¿Dónde quedan los pueblos amazónicos en esta coyuntura pandémica?

Foto: Àngela Vilca

Foto: Àngela Vilca

Por Ángela Vilca

14:00|15 de marzo de 2020.- Estos días ha sido inevitable no hablar del COVID-19, llamado coronavirus, un patógeno que causa infecciones respiratorias que va desde un resfriado a infecciones más complejas. Hasta el momento hay alrededor de 127.000 casos de contagios en 116 países. Este virus tiene mayor probabilidad de contagio que el H1N1, sin embargo, su tasa de mortalidad es relativamente baja pero mortal para las personas con baja inmunidad.

Hablar del coronavirus, es hablar sobre la salud pública. Por un lado, tenemos a países industriales y del primer mundo que tienen a su disposición minuciosos protocolos y eficaces recursos médicos para controlar el virus y evitar su expansión. Por el otro, estamos los que vivimos en el tercer mundo, en esos Estados con graves deficiencias de larga data en su sistema médico. Tenemos al gobierno peruano que oscila entre la ineficacia y la poca voluntad política para mejorarla.

A medida que avizoramos a las posibles poblaciones afectadas por este virus la preocupación se hace más latente, ya que, como sabemos, los factores de riesgo para las diversas poblaciones implican determinantes socioeconómicos, biológicos, ambientales, culturales, conductuales, etc. Es así, que nos preguntamos: ¿dónde quedan los pueblos amazónicos en esta coyuntura pandémica?

Ha pasado más de un mes que el gobierno peruano, a través del Ministerio de Salud, aprobó el Plan Nacional de Preparación y Respuesta frente al riesgo de introducción del Coronavirus, y este plan no ha tomado acciones para la difusión de material informativo en lenguas originarias en donde prevalecen 51 lenguas amazónicas. Esto es un hecho grave, debido a que dicha inactividad puede ser una respuesta infame ante la contingencia de un peligro inminente en la salud de la población amazónica.

Esto no nos debería sorprender, la historia de la epidemiología en la Amazonía está plagada de escenarios de violencia, racismo y desigualdad desde el siglo XVI hasta la actualidad con la desidia estatal, nada ajeno al sistema médico. Los pueblos amazónicos han resistido históricamente ante la aparición enfermedades endémicas como la fiebre amarilla, dengue y hepatitis B y C; y, enfermedades transmitidas por el hombre blanco de forma aerógena, como por ejemplo: la viruela, sarampión, gripe y rubeola que se dispersaron durante los escenarios de colonización y extracción de recursos. Muchas de estas enfermedades se dispersaron en los viajes de expedición por los ríos amazónicos. Asimismo, estas enfermedades se exacerbaron por las precarias condiciones de trabajo (esclavitud), el hambre y prácticas impuestos a los pueblos originarios, de esta forma, se diezmaron a miles de indígenas amazónicos.

La historia de la Amazonía demuestra que, cuando los pueblos sufren enfermedades nunca antes conocidas, las consecuencias pueden ser catastróficas en donde poblaciones enteras pueden ser aniquiladas. Sumado a estas viejas y actuales enfermedades, como el dengue, se sumaría el coronavirus. En este escenario es urgente que el sistema de salud peruano deba, no solo asumir acciones de prevención, sino también, mejorar las condiciones actuales de la infraestructura médica y protocolos de atención ante una eventual propagación del virus en la Amazonía en donde ya se encuentra aplacada por el dengue (más mortal que el coronavirus) que ha cobrado víctimas en todo el país.

Muchas de las dinámicas de las comunidades nativas no se encuentran exentas de una posible llegada del virus. Actualmente, las comunidades, organizaciones indígenas y población colona que viven en comunidades se encuentran vinculados a los espacios urbanos a nivel local, regional e internacional. Esto es resultado de los permanentes y dinámicos procesos de urbanización donde las comunidades están en constante movimiento a nivel de diversas actividades socioeconómicas. Por lo que no deberíamos desestimar la posibilidad de un imprevisto contagio en alguna cuenca amazónica del país. Entonces, también deberíamos preguntarnos: ¿qué ocurriría si un comunero enferma de coronavirus y propaga el virus en su comunidad?

