho cariño y respeto, nuevamente al Papa Francisco, que haga un llamado a las Naciones Unidas, que haga un llamado, ya que los gobiernos no oyen a los pueblos indígenas, que haga un llamado a las Naciones Unidas, un llamado directamente a los presidentes para que actúen. Por ejemplo, en Perú hicieron un decreto, pero todavía está en el papel, nadie sabe cómo se va a implementar. En Colombia militarizaron la frontera, pero es generar más contagio, porque los militares sos foráneos, y al final no controlan la frontera, nunca lo han controlado.

Hacer un llamado al Papa para que el Pacto de Leticia, que se firmó el año pasado, y que se supone que cuando allí llegaron los presidentes deberían haber tenido en cuenta la situación de esa triple frontera. Si se hubieran tomado medidas a tiempo, el Pacto de Leticia podría estar ahora salvando a las comunidades indígenas, pero no lo está haciendo. Una vez más, nuestro amigo el Papa Francisco, que es la única persona que a ese nivel mundial nos ha oído, ojalá pueda dar una rueda de prensa específica para la cuenca amazónica.

No porque seamos especiales, no porque seamos imprescindibles para el planeta, pero somos culturas que podemos desaparecer, y todos saben que esos siete millones y medio de kilómetros cuadrados de bosque, de ríos, de selva, pueden desaparecer sin la presencia de los 400 pueblos indígenas que estamos allí. Somos 3 millones de personas, pero estamos conectados con la vida del planeta, con la vida de la cuenca amazónica.

¿Cuáles deberían ser las alternativas de futuro, qué es lo que el mundo debería aprender, en relación con el cuidado de la Amazonía y de los pueblos indígenas, de la pandemia que estamos viviendo?

Siento que el mundo no quiere aprender mucho, que el mundo todavía se niega a entender de que para que la humanidad siga viviendo necesitamos respetar a la naturaleza. Ese llamado del Sínodo para la Amazonía el año pasado tuvo mucha fuerza, pero a la gente se le olvida rápido. En este momento está en juego, no solo la vida de los pueblos indígenas, sino de un ecosistema mundial que es necesario para que el cambio climático no destruya la humanidad. Este ecosistema es necesario para que haya aire limpio en el planeta, para que haya también recursos naturales, no para la explotación o para el extractivismo, sino para la vida.

El mundo está ajeno a esta realidad, por ello yo decía de un nuevo llamado del Papa Francisco, pero más directo, a los responsables, para que entren médicos, medicamentos, alimentos, de fuera de los países, por supuesto con permiso de los países, y que entren directamente a las comunidades, con todas la prevención, que coordinen con los pueblos indígenas, sería importante. En este momento, estamos como las abejas, en peligro. Dicen los científicos que el ser vivo más importante del planeta son las abejas, y esta semana es el día mundial de la biodiversidad, pero esta celebración de este año, dicen que la biodiversidad está muriendo de manera impresionante por la irresponsabilidad del ser humano, y las abejas igual. Imagínate la situación en que estamos en esta pandemia.

¿Qué es lo que, como representante de los pueblos indígenas, le pediría a la Iglesia católica, a la humanidad?

He tenido la oportunidad la oportunidad de hablar con algunos miembros de la Iglesia católica que están en las comunidades. Ellos están igual que nosotros, dependiendo de lo que se pueda hacer desde fuera, porque ya desde dentro ya hay una crisis a nivel muy fuerte. La Iglesia, a nivel mundial, necesitamos sus oraciones, pero también necesitamos a las comunidades católicas del mundo que están en mejores condiciones que nosotros, que puedan ayudar, además de con sus oraciones, con ayuda humanitaria, hacer incidencia en sus países para que haya una ayuda humanitaria internacional, que todavía estamos a tiempo.

Si eso se traslada, que dicen que a finales de este mes y a principios del mes de junio va a ser peor, todavía hay tiempo de hacer algo. Solamente transmitir esa preocupación de nuestros líderes, de nuestras comunidades, de nuestros pueblos, que en estos momentos sienten que han sido abandonados. Esta alianza con la REPAM y con la comunidad católica mundial, en este momento, sobre todo los que están en Europa y Estados Unidos, necesitamos su apoyo, gracias.

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