Laura Vargas es la coordinadora, en Perú, de la Iniciativa Interreligiosa por los Bosques Tropicales que une por una misma causa a diversos credos religiosos y espiritualidades amazónicas. Una iniciativa mundial que aboga por el diálogo y la cooperación horizontal para la defensa y preservación de los bosques tropicales.
21:27|05 de marzo de 2019.- Defensora a ultranza de los derechos de la mujer y enamorada de la Amazonía y sus aportes, quien durante años fue secretaria ejecutiva de la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS), cree firmemente que la visita del Papa Francisco en Puerto Maldonado ha dado un impulso nuevo, una nueva fuerza, para los pueblos amazónicos y su relación con la Iglesia. Dialogamos con Laura Vargas, quien nos regala interesantes reflexiones y deja preguntas en el aire sobre las que pensar.
- ¿Por qué es importante que los pueblos de la Amazonía se involucren en este proceso del Sínodo Amazónico?
- Estamos en un momento muy desafiante. La visita del Papa Francisco nos ha dado la clave de buscar nuevos caminos, que es el nombre del Sínodo, para la Amazonía y para la Ecología Integral. Pero cuando hablamos de la Amazonía, ésta tiene muchos rostros. Hablamos de más de 300 comunidades indígenas diversas que viven ahí, además de los 120 pueblos en aislamiento voluntario. Este momento es muy importante porque deben ser caminos que vayan contra la corriente del modelo actual de desarrollo que es depredador y que sólo busca la mayor ganancia sin importar el desastre que deje. La búsqueda de nuevos caminos aboga por parar asuntos brutales como la deforestación y aboga por que la iglesia entre en una dinámica más dialogante con los pueblos indígenas en su tarea evangelizadora. No es el momento de imponer, sino de aprender con humildad a reconocer las semillas del verbo, la presencia impresionante de Dios en medio de esta riqueza y biodiversidad de nuestros pueblos amazónicos que, a lo largo de tantos milenios, han logrado construir una cultura basada en la relación armónica con toda la naturaleza. Que la Iglesia se sienta una más en ese conglomerado humano y que, desde ahí, aporte lo que tiene de propio: la buena noticia que Jesús nos trajo, el cómo vivir desde la lógica de Dios, desde el amar a Dios y amar al próximo.
- ¿Qué supone eso?
- Supone solidaridad, respeto, perdón, compasión, cuidado… tomar siempre la posición del frágil porque Dios, desde la época de Caín, optó por Caín y no por Abel, porque Caín era el débil. Estamos en una época de repensar todo y muchos de nuestros obispos y misioneros tienen esa voluntad de entrar, no desde una posición de poder, sino desde el no-poder de la Cruz.
- ¿Cómo lograr que los pueblos amazónicos no sientan rechazo o desconfianza hacia la Iglesia, como a veces ocurre, por cosas que ocurrieron en el pasado?
- Es siempre importante tener memoria del pasado para no cometer los mismos errores en el presente. Pero es cierto que estamos como en un momento nuevo. Esta novedad ya la trajo el Concilio Vaticano II, donde la Iglesia entró en un nuevo cauce, pero sin embargo este nuevo cauce recién se abre con el Papa Francisco de forma más clara. En la Iglesia hay que reconocer muchos errores, pero también hubo mucho bien. La misma gente lo reconoce cuando indican que sin los misioneros no habrían logrado salir adelante, que se sintieron reconocidos y valorados, que ellos les incentivaron y ayudaron a estudiar… eso es un indicador importante de por dónde la Iglesia fue caminando. Pero todavía hay mucho que aprender en cosas tan básicas como la liturgia.
- ¿Cómo se podría avanzar en eso?
- Por ejemplo, los misioneros salesianos en la zona achuar del Dátem del Marañón, siguiendo las vivencias del conocido Padre Luis Bolla, han logrado incorporar una serie de elementos de la cultura amazónica en la liturgia, como el masato. Allí las misas se hacen con masato. Hay toda una parte donde comparten el masato. Me parece genial porque para la cultura amazónica compartir el masato es clave, es una forma de hacerte parte del grupo. Otra cosa fundamental es que no creo que sea lógico que, en una comunidad donde la mayoría de la gente habla solo idioma indígena, la liturgia sea en castellano. Son cosas básicas, maneras de decirle a la gente que se está con ella, que se habla su propio idioma. También otras cosas como las plantas, los animales… creo que hay muchos misioneros que han desgranado su vida en la Amazonía que pueden dar muchas luces.
- Los pueblos amazónicos reclaman más presencia de la Iglesia pero, paradójicamente, faltan misioneros, poca gente asume el reto de vivir e integrarse con los pueblos amazónicos. ¿Cómo solucionamos esto?
