Por Danitza Cenepo Tapullima, lideresa kichwa de la Comunidad Nativa Ishkay Urmanayuk Tununtunumba, base de CODEPISAM
17:00 | 27 de noviembre, 2024.- Soy Danitza Cenepo Tapullima, lideresa kichwa de la Comunidad Nativa Ishkay Urmanayuk Tununtunumba, ubicada en la región San Martín, y parte de la red de mujeres indígenas. Como base de CODEPISAM (Coordinadora de Desarrollo y Defensa de los Pueblos Indígenas de la región San Martín), trabajamos por la defensa de los derechos de los pueblos Kichwa, Shawi y Awajún, que integran nuestras ocho federaciones y 128 comunidades nativas.
Desde mi comunidad y nuestras organizaciones, hemos asumido el compromiso de cuidar y proteger nuestro territorio ancestral, un espacio que no solo nos pertenece, sino que guarda la memoria y el legado de nuestros ancestros. Este compromiso incluye un trabajo conjunto entre hombres y mujeres, fortaleciendo nuestra unidad para ejercer nuestros derechos y conservar nuestros territorios.
Gracias al apoyo de aliados, hemos impulsado talleres y encuentros donde las mujeres indígenas aprendemos sobre nuestros derechos individuales y colectivos, identificamos las violencias que enfrentamos y promovemos soluciones adaptadas a nuestras realidades culturales. Como resultado, hemos desarrollado herramientas como el Protocolo Intercultural de Atención y Coordinación para Casos de Violencia contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar en el pueblo Kichwa, elaborado a partir de historias reales y con un enfoque intercultural. Este proceso contó con la colaboración de líderes comunitarios y autoridades como el presidente de la Corte Superior de Justicia de San Martín. Actualmente, también contamos con un protocolo similar para el pueblo Awajún y pronto iniciaremos uno para el pueblo Shawi.
Además de proteger nuestros derechos, revalorizamos nuestra identidad cultural mediante la vestimenta, nuestra lengua nativa, artesanía, medicina ancestral y nuestras prácticas sostenibles, manteniendo la conexión con el territorio, el agua y nuestras tradiciones.
En nuestra lucha por la seguridad jurídica de nuestros territorios, hemos enfrentado grandes desafíos. Áreas naturales protegidas, como el Parque Nacional Cordillera Azul y el Área de Conservación Regional Cordillera Escalera, fueron creadas sin consulta previa, despojándonos de una parte significativa de nuestro territorio ancestral. A pesar de nuestras demandas en mesas técnicas con CIMA y SERNANP, los acuerdos no se han cumplido. Si bien acabamos de recibir nuestro título, no ha sido demarcado todo nuestro territorio ancestral. Por eso, la lucha por el reconocimiento continúa y mi comunidad seguirá ejerciendo su derecho a la autonomía hasta que todo el territorio ancestral sea devuelto.
Este camino ha fortalecido mi liderazgo, permitiéndome llevar la voz de los pueblos indígenas a espacios de incidencia política y promover la participación de más mujeres. También acompaño iniciativas como la asociación de abuelos y abuelas «Purga Waska», que se enfoca en la enseñanza intergeneracional y la conservación de nuestro territorio.
Desde San Martín, continuamos fortaleciendo nuestras prácticas tradicionales de gobernanza, monitoreando el territorio para enfrentar amenazas como la deforestación, la minería ilegal y el tráfico de tierras, y promoviendo emprendimientos sostenibles desde nuestras comunidades. Todo esto, con la convicción de transmitir nuestros conocimientos ancestrales a las futuras generaciones y garantizar un territorio seguro, libre de violencias, en paz y armonía con la naturaleza.
Cuidar nuestro territorio es cuidar de nosotras mismas, de nuestras hermanas y de las generaciones que vendrán. Es nuestra forma de pensar en el futuro, en un legado que permanecerá vivo en la memoria de nuestro pueblo.