En este artículo de opinión, Elena Bassi, activista y voluntaria de la Oficina del CAAAP en San Martín, analiza el impacto de la expansión de colonias menonitas en la Amazonía peruana a partir de testimonios de líderes indígenas y organizaciones locales. Con una mirada crítica, plantea cómo este fenómeno representa una amenaza neocolonial que vulnera derechos territoriales y pone en riesgo la biodiversidad amazónica.
Foto: Marco Garro
Por Elena Bassi
La Amazonía peruana enfrenta un conflicto complejo ante la expansión de colonias menonitas, cuyo modelo de agricultura intensiva ha provocado una deforestación masiva y alteraciones ecológicas significativas, afectando los derechos territoriales y culturales de los pueblos indígenas. El asentamiento de estas colonias, promovido bajo la justificación de la fe y la religiosidad, ha dado lugar a un fenómeno con características neocoloniales que pone en riesgo la integridad cultural y ambiental de la región.
El arribo de colonos menonitas a territorios amazónicos ha generado un intenso debate sobre las consecuencias de sus prácticas agrícolas en el ecosistema local y sobre los derechos de las comunidades indígenas. Según el reporte del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP), publicado en agosto de 2023, las colonias menonitas han deforestado más de 7,000 hectáreas en pocos años, provocando impactos irreversibles en la biodiversidad y el uso del suelo. Esta situación se inserta en una problemática mayor que contrapone el desarrollo económico a la conservación ambiental.
Desde la perspectiva de las colonias menonitas, su actividad agrícola responde a un mandato religioso y una forma de vida consagrada al trabajo de la tierra. Sin embargo, esta lógica productiva ha derivado en vastas extensiones de deforestación, en contraposición a los principios de conservación asumidos por las comunidades indígenas. Lizardo Cauper Pezo, presidente del Consejo Shipibo Konibo Xetebo (COSHICOX), señala: “Ellos vienen, tumban el bosque y no piensan en el futuro. Para nosotros, el bosque es nuestra vida”. Su testimonio refleja el sentimiento de desprotección generalizado frente al avance de esta problemática.
Las colonias menonitas han ocupado amplias parcelas de bosque primario, transformándolas en tierras de cultivo a gran escala mediante el uso de maquinaria pesada. Esta transformación ha reducido la cobertura boscosa y ha afectado directamente los recursos hídricos y la biodiversidad. Romario Chacón Vargas, asistente legal de FECONAU, explica: “Toman ciertos árboles grandes, los tumban y, cuando se secan, los queman. Esa quema se realiza de forma que el bosque primario se transforma en bosque secundario, facilitando la intervención de quienes luego se aprovechan de la tierra”.
El panorama se agrava con la apertura de carreteras por parte de las colonias menonitas, lo que facilita el ingreso de economías ilegales, como el narcotráfico y la tala ilegal. Abner Ancón Rodríguez, presidente de la Guardia Indígena Regional Shipibo, alerta: “Abrir carreteras es abrir puertas al narcotráfico y a la tala ilegal; destruyen lo que hemos protegido durante siglos”.
Además, el avance de estas colonias se ha realizado sin procesos de consulta previa a las comunidades indígenas, vulnerando tanto normativas nacionales como estándares internacionales. Esta expansión se ha desarrollado al margen de los procedimientos legales, afectando el derecho de los pueblos a sus territorios ancestrales. Como respuesta, se han registrado protestas comunitarias y bloqueos de caminos liderados por la Guardia Indígena (IDL, 2024).
Recientemente, las autoridades judiciales han comenzado a pronunciarse ante esta situación. Una orden judicial emitida en 2024 exige la paralización de la deforestación en el distrito de Masisea, Ucayali (IDL, 2024). Sin embargo, la falta de presencia y supervisión estatal en zonas de frontera agrícola ha permitido que estas colonias se consoliden sin un control real sobre sus impactos ambientales. Este vacío institucional refleja una lógica que prioriza el desarrollo económico por encima de la protección de los recursos naturales.
Romario Chacón subraya: “El Estado no está cumpliendo con su deber de proteger nuestros territorios; la consulta previa es solo un trámite burocrático sin verdadera implementación”. Sus palabras evidencian la limitada capacidad estatal para garantizar los derechos territoriales frente al avance de intereses externos. Esta debilidad institucional incrementa la vulnerabilidad jurídica de las comunidades originarias.
Frente a este escenario, líderes indígenas han optado por fortalecer el autogobierno y reafirmar su autoidentificación como nación indígena. El Consejo Shipibo Konibo COSHICOX promueve la autogestión comunitaria como estrategia de resistencia. En palabras de Lizardo Cauper: “El reconocimiento como nación indígena no solo nos fortalece internamente, sino que también nos legitima ante el Estado y la comunidad internacional”.
La expansión menonita en la Amazonía ha provocado un serio impacto ecológico y su modelo agrícola, promovido como práctica religiosa, se ha convertido en una estrategia de apropiación territorial que ignora los derechos de los pueblos indígenas.
Frente a ello, es urgente repensar el modelo de desarrollo amazónico, priorizando alternativas sostenibles que respeten la identidad cultural y la biodiversidad del territorio. Para ello, resulta clave la articulación interinstitucional, el fortalecimiento del liderazgo indígena y la implementación efectiva de mecanismos como la consulta previa.
Los testimonios de líderes como Lizardo Cauper Pezo, Abner Ancón Rodríguez y Romario Chacón Vargas reafirman que la autogestión, la formación legal y la unidad comunitaria son elementos esenciales para enfrentar la lógica extractiva y garantizar el derecho a la vida y la identidad. Es necesario que tanto el Estado como la comunidad internacional asuman un compromiso real con la transformación del actual modelo de desarrollo, promoviendo una consulta previa auténtica y dotando de recursos suficientes para proteger un territorio vital para la humanidad. Solo así será posible revertir el actual paradigma neocolonial que amenaza la Amazonía y la existencia misma de sus pueblos.
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- Fotos: Elena Bassi
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