Problemáticas similares requieren respuestas conjuntas. Alzar una misma voz ante la destrucción de la Casa Común. El arzobispo de Kinshasa (República Democrática del Congo), monseñor Fridolin Ambongo, lo tiene claro: “Nadie puede decir que no tiene nada que ver con esto, cada uno tiene su parte de responsabilidad porque la inacción también representa colaboración para fomentar los peligros para nuestra selva ecuatorial”.
Por Beatriz García – CAAAP
Roma, 22 de octubre de 2019. Primero hay que preguntarse, ¿qué es y dónde queda la Cuenca del Congo? Basta una rápida consulta cibernética para aterrizar en el mapa y situarnos en África Central. Allí está la segunda selva más grande del mundo, después del Amazonas, bañada por el río Congo y todos sus afluentes y atravesando nueve países: República Democrática del Congo, República del Congo, Angola, Burundi, Camerún, República Centroafricana, Ruanda, Tanzania y Zambia.
Mientras semanas atrás la Amazonía ardía, el Congo también ardía. Y es que el mundo también debe prestar atención al grito de este ‘otro pulmón’ que en Roma está muy presente a través de una figura de relevancia, el arzobispo de Kinshasa, monseñor Fridolin Ambongo, quien fue ordenado cardenal justo un día antes del inicio del Sínodo de la Amazonía. Una amplia delegación llegada desde su país le acompañó y visibilizó con coloridos trajes y los cantos y alegría tan característica de la población africana.
Destrucción por la explotación desenfrenada e irresponsable y temor de las poblaciones locales por las afectaciones que esto produce son situaciones similares en una y otra selva. “Nuestra situación es muy similar a la de la Amazonía, por eso debemos reforzar sinergias”, inició durante la última rueda de prensa en la Sala Stampa del Vaticano. Y habló de una palabra clave: responsabilidad. “Hay que subrayar la noción de responsabilidad, mientras se está quemando nuestra Casa Común. Nadie puede decir que no tiene nada que ver. Cada uno tiene su parte de responsabilidad, y la inacción representa una colaboración a fomentar estos peligros”, aseveró el cardenal africano.
Sin embargo, sí centró la atención sobre quienes, para él, son más responsables que otros: los gobernantes y las empresas. Mencionó, en concreto, a China y Canadá como los países que más presencia extractiva tienen en la Cuenca del Congo. “Muchas de nuestras riquezas naturales acaban en China, las compañías se llevan todas nuestras riquezas”, denunció.
Una mención a países concretos porque, como ya con cargos de años atrás, la iglesia centroafricana sí ha tratado de fijar los ojos en aquellos países de donde provienen, en primera instancia, las empresas que tanto daño causan a la naturaleza y las poblaciones que en ella habitan con el único fin del dinero. “Hemos trabajado con Estados Unidos y el presidente Obama en temas de incidencia, en un momento donde había muchísima violencia y se logró intervenir y reducir en cierta manera”, detalló luego de comentar que dentro del paraguas de la violencia no hay que olvidar temas tan graves como el tráfico de armas. También, aunque con menos éxito, se trató de incidir ante el gobierno de Alemania.
Del Congo a la Amazonía: experiencias de inculturación
Desde una realidad que parece tan lejana, en representación de la iglesia centroafricana, el cardenal Ambongo aseguró que son varias las experiencias concretas de terreno que ha podido compartir durante el Sínodo para apoyar en la búsqueda de nuevos caminos a la Iglesia Amazónica. Quizás el más importante sea el de la inculturación: “La iglesia llegó a Congo con los colonizadores. Es decir, se vivió como algo que venía de afuera. Nosotros no teníamos suficientes sacerdotes para abarcar todo el territorio, así como ocurre con la región amazónica, así que se decidió proceder con la inculturación. Dejar a los pueblos autóctonos que vivan su religión cristiana católica manteniendo sus tradiciones y costumbres. Es lo que hoy día llamamos el rito de Zaire. Ahora mismo todo el mundo acude a nuestras celebraciones justamente porque cuidamos estos aspectos”.
Y de nuevo toca abrir internet. Tecleamos ‘Rito del Zaire’ y ahí tenemos la respuesta en imágenes.