La increíble historia detrás la película ‘Icaros: Una visión’

La preocupación llegó al punto de que tuvieron que llamar unos chamanes para calmar la angustia del equipo de producción.

 Abou Farman (izq) y Matteo Norzi. Foto: Guillermo Torres

Abou Farman (izq) y Matteo Norzi. Foto: Guillermo Torres

En el Amazonas peruano, donde vive el pueblo indígena Shipibo, se desarrolló la cinta Icaros: Una visión, una historia que para directora Leonor Caraballo, quien padecía cáncer, fue una forma de acercarse a lo que sería la vida después de la muerte. La protagonista de la historia viaja a Perú en busca de un milagro para curar su enfermedad.

Semana.com habló con Matteo Norzi, codirector, y con Abou Farman, productor y expareja de la directora, sobre la película que explora los confines de los vivos y los muertos a través del viaje chamánico con la planta ayahuasca.

La película se estrenó el pasado viernes en el marco de la segunda edición del Festival Independiente de Cine de Bogotá, Indiebo, que se realiza del 14 al 24 de julio.

Trailer del video

Semana.com: ¿Qué secretos de la vida y de la muerte aprendieron de la comunidad Shipibo de Perú?

Matteo Norzi (M.N.): Hay que disfrutar el proceso de la vida. No mirar atrás porque no
hay modo de devolver el pasado, y estar abierto a conocer el mundo sin prejuicios.

Abou Farman (A.F.): La vida es una travesía que nos lleva por múltiples transformaciones. La muerte es una de ellas. Es importante reconocer que lo que nos rodea nos cambia; la cultura, las personas, las plantas la tierra, y nosotros también cambiamos a otros.

Semana.com: ¿Cuál es la importancia de la ayahuasca?

M.N.: Es mucho más de lo que diré. La ayahuasca es impresionante porque permite explorar tu propia conciencia. Puedes ver los recuerdos de una persona y encontrar respuestas. Dicen que es como una universidad; es un instrumento para bajar información desde otra dimensión. Es también una herramienta para diagnosticar, para ver las energías de las diferentes partes del cuerpo. Junto con los Icaros (cantos) te llevan a conocer parte de tu personalidad.

A.F.: Es maravilloso que ya esté establecida como una forma alternativa para tratar las adicciones, problemas de digestión y problemas psicológicos. Hay muchas investigaciones sobre el tema. Tomar la bebida a base de ayahuasca puede dar como resultado una realidad diferente… Sería interesante darles ayahuasca a los políticos antes de que tomen sus decisiones (risas).

Semana.com: ¿Por qué es importante rescatar el conocimiento indígena?

M.N.: Más que rescatar es darle voz. Los mejores chamanes están experimentando con muchas otras plantas y están acumulando un conocimiento impresionante. Sería interesante que haya una colaboración entre científicos, antropólogos y chamanes en diferentes campos.

Semana.com: ¿Qué significó esta película para Leonor Caraballo?

A.F.: Leonor fue mi pareja de vida y de trabajo por 15 años. El proceso de su enfermedad, de su cáncer, también se ve reflejado en la película. Ella tenía una fuerza que nunca paró y un coraje impresionante para seguir. En vez de que nosotros le diéramos coraje, era ella quien alentaba a todos.

Cuando supimos que tenía cáncer avanzado, sólo había dos opciones: parar o continuar. Ella dijo: “No quiero esperar quieta la muerte. Quiero que me encuentre trabajando”, y eso hace parte de vivir como artista, así que seguimos.

Semana.com: ¿Cómo establecieron una relación con las personas de la comunidad?

M.N.: Gracias a la intuición de nuestra amiga Leonor Caraballo fuimos capaces de establecer una relación con los Shipibo. Ella colaboró con ellos como artista desde el primer minuto que los conoció y eso hizo todo más fácil.

Semana.com: ¿Qué tal el proceso de trabajar con actores naturales y actores profesionales al mismo tiempo?

M.N.: Teníamos mucho miedo del trabajo de los actores naturales y mucha confianza con los actores profesionales. Pero con los primeros todo fue muy fácil, el problema fue con los profesionales. Ellos tenían miedo de la selva, de los animales, del yagé. Fue difícil para ellos intentar utilizar sus propios miedos para la construcción de personajes.

Semana.com: ¿Qué tal llevar toda la producción al lugar?

A.F.: La comunidad Shipibo se distribuye en las riberas del río Ucayali. Las únicas formas de llegar a uno de los lugares, Iquitos, es por avión o por el río. El equipaje pesado tenía que ir por río. Si todo va bien, se demora una semana, pero tardó dos. Nos enteramos de que una banda de narcotraficantes quería usar nuestra embarcación para transportar droga. Tuvimos que esperar para poder recibir nuestros equipos. Improvisamos y grabamos sin trípode y sin luces. El lugar también era un reto porque el equipo de producción tenía mucho miedo a las tarántulas, a los murciélagos, a las infecciones, a las bacterias. Los chamanes tuvieron que trabajar con el equipo de producción para tranquilizarlos, para que pudieran superar sus miedos.

Semana.com: ¿Cómo fue el proceso del rodaje y cómo intervino la planta ayahuasca en este?

M.N.: El plan de rodaje fue construido alrededor de dos ceremonias en Luna llena. Después de dos semanas de grabación todos estaban cansados y no había energía. Entonces paramos y nos tomamos un día para compartir con la comunidad y para que aquellos que quisieran tomar ayahuasca tuvieran el espacio. Sentimos que hubo una mejor energía desde ese instante.

Semana.com: Hay un documental que se llama Icaros de la directora argentina Georgina Borreiro, ¿Cuáles son las diferencias con esta cinta?

M.N.: Son trabajos muy diferentes. Reinventamos el imaginario psicodélico, que es igual desde los años 1960. Tratamos de representar cómo es la visión cuando tomas ayahuasca. Esta planta es como la televisión. Nuestra producción es más fantasiosa. El trabajo de Georgina es un retrato detallado de la comunidad, lo de nosotros es más ficción.

Semana.com: ¿Inventaron algo que no fuera como es en la vida real de la comunidad?

A.F.: La película está ambientada en un centro chamánico donde los líderes se reinventan para recibir a los turistas. No es su propia comunidad. Es un lugar de la contemporaneidad.

Semana.com: ¿Qué quieren ver de Indiebo?

M.N.: Yo quiero ver Indiebox, que permite experimentar la realidad virtual. Me parece que hay una fuerte similitud entre la realidad virtual y el chamanismo. Además, me gustaría utilizar esta tecnología en mi trabajo.

A.F.: Hay una película colombiana que quiero ver que se llama Inmortal. Quiero verla por el nombre.

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Fuente: Semana.com

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Soy Danitza Cenepo Tapullima, lideresa kichwa de la Comunidad Nativa Ishkay Urmanayuk Tununtunumba, ubicada en la región San Martín, y parte de la red de mujeres indígenas. Como base de CODEPISAM (Coordinadora de Desarrollo y Defensa de los Pueblos Indígenas de la región San Martín), trabajamos por la defensa de los derechos de los pueblos Kichwa, Shawi y Awajún, que integran nuestras ocho federaciones y 128 comunidades nativas. 

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