09:59|28 de setiembre de 2016.- En poco más de cinco años ha logrado lo que ningún alto funcionario del Estado: el reconocimiento unánime a una trayectoria de gestión y acciones constantes a favor de los peruanos más vulnerables, que –no es exagerado decirlo– representan a una gran mayoría del país.
Cuando surgían situaciones que dejaban entrever la conformación de un escenario de conflicto social o cuando este finalmente se presentaba, no dudaba en hacerse presente para ejercer de mediador; él, en persona, o a través de algún miembro de su valioso equipo que lo acompañó –como él mismo recuerda– a lo largo de cinco años, cinco meses y seis días.
Agoniza setiembre y han pasado ya algunas semanas desde que Eduardo Vega Luna dejó el cargo de Defensor del Pueblo. No obstante, el sentimiento de gratitud surge desde diversos frentes y se mantiene. Ese mismo sentimiento, que por momentos mudaba a especial emoción, se vivió anoche en el Lugar de la Memoria que cobijó cerca de dos horas de homenaje a su destacable gestión.
Víctimas del terrorismo, pueblos y comunidades indígenas, mujeres campesinas, peruanos y peruanas LGTBI, defensores y defensoras del ambiente, y un largo etcétera, han visto y vivido de cerca el trabajo realizado por el ahora ex Defensor del Pueblo, quien nunca tuvo el puesto asegurado –fue interino siempre producto de la desidia del Congreso– pero que actuó con la seguridad de alguien convencido de que su cargo es merecido.
Una trayectoria de veinte años trabajando en la Defensoría da cuenta de dicho merecimiento. Así se lo hizo saber un auditorio casi lleno que no tuvo reparo en aplaudir de pie por más de un minuto al final de la ceremonia.
Hacer una lista del número de veces que se pronunció o gestionó a favor de la Amazonía y los pueblos que allí habitan, puede resultar una labor tediosa. Despuntan las veces en que solicitó al Estado la creación del Parque Nacional Sierra del Divisor, también cuando se pronunció a favor de salvaguardar la integridad de los pueblos en aislamiento voluntario y contacto inicial.
También cuando en repetidas ocasiones pidió se atienda a las comunidades nativas afectadas por la actividad petrolera del Estado o de las empresas privadas, por citar un caso de muchos otros.
“Tengo la tranquilidad del deber cumplido”, fue la frase que repitió dos veces el abogado y ex Defensor anoche. “Defender los derechos en el Perú seguirá siendo y es una tarea exigente”, agregó segundos después, minutos antes de fundirse en decenas de abrazos con los invitados y amigos que no podían abandonar el auditorio sin antes decir: «gracias por todo, Defensor».
Desde el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) nos sumamos a los saludos por todo el trabajo realizado por Eduardo Vega Luna y su preciado equipo a favor de la Amazonía, en estos cinco años, cinco meses y seis días. Trabajo que seguramente continuará a su manera desde el nuevo puesto que le toque desempeñar.