Jóvenes kichwas amazónicos y quechuas andinos ven necesario consolidar representación política e institucionalidad indígenas.
Por Cecilia Remon
El trayecto de casi dos días que tuvieron que realizar Sinarahua y otros 28 jóvenes indígenas amazónicos kichwas para participar en el Segundo Foro Nacional “El derecho a la participación de los pueblos indígenas: avances y desafíos en espacios electorales e instituciones públicas”, realizado en Urubamba el 29 y 30 de abril es ejemplo de la desconexión existente entre la costa, sierra y selva del Perú. Además de los jóvenes kichwas, asistieron 30 jóvenes quechuas de la región Cusco. Andrés Sinarahua Sangama tuvo que caminar una hora desde su comunidad en la nororiental provincia de Lamas para llegar a la carretera que lo conduciría a Tarapoto, capital de la región San Martín, para abordar un avión que lo llevaría a Lima y de allí tomar otro vuelo que lo conduciría a Cusco, ciudad donde un bus lo trasladaría a Urubamba, a hora y media de la ciudad andina.
En la inauguración del evento —realizado en el contexto del proceso de elecciones generales que se vive en el país— , los jóvenes indígenas andinos y amazónicos llevaban con orgullo sus vestimentas típicas. Sus representantes hicieron las presentaciones en sus lenguas, pero uno de los kichwas admitió a Noticias Aliadas que era difícil entender el quechua cusqueño.
“Tenemos palabras en común”, dijo, “pero es difícil entender. Con los kichwas de Ecuador si nos entendemos bien”.
El segundo foro se llevó a cabo en el marco del proyecto “Promoción de la participación y representación indígena en los procesos políticos de América Latina (PARTICIPA)”, cuyo objetivo es “fortalecer las capacidades de los pueblos indígenas para que puedan incidir en políticas públicas”, según indicó Angélica Huamaní, de la Comisión Andina de Juristas y coordinadora del proyecto en el Perú.
“Para cumplir con este objetivo se está trabajando en cinco países con al menos dos comunidades indígenas en cada uno: Bolivia (T’simane y Aymara), Chile (Mapuche Lafkenche y Mapuche Pewenche), Guatemala (Maya Quiché, Maya Kaqchikel y Maya Tzutuhile), México (Mixe, Zapoteco y Maya) y Perú (Quechua y Kichwa), fortaleciendo sus capacidades y promoviendo su empoderamiento para que incidan en sus espacios de gobierno así como en la elaboración de sus planes de desarrollo junto a los tomadores de decisión respectivos”, explicó Huamaní.
Los cinco temas que aborda el proyecto incluyen sistemas legales, políticas públicas, tierra y territorio, identidad indígena y conceptos de desarrollo.
Sentido de pertenencia
Uno de los aspectos en que los representantes kichwas y quechuas insistieron fue en la necesidad de fortalecer la identidad indígena, así como la representación política y la institucionalidad indígena.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 25% de los 30 millones de habitantes que tiene el Perú son indígenas y es el tercer país con mayor población indígena detrás de Bolivia y Guatemala. Sin embargo, los asistentes coincidieron en señalar que ese número puede ser mayor.
Bruce Barnaby, del Grupo de Trabajo de Políticas Indígenas (GTPI) del Ministerio de Cultura, precisó que uno de los ejes del GTPI es “garantizar el ejercicio del derecho a la identidad, la cultura, y los derechos lingüísticos y promover la erradicación de todas las formas de discriminación”.
Sin embargo, la identidad indígena va más allá del idioma, territorio, costumbres, tradiciones, vestimenta o una fisonomía común. Tiene que ver con el sentido de pertenencia a una cultura autóctona que abarca todo lo anterior, coincidieron los asistentes.
Para Melania Canales, vicepresidenta de la Organización de Mujeres Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP), “muchas de las personas que se dicen indígenas no lo son. Tienen la cara, pero no el corazón”.
En términos políticos, señaló Canales, “la mayoría de los representantes indígenas elegidos por lo general no son indígenas ni llevan una agenda indígena. Además, la representación política indígena ha sido ‘folklorizada’. Poco falta para que pongan a los indígenas en los museos. No hay cuotas para la participación política de las mujeres indígenas, es casi nula su participación en espacios de representatividad. A las mujeres las colocan en los últimos lugares [de las candidaturas], sin posibilidad que sean elegidas y cuando son elegidas, no pueden levantar su voz”.
Ejemplo de lo mencionado por Canales es la reciente elección parlamentaria, llevada a cabo en la primera vuelta electoral del 10 de abril. De los 130 congresistas, sólo fue elegida una indígena: Tania Pariona, quechua de Ayacucho, por el izquierdista Frente Amplio.
Según mencionó Pariona a Noticias Aliadas, “ninguno de los congresistas electos en regiones mayoritariamente indígenas, como Cusco, Puno, Apurímac, los departamentos de la Amazonia, son indígenas. Algunos hasta llevan apellidos indígenas pero no se asumen como tales.”
Agenda indígena
Enith Pinedo, coordinadora del Programa Mujer e Inclusión Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones, indicó que “en el Perú no se han elegido representantes de acuerdo con sus costumbres”.
A diferencia de Ecuador, donde existe un movimiento indígena fuerte, en el Perú no existen partidos étnicos o indígenas que incluyan las demandas de esos pueblos.
“La legislación establece cuotas para hacer accesible la representación de género, de comunidades nativas [amazónicas] y pueblos originarios [andinos]”, manifestó Pinedo, pero en la práctica no se cumple.
Canales sostuvo que “la cuota es sólo para cumplir requisitos”. Por ello es necesario construir un movimiento nacional indígena andino-amazónico con una agenda netamente indígena.
Entre las recomendaciones recogidas al término del evento se incluyen la construcción de un movimiento indígena nacional democrático que represente los intereses de los pueblos indígenas, poner en la agenda pública el tema de la territorialidad inalienable, inembargable, imprescriptible e indivisible; la delimitación, demarcación, titulación y registro de tierras; y los derechos de mujeres, niños, niñas y personas indígenas con discapacidad.
Como desafíos se mencionaron la coordinación intercultural de la justicia, la aplicación de la consulta previa, las remediaciones ambientales y compensaciones por daños y contaminación, el fortalecimiento de la institucionalidad indígena, y el uso de idiomas indígenas en servicios públicos, entre otros.
“Debemos trabajar fuerte en la autoidentificación indígena”, dijo Canales. “Queremos ser escuchados, tomados en cuenta”.
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Fuente: Noticias Aliadas