-A ocho años del llamado Baguazo, el sacerdote jesuita Francisco Muguiro reflexiona sobre «el antes y el después» de aquel hecho que acabó con la vida de policías y civiles indígenas y no indígenas. A la fecha, Alan García, presidente por entonces, y los ministros acusados de ser responsables directos no tienen ningún proceso judicial abierto.
Por Paco Muguiro Ibarra S.J.*
12:30|05 de junio de 2017.- Día Internacional del Medio Ambiente, y qué contraste, 35 muertos por defenderlo. Hace un mes, un economista y analista político del Perú, pasó por Jaén y quiso conocer la hoy famosa, por desgracia, Curva del Diablo, porque para él lo que ocurrió allá ese 5 de junio del 2009 marcó un hito en la historia del Perú. El 5 de junio marcó un Antes y un Después.
Un año antes, los indígenas awajún y wampis se habían manifestado, llegando hasta el puente de Corral Quemado, exigiendo que se derogaran las leyes inconstitucionales que cambiaban el carácter de los territorios amazónicos de “recursos naturales” a recursos que pueden ser vendidos, transados, como cualquier otro territorio del país. Fue la primera vez que llegaron tantos indígenas hasta Corral Quemado, como enseñando al país su DNI de ciudadanos; como tales tendrían que ser respetados, pero el Perú, sobre todo el Perú oficial y el de la política, no se dio por enterado.
El Antes está marcado por el desconocimiento, por la invisibilidad de los pueblos indígenas. Para el común de los peruanos y sus presidentes, la Selva era un lugar vacío que hay que conquistar. Con esa intención se hizo la carretera de penetración Fdo. Belaunde Terry, con esa intención el presidente Alan García, cuando empezó su gobierno fue a España a promover las inversiones en todo el país pero, sobre todo, en la Selva. Lo que es peor, el presidente Alan los llamó, como a otros muchos campesinos que defendían sus territorios de inversiones mineras: PERROS DEL HORTELANO, y en otra ocasión, CIUDADANOS DE SEGUNDA CLASE. Por esto, cuando hicieron ese primer paro el 2008 y se formó la comisión que estudiara la ley para declararla inconstitucional, no se les hizo caso. Y estando en paro la Amazonía entera, y entre la Curva del Diablo y la Estación Nº 6 más de 6000 indígenas, por una jugada sucia de los congresistas del Apra, el día 4 de junio se devolvió la ley a la Comisión. ¿Qué importaban 6000 indígenas que llevaban 56 días en la carretera exigiendo algo justo?
El Antes está señalado además por el desconocimiento de los pueblos indígenas, su vida y su cultura. No se sabe o no se quiere saber que el territorio no es algo externo a ellos sino que forma parte de ellos mismos, de sus familias y de sus pueblos; y que si terminan con su territorio terminan con ellos física, moral, psicológica y espiritualmente. Y se desconoce que cuando tocan su territorio, pueden estar divididos entre ellos en 20 federaciones distintas y con contradicciones fuertes, pero la lucha por su territorio es más fuerte y los une a todos.
El antes está marcado porque este desconocimiento les hace plantear a la ministra del Interior Mercedes Cabanillas, de nefasto recuerdo, y al mismo presidente Alan desde Lima, a 1000 km de los hechos, que había condiciones para el desalojo, cuando los generales tanto de la 6ª Región Militar del Milagro (Bagua), como de la PNP, decían que no se daban las condiciones. Y organizan un operativo policial como si fuera a desalojar a unos campesinos de la Costa, arroceros u otros, que cortan la panamericana para que les suban tres soles en el precio del arroz o del algodón. No eran campesinos de la Costa sino descendientes de los Jíbaros, la etnia más guerrera de la Amazonía peruana, que no luchaba por unos soles sino por su territorio que es su vida, la de sus familias y la de sus pueblos, con el agravante que Alan enterándose que se iban al día siguiente, confirma el desalojo: “Para que les den un escarmiento”(Informe en Minoría). Tremendo escarmiento para el Perú, 34 peruanos muertos y un desaparecido.
El Después consiste en, que por este costo absurdo de 35 muertos, ahora empezamos a saber que la Amazonía no es un espacio vacío, que existen indígenas con DNI, que son mucho anteriores a la fundación de Lima, por tanto serían peruanos de primerísima clase, que forman una sola cosa con su territorio y que en defenderlo les va la vida. El Después se marca por el dictamen sobre el Lote Petrolero 116 en el que el Poder Judicial declara que la empresa debe salir de la zona porque no tiene la licencia social y no ha hecho la consulta previa, y además porque se acaba de derogar el D.L. Nº 1333 que simplificaba el acceso a predios, para proyectos de inversión priorizados, llamada Ley del Despojo, que no se hubiera conseguido tan fácilmente en el Antes, y que resulta que tienen otra idea de desarrollo que no es la que se tiene en Lima y en la Costa, y que consiste en el BUEN VIVIR. Lecciones que Lima debería haber aprendido hace tiempo. Por estas cosas, efectivamente hay un Antes y un Después.
Jaén, junio de 2017
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*El sacerdote jesuita Francisco Muguiro Ibarra, lleva más de 40 años en el Vicariato Apostólico de Jaén, en donde además ha sido vicario. Amplio conocedor de los pueblos Awajún y Wampis, es director de Radio Marañón y como tal ha recibido innumerables reconocimientos por su labor pastoral en favor de los derechos de los pueblos indígenas del Perú.