Declaran a los íkaros del pueblo shipibo konibo xetebo como Patrimonio Cultural

Constituyen un elemento transversal de la cultura de este pueblo indígena amazónico

El Ministerio de Cultura declaró a los Íkaros del pueblo shipibo konibo xetebo como Patrimonio Cultural de la Nación, pues constituyen un elemento transversal de la cultura de este pueblo indígena amazónico y son expresión de su relación íntima y armoniosa con la naturaleza, relación que se establece sobre la base de aprender de ella, cuidarla, escucharla y respetarla.

El Ministerio de Cultura declaró a los Íkaros del pueblo shipibo konibo xetebo como Patrimonio Cultural de la Nación, pues constituyen un elemento transversal de la cultura de este pueblo indígena amazónico y son expresión de su relación íntima y armoniosa con la naturaleza, relación que se establece sobre la base de aprender de ella, cuidarla, escucharla y respetarla.

El Ministerio de Cultura declaró a los Íkaros del pueblo shipibo konibo xetebo como Patrimonio Cultural de la Nación, pues constituyen un elemento transversal de la cultura de este pueblo indígena amazónico y son expresión de su relación íntima y armoniosa con la naturaleza, relación que se establece sobre la base de aprender de ella, cuidarla, escucharla y respetarla.

Mediante una Resolución Viceministerial publicada hoy en el Diario Oficial El Peruano, se indica que el pueblo shipibo-konibo-xetebo es uno de los pueblos indígenas más numerosos de la Amazonía peruana. Está conformado por, aproximadamente, 32,000 personas agrupadas en alrededor de 150 comunidades organizadas, ubicadas en los departamentos de Loreto, Madre de Dios, Huánuco y, principalmente, Ucayali.
El pueblo shipibo-konibo-xetebo pertenece a la familia etnolingüística pano y sus pobladores hablan la lengua originaria shipibo-konibo. Como su nombre lo indica, y como establece el reconocido antropólogo, Jacques Tournon, este pueblo es producto de un proceso de fusión étnica y cultural entre los pueblos shipibo, konibo y xetebo.
Como parte del universo cultural propio del pueblo shipibo-konibo-xetebo, los íkaros, llamados “besho” en lengua shipibo-konibo, tienen una presencia fundamental. Los íkaros son cantos de carácter sagrado cuyo componente central es la dimensión energética y cuyo propósito, en la mayoría de los casos, es la sanación aunque no siempre están relacionados de manera directa a objetivos terapéuticos, ni solo pueden ser entonados por el chamán.
Son considerados también como íkaros los cantos producidos por el diseño del kené –los cuales pueden darse en contexto chamánico o no-; ciertos cantos que las madres les cantan a sus hijos en el momento de amamantarlos, como conexión afectiva y también para su buen crecimiento; cantos del chamán a su discípulo para la iniciación de este último; cantos para pescar; cantos para encontrar el amor; cantos para ayudar a morir a una persona desahuciada que está sufriendo; entre muchos otros entonados en diversos contextos relacionados a diferentes aspectos de la vida.
Asimismo, se le canta el íkaro a algún objeto o pócima. Esto consiste en “cargar” el elemento, a través del canto del chamán con propósitos de limpieza, protección, sanación o alguna otra intención particular. Para los shipibo-konibo-xetebo, la palabra y las vibraciones del canto tienen poder y el íkaro, como canto sagrado y de poder, incide en la persona u objeto y logra una transformación en el mismo. Es posible distinguir tres dimensiones que forman parte de la estructura del íkaro shipibo-konibo- xetebo;
La dimensión energética o espiritual consiste en la fuerza espiritual inmanente al íkaro. Se trata de la energía vibracional que trasciende desde el chamán hacia un objeto o persona receptor del canto. La persona ikareada se armoniza integrando su cuerpo y mente, gracias a las fuerzas y espíritus de la naturaleza. El paciente queda magnetizado, protegido y sanado. De esta manera, el íkaro se convierte en un vehículo de sanación.
La dimensión musical o sonora consiste en el conjunto de sonidos emitidos por el chamán, y que corresponden a los cantos expresados de manera constante a lo largo de la sesión curativa. Las melodías y ritmos propios de los cantos tienen una estética musical propia de esta cultura. Pueden darse algunas variaciones e improvisaciones en el canto de cada sesión, dependiendo de los requerimientos del paciente, dada su condición; de qué espíritus se necesita invocar; y también según la tradición familiar o la tradición de maestro a discípulo.
Sin embargo, existe una fuente común y un repertorio musical como base, pues se trata de una misma tradición. En el repertorio de cada chamán existe un vasto y variado repertorio de cantos y melodías, pero la tonalidad puede ser muy parecida entre el canto de un chamán y otro.
La norma lleva la firma del viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Juan Pablo de La Puente Brunke.
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Fuente: ANDINA

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