Por Ismael Vega Díaz*
17:30|13 de enero de 2017.- Hace menos de una semana, el 7 de enero, el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski oficializó el 2017 como el “Año del Buen Servicio al Ciudadano”. Desde Lima y las grandes ciudades del país esto genera una percepción y una expectativa positiva ya que un buen servicio público o al menos mejorarlo es una demanda legítimamente exigida y esperada. Sin embargo, no hay que olvidar que la ciudadanía en el Perú implica un proceso de construcción de sujetos/as de derecho en una sociedad con fuertes e injustas desigualdades socioeconómicas y altos niveles de heterogeneidad cultural. Por lo tanto, habría que preguntarse a qué ciudadano se refiere el presidente.
La desigualdad social y heterogeneidad cultural son claves en la historia de nuestro país. Buena parte de nuestro pasado y presente se ha construido y se construye a partir de un ejercicio del poder basado en la exclusión y la discriminación de pueblos, hombres y mujeres considerados inferiores respecto de las representaciones socioculturales hegemónicas que se han construido históricamente y siguen vigentes en el Perú, más allá de las mejoras de los últimos años que todos reconocemos.
La supuesta buena intención del anuncio hecho por el gobierno, se pone en cuestión y resulta preocupante por decirlo menos, al referirse “al ciudadano” sin tomar en cuenta las dinámicas y condiciones asimétricas y heterogéneas en las que se construye y se ejerce la ciudadanía en nuestro país. Sin embargo, no debería llamarnos la atención que el presidente haya hecho este anuncio homogenizador. Si revisamos bien, en los planes de gobierno de la mayoría de los partidos políticos que participaron en las últimas elecciones presidenciales, particularmente el plan de PPK, la palabra y/o el concepto de interculturalidad está totalmente ausente, no existe.
Lo que no entiende el gobierno es que la interculturalidad es una propuesta que plantea la necesidad de entender y resolver democráticamente las tensiones y las injustas relaciones de poder sedimentadas en la cultura política del país. La interculturalidad plantea el reconocimiento, la valoración y la expresión de otras culturas y formas de entender el mundo, diferentes a la cultura de los sectores hegemónicos, en las políticas públicas y en la arquitectura del Estado. La perspectiva intercultural exige transitar de una sociedad cuya heterogeneidad cultural sigue percibiéndose como un obstáculo[1] a una donde sea el eje fundamental de su sistema político y de la construcción de una sociedad democrática e intercultural: La hegemonía de lo diverso.
No estamos pidiendo que el “Año del buen servicio al ciudadano”, tome en cuenta las iniciativas y propuesta de “Vida Plena” o “Buen Vivir” que vienen planteando los pueblos de la Amazonía y el Ande; esta expectativa sería ingenua e irreal en estos tiempos. Lo que sí esperamos es que el gobierno actual se pregunte por lo menos, cuánto de interculturalidad hay en su anuncio, homogenizador desde mi punto de vista, para que los servicios públicos tengan al menos un poco de pertinencia cultural porque el buen servicio al ciudadano no es lo mismo para los que vivimos en Lima, que para el pueblo Awajún de Condorcanqui en Amazonas o el pueblo Kukama de Nauta en Loreto, donde desde tiempos ancestrales el centro de la vida es el territorio y el cuidado de los bienes de la naturaleza de la que se sienten parte.[2]
Si este año se anuncia el buen servicio al ciudadano, exigimos que este servicio sea por lo menos con pertinencia intercultural, sin dejar de lado la tarea urgente de empezar a implementar todo lo que involucra el enfoque intercultural en los diferentes sectores del Estado.[3] Esta es una tarea que adquiere especial relevancia en sociedades como la peruana donde coexisten sujetos sociales con universos culturales distintos, que han construido sus ciudadanías en condiciones sociales y económicas muy diferentes y desiguales.
Notas:
[1] “Hay que empezar a hacer un mapa de propiedades, con lo que se puede y, simplemente, intercambiar los títulos comunales por títulos individuales”. Declaraciones del actual Ministro de Economía en entrevista pública antes de iniciar el gobierno (más información aquí y aquí).
[2] En el Perú, 4 millones y medio de peruanos habla 47 lenguas y existen 54 pueblos indígenas en la Amazonía y el Ande.
[3] El año 2015, el Estado aprobó la “Política Nacional para la Transversalización del Enfoque Intercultural” como un instrumento para orientar y articular la acción del Estado para garantizar el ejercicio de los derechos de la población indígena y afroperuana.
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*Ismael Vega Díaz es director del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).