Miguel Hilario. Shipibo conibo. Candidato a la Presidencia por el partido Progresando Perú.
Foto: Internet
Por Adriana Mayo
Naciste en una canoa cuando tu madre navegaba por el río Ucayali.
Sí, mis padres salían de una comunidad cuando a mi madre le vinieron los dolores del parto. Era abril de 1970, el río Ucayali había crecido y la zona estaba inundada, definitivamente no tenían un lugar dónde atracar… es así como mamá dio a luz en pleno viaje, en la canoa. El problema fue que no había tijeras para cortar el cordón umbilical, ni machetes, ni cuchillos.
¿Cómo hicieron entonces?
Mi papá agarró dos palos y cortó mi cordón. Llegando a otra comunidad, tres días más tarde, me estuve muriendo de infección.
Porque no se dieron las condiciones sanitarias para el alumbramiento.
Exacto, pero gracias a Dios y a que en el lugar se encontraba una pareja de misioneros americanos, uno de ellosenfermera, salvo de morir literalmente luego de que me colocaran una ampolla para la infección. Es allí donde empieza mi periplo por la vida como ‘viajero’; así me llamaron.
¿Cómo era el lugar donde creciste?
Nuestra comunidad se llama Nueva Samaria y está ubicada al borde del río Ucayali. Crecí como todo niño de ese lugar, tuve que aprender a cazar y pescar para sobrevivir y a trabajar en la chacra todos los días.
¿Algo marcó tu infancia?
Sí, las palabras de mi madre. Una vez íbamos por la selva buscando leña para cocinar y de pronto ya no había más camino. Ella detuvo su paso y me dijo que cada vez que me tope con este tipo de situaciones debía ser yo quien abra mis caminos, fue así como cogió su machete y comenzó a cortar los arbustos, abriendo una nueva trocha.
¿Y eso lo has venido haciendo?
Esa se ha convertido en mi misión. Recuerdo además que de niño tenía un deseo grande de aprender, a los 11 años, pese a la edad y a ser monolingüe, tenía muy claro cuatro cosas que quería cumplir.
¿Con qué soñabas, Miguel?
Uno, con aprender el castellano; dos, el idioma de los norteamericanos que me salvaron la vida; tres, ser predicador y estudiar teología; y cuatro, con ir algún día a la tierra de los misioneros que vinieron a la Amazonía. Con esos cuatro sueños les pedí a mis padres que por favor me llevaran a Pucallpa.
¿Era la primera vez que salías de tu comunidad?
Exacto. En Pucallpa viví con una familia mestiza. Comencé aprendiendo castellano, el sí y no básicamente. Cuando fui a la escuela de secundaria creían que era mudo pues no hablaba nada, pero al mes y tras mucho estudio aprendí el castellano.
Definitivamente de niño, Miguel, no soñabas con ser presidente.
No, obviamente era un niño de la Amazonía. Uno sueña en relación con lo que tiene acceso en su entorno. Lo que sí puedo decir es que si soñaba con ser un predicador era porque quería tener una audiencia, ahora a nivel macro, nacional.
¿Cuándo decidiste ser candidato a la Presidencia?
Tomé la decisión cuando era estudiante de Oxford, tenía 28 años. Una noche estuve caminando y me pregunté a mí mismo y a Dios por qué tenía tantas oportunidades. Allí tomé la decisión de lanzarme, es un proyecto que he desarrollado por 17 años. No soy un improvisado.
¿Qué tanto ha cambiado Miguel? De ser un niño con cuatro sueños –hoy cumplidos– a ser el hombre que aspira a ser Presidente.
Yo no tenía nada en la comunidad, solo sueños, y para un niño de 11 años, excluido, marginado, esos sueños eran imposibles. Respondiendo a tu pregunta, el sueño de Miguel Hilario, el viajero, solo se ha expandido. Ahora mi compromiso es llegar a la Presidencia para darles a todos la oportunidad que yo tuve.
En tu presentación como candidato presidencial dijiste que como amazónico sabías qué era pasar hambre, ser explotado y discriminado. ¿Qué cosas han marcado tu vida en estos aspectos?
El componente de la fe me permitió tener la convicción de que esta marginación y sufrimiento de no tener plata y pasar por hambre era temporal. Me han discriminado con una serie de términos peyorativos que en Pucallpa y en Lima utilizan para llamar a la gente amazónica, pero pese a que el ambiente me cerró el camino yo agarré el machete intelectual, espiritual y académico y abrí mi trocha.
Estudiaste en Oxford y en Stanford. Muchos te han calificado como el Alejandro Toledo de la Amazonía. ¿Qué piensas sobre eso?
Yo creo que el Presidente y mi persona tenemos una vida similar pero quiero destacar que la historia no termina con Alejandro Toledo ni con Miguel Hilario. Lo que quiero transmitir es que al ver el niño de la costa, sierra y selva mi historia, se pueda inspirar y diga que si yo lo pude lograr él también lo puede hacer.
No me quedó claro si te gusta o no la comparación.
(Risas) Yo no rechazo a nadie pero tengo mi propia identidad. Soy Miguel Hilario, el viajero, el que habla su shipibo conibo, el que ama las culturas, que ama los idiomas del mundo, tiene sueños y siempre tiene sed de aprender.
La ficha
Nací en medio del río Ucayali. Pertenezco a la etnia shipibo conibo y quiero ser Presidente del Perú. Salí de mi comunidad a los 11 años con cuatro sueños: aprender el castellano, inglés, ser predicador e ir a EEUU. Ya los cumplí. Estudié en Oxford y Stanford, Gestión Pública, Política, Sociología, Economía y Antropología. Tengo 45 años y soy padre de dos niñas.
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