Especialistas, líderes indígenas y artistas se reunieron en una jornada académica y cultural para reflexionar sobre el legado del Baguazo, la importancia de la consulta previa y los desafíos aún vigentes en la defensa de los pueblos amazónicos.
Lima, 9 de junio de 2025 – En un ambiente de memoria, análisis crítico y expresión cultural, se desarrolló este jueves 5 de junio la jornada conmemorativa “A 16 años del Baguazo: memoria, justicia y consulta previa”, organizada en la Pontificia Universidad Católica del Perú. La actividad reunió a especialistas, líderes indígenas, artistas amazónicos y estudiantes, en una propuesta académica y cultural que abordó el legado del Baguazo, sus causas estructurales y los desafíos que persisten en la defensa de los derechos colectivos de los pueblos amazónicos.
La programación combinó ponencias, lectura de testimonios y presentaciones culturales, permitiendo un espacio de diálogo intergeneracional y multidisciplinario en torno a uno de los episodios más dolorosos de la historia reciente del país. Las ponencias ofrecieron miradas complementarias sobre el significado político, jurídico y simbólico del 5 de junio de 2009, cuando una protesta amazónica en Bagua, motivada por la imposición de normas sin consulta previa, terminó en un violento enfrentamiento con más de 30 personas fallecidas.
Ismael Vega, magíster en antropología y director de la revista Amazonía Peruana, sostuvo que el Baguazo representó un quiebre en la forma en que la sociedad peruana y el Estado se relacionan con la Amazonía. “El Baguazo marca un punto de inflexión en la manera como miramos y entendemos a la Amazonía, ha contribuido a visibilizar cada vez más la importancia que tiene junto con la madre tierra”, afirmó durante su intervención.
Según Vega, el conflicto visibilizó una tensión profunda entre dos formas de entender el territorio: una basada en la vida, la reciprocidad y el cuidado; y otra guiada por la lógica extractivista y el crecimiento económico a cualquier costo. “Esta forma de entender a la Amazonía como un recurso para ser explotado es un imaginario que ha caracterizado al Estado y nuestro sentir como sociedad, y Bagua ayudó a comenzar a ver la Amazonía de esta manera. No para ser explotada, sino para cuidarla y respetarla”, añadió.
Asimismo, hizo hincapié en que los actuales debates sobre los derechos de la naturaleza tienen como punto de partida aquel episodio: “Todos los debates que se refieren a ver a la naturaleza como sujeto de derecho surgen a raíz de lo que pasó en Bagua”. En su análisis, la violencia del 5 de junio no fue un hecho aislado, sino una expresión de un modelo que sigue vigente. “Estamos en un sistema que le declaró la guerra a la vida. La vida se sustenta en los bosques, en el agua, en el aire, y todo esto está bajo una amenaza muy grande por un sistema que quiere crecer pasando por encima de todo”, concluyó.
Desde una mirada histórica y jurídica, Vladimir Pinto, abogado y especialista en derechos indígenas, recordó que la raíz del conflicto de Bagua debe entenderse en un contexto más amplio de colonialidad, racismo estructural y negación de la ciudadanía plena de los pueblos indígenas. “Lo amazónico se concibe por el Estado y la sociedad peruana como algo exótico y salvaje que hay que civilizar”, señaló, cuestionando una narrativa que persiste desde la colonia hasta hoy. Pinto explicó cómo los marcos legales han sido sistemáticamente ignorados o minimizados por el Estado, citando el Convenio 107 de la OIT como ejemplo. “El gobierno forma parte de ese convenio desde los 90’s, pero hace muy poco al respecto y no lo cumple”, indicó.
Al analizar el caso de los pueblos awajún y wampís, mencionó cómo la falta de consulta previa fue central en el conflicto. “El Baguazo pudo evitarse con menos soberbia y más respeto hacia un sector de la población que siempre ha sido invisibilizado”, afirmó.
Por su parte, Yohannaliz Vega, jefa del área de Pueblos Indígenas y Originarios en el Fondo de Promoción de las Áreas Naturales Protegidas del Perú (PROFONANPE), expuso una cronología sobre la implementación de la consulta previa en el país, contextualizando su surgimiento posterior al conflicto de Bagua. “Sin un conflicto tan doloroso como el de Bagua, no habríamos logrado tener una normativa como esta”, reflexionó, en referencia al Convenio 169 de la OIT, vigente en Perú desde 1995.
La especialista subrayó que el mecanismo de consulta previa puede ser exitoso si se aplica correctamente desde el inicio de los procesos administrativos y no como una formalidad tardía. Vega también hizo un llamado al diálogo intercultural real y al entendimiento desde la diferencia. “Es importante quedarnos en la mesa en conversaciones donde no se tengan las mismas ideas, para que exista un intercambio saludable y evitemos la polarización. Si los representantes del Estado hubieran practicado eso, tal vez se habría evitado un evento tan trágico como el Baguazo”, señaló.
El evento, organizado por el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) y el Área de Responsabilidad Social Universitaria del Equipo de Derecho Ambiental de la PUCP; culminó con una presentación artística amazónica y la lectura del testimonio de Teresita Antazú, lideresa indígena del pueblo yanesha, quien alza la voz por los derechos de las comunidades indígenas desde hace más de 30 años y hoy continúa esa lucha desde el Consejo Directivo de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), reforzando así el carácter simbólico y vivencial de la jornada.
A 16 años del Baguazo, la herida sigue abierta. El 5 de junio de 2009 no solo reveló la violencia estructural contra los pueblos indígenas amazónicos, sino también la urgencia de construir un Estado realmente intercultural, donde el respeto por el territorio, la consulta previa y la vida digna no sean demandas extraordinarias, sino derechos garantizados. La memoria de Bagua no debe ser un episodio aislado en la historia, sino un llamado permanente a repensar la justicia, el desarrollo y la relación del país con su Amazonía.