Si un patógeno extraño llega a una comunidad nativa, si una de esas personas se enferma, ésta recibirá los cuidados de sus familiares, que, a su vez, éstos se contagiarán y la infección se propagará con rapidez en la comunidad. En este caso, los grupos más vulnerables como ancianos y niños correrían gran peligro. En ese sentido, vemos que la gravedad de una suposición abre aristas con la que ya estamos familiarizados:

En primer lugar, la atención médica de los pueblos amazónicos frente al virus podría ser más compleja de lo que pensamos debido a que la ubicación de comunidades es remota, sumado a esto, las condiciones médicas ya existentes de la realidad amazónica, desde ya son alarmantes. Según el resultado definitivo de las comunidades nativas y campesinas del último censo del 2017, el 67%, de las 2 mil 703 comunidades nativas censadas, no tiene un establecimiento de salud. De las 865 comunidades que cuentan con establecimiento de salud, solo el 1.7% cuenta con centros de internamiento, es decir, solo 15 centros. Además, tengamos en cuenta que solo laboran 199 médicos en toda la amazonia tanto para la población indígena y colona (y, habría que preguntarnos si estos médicos están capacitados para situaciones como el coronavirus).

Como segundo punto, el virus no genera altas tasas de mortalidad, pero es fundamental el tratamiento médico para evitar posibles muertes. De cierta manera, la población amazónica se encuentra proclive a situaciones de mortandad que se expresaría con mayor agresividad en la población infantil. Actualmente, el 18% de niños y niñas de la amazonia están en calidad de desnutrición crónica, sin contar a la población adulto mayor lo que los haría propensos a un escenario inminente.

Como punto final, también sería necesario tener en cuenta la interpretación de la salud y la comprensión de enfermedades en las comunidades. La complejidad se hace más alarmante ya que el coronavirus en algunos organismos es asintomático, ¿qué acciones tomarán en cuenta las instancias de salud regional y local? Esto expresa grandes retos para el sistema médico intercultural inclusive para enfermedades predominantes en la amazonia como el dengue, el VIH, etc.

La cuestión mediática del sistema de salud a nivel mundial ha abierto una caja de Pandora para los países del tercer mundo y sus posibles acciones para las diversas poblaciones que habitan el territorio. En este sentido, el coronavirus debe ser asumido como un problema geopolítico, teniendo en cuenta que un escenario de carácter mundial también tiene implicancias en la vida local.  Nuestro gobierno debería contemplar las condiciones de cuidado y atención médica teniendo en cuenta las condiciones culturales, económicas y sociales de las comunidades indígenas, como las amazónicas. Esta tarea no es una cuestión unilateral, sino serán primordiales las articulaciones con las diversas organizaciones y federaciones indígenas en todas las instancias.

Lamentablemente, no sabemos dónde, cuándo y a quiénes este virus atacará, pero tenemos la certeza de los gobiernos tienen la obligación de garantizar una atención médica de calidad para todos y todas ya sea para el control del coronavirus y otras enfermedades que existen en la amazonia y las que están por venir.

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Bibliografía:

Instituto Nacional de Estadística e Informática. (2018). Resultados Definitivos del III Censo de Comunidades Nativas 2017. Lima: INEI.

(2019) Encuesta Demográfica y de Salud Familiar. Lima: INEI.

Ribeiro, Darcy. (1973). Fronteras Indígenas de la Civilización. México: Siglo Veintiuno Editores S.A.

Sotomayor, Hugo. (2001). Un Bosquejo de la Historia Epidemiológica de la Amazonía Colombiana. Bogotá: Conferencia en la Academia Nacional de Medicina de Colombia.

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