- Es un desafío enorme para la Iglesia y ésta debe cambiar. Objetivamente la Iglesia no puede seguir teniendo un sacerdocio célibe, eso no funciona. Debe pensar en un sacerdocio casado. Son vocaciones separadas. Hay gente que tiene vocación al celibato pero hay otros que quisieran ser sacerdotes pero no pueden porque la Iglesia les exige ser célibes. No sé qué piensa el Papa al respecto, pero creo que hay que repensar el tipo de sacerdocio. Otra cosa importante es que hermanos de las comunidades indígenas, con preparación adecuada en los temas fundamentales de la Iglesia Católica, pudieran ser ordenados como diáconos como un paso previo a repensar otro tipo de sacerdocio. En la zona achuar tengo noticia que ya existen estos diáconos achuar y el Papa estaba muy contento con eso. Y bueno, aparte está el tema del sacerdocio de las mujeres que no sé en qué quedará.
- ¿Se ha dado algún avance en ese tema?
- Por ahora lo único que se ha investigado, creo que ya está listo el informe, es sobre las primeras diaconisas de la Iglesia en su primera época. El Papa pidió investigar para ver cómo era. Parece que la ordenación de las mujeres, si se da, todavía demorará pero, por lo menos, creo que las mujeres deberían tener el primer orden, comenzar con el diaconado femenino. Esa es otra salida porque, efectivamente, cada vez hay menos vocaciones al sacerdocio por la manera en que se presenta este sacerdocio. Muchos jóvenes indígenas que podrían tener esa vocación, sienten que al mismo tiempo quieren tener familia. Entonces, ¿cómo lo hacen?
- Hablemos de mujeres, de mujeres amazónicas. ¿Qué opina de que se esté prestando especial atención a las mujeres amazónicas en los talleres y actividades pre-sinodales?
- Si no se hacía era un pecado porque el 50% de la humanidad es mujer. No podemos pensar el mundo desde la lógica solo de los varones, porque seguimos teniendo una lógica patriarcal y esto implica el machismo. Y el machismo ha hecho tanto daño… en el Perú, en enero, casi veinte mujeres asesinadas por sus parejas. No puede ser, el machismo ha llegado a un nivel… Es muy importante que se convoquen espacios para conocer realmente las peticiones y preocupaciones de las mujeres. Nada mejor que el diálogo para ir desatando los nudos.
- ¿Cuáles son los principales valores que usted percibe en la mujer amazónica que podrían contribuir en la búsqueda de nuevos caminos?
- El amor a los hijos, son capaces de cualquier cosa por cuidar a sus criaturas. Eso es una señal muy hermosa de la mujer. También las mujeres amazónicas son buscadas por sus capacidades sanadoras, tienen un poder muy importante en sus manos. Sería un ministerio interesante que podrían llevar muchas mujeres. Además la mujer tiene una sensibilidad muy grande frente a lo pequeño y lo frágil. Esta capacidad de ver dónde está la fragilidad y lo débil es algo que pueden aportar también.
- Y luego está el valor de los jóvenes…
- Sí, no se publicita quizás mucho, pero lo que el Papa les dijo a los jóvenes en ‘El Principito’, en Puerto Maldonado, es precioso. Les dijo “ustedes no son furgón de cola de ninguna sociedad, ustedes tienen que ser el motor, tienen mucho que aportar desde su propia cultura e identidad. Jóvenes, no pierdan la relación con sus abuelos, ellos tienen la sabiduría pero ustedes cojan esa sabiduría para aportar en esta sociedad que les toca vivir”.
- Un mensaje muy bonito, sí.
- Tuvo frases muy lindas hacia ellos. Eran chicos abandonados y muy maltratados por la vida que, sin embargo, en ‘El Principito’ son los más importantes y se les ofrece una perspectiva de futuro. Por eso el Papa les dijo que no perdieran su tradición. Además, una cosa muy interesante es que es la primera vez que, en un Sínodo, hay un pre-sínodo de jóvenes indígenas y un documento muy bonito escrito por los mismos jóvenes indígenas que fue publicado como un aporte. Hay cosas muy bonitas que están sucediendo.
- En lo referente a la protección medioambiental, una novedad muy interesante y que el Papa abandera es la Iniciativa Interreligiosa para la Protección de los Bosques Tropicales que usted, aquí en Perú, lidera. Cuéntenos más sobre ella.
- Parte de la convicción de que el bosque tropical es fundamental para la vida, no sólo de la Amazonía sino de todo el planeta. De los bosques dependen los climas, las lluvias, la relación con los animales… el conjunto interactúa en función del bosque. La depredación ha llegado a un nivel tan alarmante que se ha formado esta iniciativa Interreligiosa para la Protección del Bosque Tropical. Es muy interesante porque han confluido las iglesias en toda la diversidad que tenemos en Perú y organizadas en el Consejo Interreligioso, además de los grupos amazónicos a través de sus dirigencias más importantes. También hay presencia de ong, del Estado, de cooperación, de Naciones Unidas… es como un consorcio donde los actores más importantes son el mundo indígena, en su diversidad, y los religiosos, también en su diversidad, para que juntos, con el apoyo del resto, se unan fuerzas para frenar la deforestación del bosque tropical. No podemos abrir las puertas para que vengan a seguir depredando las mineras, la tala ilegal… hay que poner límites porque si no, al final, perdemos todo y todos. Ahí los guardianes naturales del bosque son los pueblos indígenas. Debemos unir nuestras fuerzas y sacar esto adelante.