Jóvenes indígenas en Iquitos reflexionan sobre los desafíos de la vida urbana y proponen acciones para enfrentarlos, destacando la importancia de preservar su identidad cultural mientras buscan oportunidades en la ciudad.
12:00 | 02 de diciembre, 2024.- Veinticinco jóvenes indígenas residentes en Iquitos participaron en el conversatorio “Jóvenes Indígenas Viviendo en la Ciudad”, un espacio que estuvo dedicado a reflexionar sobre las dificultades que enfrentan en el entorno urbano y a plantear propuestas para mejorar su calidad de vida, preservando sus culturas y conocimientos ancestrales. El evento se llevó a cabo en el hotel Samiria el pasado sábado 30 de noviembre y promovió el intercambio de experiencias entre los participantes, visibilizando sus historias de resistencia y adaptación.
El conversatorio, basado en una metodología vivencial enfocada en el diálogo, comenzó con una dinámica de confianza que fomentó la interacción entre los participantes. Los jóvenes compartieron experiencias personales, explorando las emociones que los acompañan en su proceso de migración. La alegría por acceder a nuevas oportunidades y la tristeza por estar lejos de sus familias y comunidades fueron sentimientos recurrentes. Muchos señalaron que, aunque han encontrado oportunidades en la ciudad, extrañan la seguridad y el apoyo comunitario de sus lugares de origen. “En la comunidad, pescamos y comemos. Aquí tenemos que trabajar para comprar la comida”, comentó una de las participantes, mientras otro destacó: “En mi comunidad no se veía la delincuencia, aquí se ve siempre.”
Durante el diálogo, los asistentes profundizaron en sus motivos para trasladarse a Iquitos, mencionando hitos como el acceso a la educación superior, la búsqueda de empleo y los desafíos vividos durante la pandemia, que les impidieron regresar a sus comunidades.
A pesar de las dificultades, varios manifestaron orgullo por sus logros académicos y profesionales. “Mis desvelos han dado frutos. Logré entrar a la universidad y me siento asombrado por cómo promueven la interculturalidad”, expresó Lirio Rojas, uno de los asistentes y líder de la Organización de Estudiantes de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana (OEPIAP). En contraste, también surgieron sentimientos de frustración por la distancia con sus familias, como relató Augusto, otro participante: “Hace poco me inscribí para la ceremonia de graduación, pero mis papás no pueden venir”, estos testimonios demostraron la importancia de potenciar las redes de apoyo y articulación entre los jóvenes indígenas.
En la última parte del encuentro, los jóvenes trabajaron en la construcción de líneas de tiempo personales, donde narraron sus trayectorias desde su llegada a la ciudad y las etapas que marcaron su vida. Esta actividad permitió profundizar en sus historias y generó un espacio de escucha activa y articulación entre los participantes.
Para enfrentar las problemáticas que los afectan, los participantes, ya integrantes de diversas organizaciones como la OEPIAP, resaltaron la importancia de fortalecer las redes entre jóvenes indígenas. Se comprometieron a participar en estos espacios de diálogo y a impulsar acciones conjuntas, destacando que la articulación entre sus organizaciones es clave para garantizar el bienestar de los jóvenes indígenas que viven en la ciudad y asegurar oportunidades para todos y todas.
El cierre del evento estuvo marcado por una dinámica simbólica: los asistentes dejaron la huella de sus manos pintadas sobre una tela, como compromiso de seguir trabajando juntos en la construcción de propuestas que los beneficien.
El conversatorio fue organizado por el Grupo Impulsor de Loreto, la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP), Civix, la Cámara de Comercio de los Pueblos Indígenas del Perú (CCPIP), Semillas Amazónicas y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Verónica Shibuya, coordinadora de la oficina de Loreto del CAAAP, destacó: “Contar con espacios de intercambio entre los jóvenes indígenas en la ciudad nos permite identificar las carencias estructurales que los afectan. Esto abre la posibilidad de construir alianzas con instituciones de la sociedad civil, la Iglesia, entre otras, para mejorar la calidad de vida que necesitan para permanecer en la ciudad. Aunque los motivos que los llevan a migrar son diversos, las dificultades son aún mayores. Estos espacios les permiten reconocer sus sentimientos y nos invitan a reflexionar sobre cuánto podemos hacer para reducir las brechas que marcan sus vidas. Migrar no es fácil para nadie. Pero, como ellos mismos lo han expresado, lo hacen para construir un futuro para sí mismos y en beneficio de sus familias”.
El conversatorio concluyó con un llamado a participar en futuras actividades, como una próxima iniciativa contra la minería. Los jóvenes expresaron su deseo de replicar la experiencia y seguir fortaleciendo su presencia en la ciudad.