La selva y su gente
La Amazonía es un ecosistema de gran relevancia global debido a su riqueza cultural y a que concentra gran diversidad de recursos naturales, minerales, de petróleo y gas. Su extensión alcanza los 7 millones de km2, de manera que el agua que se genera de la cuenca amazónica representa alrededor de la quinta parte del agua de la escorrentía mundial. Además, sus bosques funcionan como absorbentes de carbono, generado por los gases de efecto invernadero.
La Amazonía reúne alrededor de 38 millones de habitantes, de los cuales el 60% se concentra en ciudades. Si bien la Amazonía provee de diversos servicios ecosistémicos a las poblaciones que la habitan y rodean, es frecuente que sus habitantes se posicionen en un nivel más alto de pobreza que los promedios nacionales.
Los países que comparten esta región son: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana, Suriname y Venezuela. Cada uno de ellos ha desplegado estrategias para conservar y desarrollar sosteniblemente esta área. Sin embargo, la ausencia de una visión a nivel regional y el predominio de la búsqueda de rentabilidad a corto plazo han generado la multiplicación de megaproyectos de infraestructura vial y energéticas, la agricultura de monocultivo, la ganadería tecnificada, extracción maderera a gran escala, entre otras actividades que se están desarrollando a un ritmo acelerado y poco sostenible en cada país.
De igual manera, el crecimiento económico regional, la globalización y la expansión de los mercados internacionales están provocando un proceso de degradación ambiental, generando sustantivos impactos en esta región y en la calidad de vida de las poblaciones que la habitan. Estos impactos se visibilizan en la cada vez mayor deforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación de los territorios, afectación de derechos de pueblos indígenas presentes, mayor incidencia de enfermedades en la población, agudización de conflictos sociales, cambios radicales en la economía local y el aumento en la vulnerabilidad climática.
En el caso de Perú, el segundo país después de Brasil, con mayor extensión de bosques amazónicos, el área amazónica cubre más de 70 millones de hectáreas. Cuenta con una población de 3´672,292, lo cual representa el 13.4% de la población nacional (Censo Nacional del Instituto Nacional de Estadística e Informática – INEI, 2007). De esta población, el 54% corresponde a población urbana y el 46% a población rural.
El Perú es un país en proceso de desarrollo y desde los últimos veinte años ha ido apostando por diversas inversiones públicas y privadas destinadas a la explotación de los recursos naturales, pero desde un modelo extractivista. Este se caracteriza por su rápido crecimiento, diversificación y agresividad, lo cual no corresponde con una planificación adecuada para un desarrollo sostenible de la Amazonía (donde se encuentran la mayoría de recursos nacionales) y sus habitantes.