El Perú es un país en crecimiento, que se acerca al desarrollo. O al menos esa es la idea que los gobernantes y políticos quieren vendernos. Y si bien puede ser cierto, en la medida que esto se contabilice en edificios y puntos en el PIB, la verdad es que no a todos los peruanos les está llegando ese crecimiento. Lamentablemente eso sucede con muchos grupos en condición de vulnerabilidad que ven no sólo como sus derechos civiles y económicos son aplastados, sino también olvidados. Uno de esos grupos son las comunidades que forman parte del resistente pueblo Wampis.
El Pueblo Wampis es uno de los 54 pueblos indígenas reconocidos oficialmente por el Ministerio de Cultura del Perú. Los Wampis, también conocidos como Huambisa, pertenecen a la familia etnolingüística Jibaro y tienen una población de 10,163 habitantes. En la comunidad nativa de Soledad, el día 29 de noviembre de 2015 se reunieron ochenta y cinco comunidades Wampis para declarar el primer Gobierno Territorial Autónomo Indígena (en adelante GTAI) del Perú. Un GTAI es una conformación propia de los Wampis que consiste en una forma de gobierno y de organización interna territorial adoptada en base a su derecho a la autonomía. No implica una secesión del Estado peruano (mas bien sus miembros se reconocen todavía como peruanos), pero la formación del GTAI implica la delimitación de un territorio fijo, el establecimiento de un sistema de gobierno y la demarcación de los derechos y deberes de quienes lo conforman.
La comunidad nativa de Soledad pertenece al distrito de Río Santiago, uno de los tres que conforman la provincia de Condorcanqui. Para llegar, hay que recorrer hora y media en avión desde Lima hasta la ciudad norteña de Chiclayo, luego viajar siete horas por bus hasta la ciudad de Bagua y finalmente, seis horas por auto hasta Santa María de Nieva, capital de Condorcanqui. Pero la distancia y rudeza del camino no ha disminuido mis ganas de buscarlos y trabajar de la mano. El área legal del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), viene trabajando hace más de cuarenta años con los pueblos de la Amazonía peruana. Nuestro trabajo se basa en la defensa de su territorio y su autonomía que les asegure su capacidad de determinar sus prioridades de desarrollo según sus costumbres y tradiciones.
Dentro de toda la Amazonía peruana, el pueblo Wampis es uno de los pueblos indígenas que más han luchado por sus derechos. No por nada, junto con los Awajún, pertenecen a una estirpe guerrera que ha participado incluso en conflictos armados (la Guerra del Cenepa, que antagonizaron Perú y Ecuador en los años noventa, contó con muchos combatientes, y fallecidos, pertenecientes a estos dos pueblos). Pero tal vez el punto más álgido de la lucha por la reivindicación de sus derechos fue el acontecimiento conocido como “Baguazo”, conflicto social generado en el segundo gobierno de Alan García y que dejó el triste saldo de 33 peruanos muertos.
El pueblo Wampis ha tomado la decisión de una vez por todas proteger su territorio y conformar un gobierno territorial autónomo, sin que esto implique dejar de ser peruanos. Como ellos mismos lo han establecido en su Estatuto, los hombres y mujeres Wampis son también ciudadanos peruanos. Pero a través del gobierno autónomo, también buscan curar las heridas aún abiertas en su territorio: derrames de petróleo, ingresos no autorizados, disputas económicas entre comunidades, irrupción de sus estilos de vida. Un ejemplo de esta lucha es la demanda de amparo sobre el lote petrolero 116 que desde el CAAAP venimos apoyando hace casi dos años. Esta demanda fue interpuesta el 2014 por 73 comunidades Awajun y Wampis contra el Ministerio de Energía y Minas por adjudicar el lote sin realizar la consulta previa necesaria.
Según la Ordenanza de creación del Gobierno Territorial Autónomo, el territorio integral de los Wampis presenta tres dimensiones: la primera dimensión es la espiritual, donde se encuentran los espíritus de los ancestros (Arutam), del agua (Tsugki), suelo y profundidades (Nugkui), el bosque (Shakai) y valores (Mikut); la segunda dimensión es el conjunto de recursos naturales que permite la subsistencia material del pueblo (suelo, flora, fauna, agua); y la tercera dimensión es el espacio donde se encuentran los hitos socio-culturales históricos que permiten la ubicación dentro del territorio (caminos, cerros, purmas, lugares de caza).
A nivel gubernamental, el GTAI Wampis está compuesto por su máxima autoridad el UUN IRUNTRAMU, un Gobierno Central, un Gobierno de Cuencas y un Gobierno Comunal. El UUN IRUNTRAMU es una gran asamblea conformada por 96 delegados que provienen de las comunidades que forman parte del GTAI y funciona a partir de sesiones ordinarias y extraordinarias, como una suerte de Parlamento; el Gobierno Ejecutivo Central es el órgano encargado del gobierno y Administración del GTAI en general, como una suerte de Poder Ejecutivo; el Gobierno de Cuenca es el encargado del gobierno y administración de cada cuenca, como una suerte de Gobiernos Regionales, y está conformado por la Asamblea de Cuenca y la constituyen los delegados acreditados de las comunidades de cada cuenca; y el Gobierno Comunal es el encargado del gobierno y administración de las comunidades que conforman el GTAI.
Con su estatuto y la ordenanza, el pueblo Wampis ha “reordenado” su territorio, estableciendo zonas restringidas, zonas de aprovechamiento, zonas ribereñas, zonas de pesca, etc. De esta forma, son los Wampis los que, ante la indefensión del Estado, han decidido establecer la defensa cerrada de su territorio. La intención de los Wampis al formar un GTAI es diseñar y supervisar políticas autónomas para su desarrollo y regular el uso y aprovechamiento sostenible de los recursos estratégicos de su territorio. Cada sector del GTAI velará por resolver la problemática de su circunspección y buscar financiamiento autónomo que financie su desarrollo. Así, el territorio Wampis es gobernado por su gran asamblea, el UUN IRUNTRAMU, conformado por sus propios ciudadanos y representado por el Pamuk, el jefe máximo del GTAI.
El experimentado dirigente Wampis, Wrays Perez, ha sido recientemente nombrado “Pamuk”. Wrays sabe que esta iniciativa Wampis es solo el comienzo: “Ahora iremos hasta el Congreso para que se nos reconozca nuestro territorio integral”, me dice. Wrays se ve decidido, como casi siempre se ha mostrado desde que lo conozco.
El pueblo Wampis tiene ahora muchas cosas en mente. A mediados de enero de 2016 será la tan esperada audiencia por la demanda sobre el lote 116. La lucha de los Wampis por defender su territorio es histórica, solo que ahora han dado un paso más allá y que seguramente probará la capacidad de reacción jurídica y política del a veces distraído gobierno peruano.
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Fuente: Dejustia