-Observatorio abrirá espacios para dar a conocer demandas urgentes de las comunidades nativas desde una mirada integral.
21:30|13 de junio de 2018.- Una nueva herramienta para monitorear los conflictos socioambientales y el cambio climático se ha puesto en marcha para la Selva Central. Se trata del Observatorio de conflictos, contaminación ambiental y cambio climático, el cual se presentó el viernes último en la ciudad de Satipo.
Participaron en el acto las organizaciones que forman parte del observatorio como son la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP), la Unidad de Postgrado de dicha casa de estudios, la Municipalidad Provincial de Satipo, a través de su Gerencia de Pueblos Indígenas (GDPI), y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Estuvieron además, líderes y lideresas de diversas comunidades al igual que representantes de la Organización de Comunidades Asháninkas de Río Negro (OCAR), la Federación de Comunidades Nativas Campas Asháninkas (FECONACA), la Federación de Comunidades Nativas del Bajo Perené (FECONABAP) y el Consejo de Comunidades Asháninkas del valle de Maranquiari Distrito de Satipo (CONAVANSAT).
Según explicó Jimmy Mendoza, antropólogo y coordinador del CAAAP en Selva Central, el observatorio «busca hacer un análisis de los conflictos socioambientales, la contaminación ambiental y el cambio climático desde una perspectiva intercultural y multidisciplinaria.»
Esto quiere decir -dijo Mendoza- que «los trabajos que se desarrollen en relación a dichos temas necesariamente estarán integrados a lo cultural, lo técnico y lo político, para desarrollar conjuntamente con los demás actores presentes en la región incidencia en la implementación de políticas ambientales bajo esa perspectiva. Creemos que así se logrará efectivizar y empoderar una gobernanza ambiental plena».
Este enfoque fue reconocido por el director de la Unidad de Posgrado de la UNCP, Dr. Magno Coronel Orozco. «Hasta hoy en día no podemos intervenir en espacios con contenidos cosmogónicos, interpretativos y simbólicos [propios de los pueblos indígenas] si no lo entendemos, si no estamos sensibilizados con aquello», manifestó.
Añadió así que su aporte al trabajo se verá a la hora de procesar la información cualitativa de las diversas investigaciones «para hallar un punto medio donde los pueblos indígenas sean los principales beneficiados», a través de recomendaciones hechas al gobierno sea local, regional o central para un adecuado desarrollo sostenible.
El trabajo previo
El Observatorio nace como resultado de varios talleres realizados con comunidades nativas de los distritos de Satipo y Río Negro, en los que se brindó herramientas para el manejo y la transformación de dichos conflictos, en su mayoría, sociales y socioambinetales.
Este acercamiento con las comunidades también permitió que se elaborara un primer mapeo de los conflictos más frecuentes en cada zona. Se tuvo en cuenta para el caso de Río Negro un total de doce comunidades y para Satipo un total de diez.
Se tiene así que los conflictos sociales más recurrentes están vinculados a la instalación de postas de salud, falta de profesores e infraestructura de educación, e invasión del territorio; para el caso de los conflictos socioambientales estos son más frecuentes por la deforestación, la quema de bosques, el arrojo de basura, la sobre explotación de la tierra por monocultivos, entre otros.
Según Yoni García, de la GDPI de la Municipalidad Provincial de Satipo, es importante hacer el análisis de los suelos y el agua para el caso de la contaminación. De otro lado, dijo que espera que el observatorio permita visibilizar más la problemática de cada zona y cuantificar quiénes son los más afectados.
Cambio climático
Las formas de cómo hacerle frente al cambio climático es algo que también va a ser monitoreado por el observatorio.
De acuerdo a Flavia Napoletano, bióloga ambientalista y colaboradora del CAAAP, en el caso de las comunidades nativas con las que se trabajó el tema, en total cuatro comunidades asháninkas (Quimishiripango, Santa Rosa de Panaquiari, Santa Elena y Santavancori), estas no cuentan con mecanismos eficientes de largo plazo para adaptarse y superar el cambio climático.
«Por eso es importante que se le haga frente con educación medioambiental, sensibilización y no solo rescate. Además se debe reivindicar el uso de conocimientos y sistemas ancestrales que ayudan a mitigar y adaptarse al cambio climático».
Según contó Verónica García, de la comunidad nativa Santavankori del distrito de Río Tambo (Satipo), las fuertes lluvias han afectado más de una hectárea de su yucal y de su platanal por lo que ya no tienen alimentos que vender para obtener ingresos.
Antes, cuenta García, cuando pasaba algo similar las familias hacían «amitakotantsi», que es la ayuda recíproca solidaria entre asháninkas. Según Jimmy Mendoza, este sistema, acorde al sentido del Kametsa Asaike (Buen vivir) de dicho pueblo, adquiere relevancia en tiempos de cambio climático.
Por su parte, Maribel Shoñori, de la comunidad nativa de Quimishiripango, del distrito de Pichanaki (provincia de Chanchamayo), valoró sus siembras de plantas ancestrales como la pituca, la maona, que resisten las inclemencias del tiempo y que hoy por hoy cultiva y rescata para comer, pero que espera en un futuro la gente empiece a consumir para poder vender.
En otro momento, Napoletano advirtió también de la importancia de diferenciar los impactos del cambio climático de los impactos causados por el cambio de uso de la tierra.
Cabe señalar que las investigaciones mencionadas serán difundidas en brebe a través de esta misma web. Agradecemos por la información para esta nota a Jimmy Mendoza, del CAAAP Selva Central.