Elaborar un Instrumentum Laboris que responda a lo escuchado a los pueblos amazónicos

«Ahora es tiempo de fidelidad a lo que fue sugerido por muchos pueblos, es tiempo de reafirmar compromisos, de reafirmar la alianza con Dios, de reafirmar la alianza con el pueblo esparcido en la región amazónica». Durante el 14 y 15 de mayo se desarrolla la reunión pre-sinodal en el Vaticano de cara al Sínodo Amazónico de octubre. 

Foto: Religión Digital

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Por Miguel Ángel Modino (Religión Digital)

11:15|14 de mayo de 2019.- El proceso del Sínodo para la Amazonia continúa avanzando. Un nuevo paso se dará este martes y miércoles, 14 y 15 de mayo, en que va a tener lugar el segundo encuentro del Consejo Pre-sinodal. Después de un largo tiempo de escucha, donde oficialmente participaron 87.000 personas, un equipo de expertos ha elaborado un esbozo del Instrumentum Laboris, que será el material a ser trabajado por los padres sinodales, participantes en la Asamblea Sinodal, que se celebrará en el Vaticano de 6 a 27 de octubre.

Los participantes del consejo, durante los dos días de reunión, van a estudiar, profundizar, sugerir y perfeccionar el esbozo del Instrumentum Laboris elaborado por los especialistas», según el Padre Justino Sarmento Rezende, salesiano brasileño, indígena del pueblo tuyuka y uno de los asesores del Sínodo. Él afirma que el proceso sinodal, «ha sido una experiencia muy interesante, importante. Escuchando y aprendiendo con las personas especializadas, escuchar los miedos y sueños que tienen los obispos en sus corazones de pastores, soñar con una Iglesia más cercana a los pueblos amazónicos”.

Según el salesiano, el proceso sinodal está enseñando «lecciones de vida, que muestran que como Iglesia tenemos mucho que avanzar, dificultades, problemas a superar. Sentir que muchos agentes de pastoral, incluso sacerdotes, algunos obispos, no se sienten tan interesados por los problemas que afectan a los más pobres, a los más simples. Esta es una preocupación muy grande para quien está siguiendo este proceso de preparación. Ha sido una realidad nueva con la que estoy conociendo en profundidad cómo funciona la Iglesia».

Desde esa perspectiva, Monseñor Neri Tondello, obispo de Juina, Brasil, afirma que «la expectativa que tenemos para esta reunión es que, de hecho, el documento que vamos a aprobar respete toda la escucha que se ha realizado en las ruedas de conversación, en las comunidades, en las aldeas, con los pueblos indígenas, los quilombolas, los ribereños y demás líderes de nuestra región”. Por eso, el obispo insiste en que «el documento represente esta voz que viene de la base, es allí que está doliendo, es allí donde están los problemas, es allí donde tenemos las carencias, es allí donde tenemos los gritos, los apelos que se levantan para que la Iglesia piense en nuevos caminos hacia el futuro dentro de una perspectiva de la ecología integral. Mi expectativa es que el documento corresponda, sea fiel a lo que la base respondió».

Esta es también la expectativa del Padre Justino, que destaca que «ahora es tiempo de fidelidad a lo que fue sugerido por muchos pueblos, es tiempo de reafirmar compromisos, de reafirmar la alianza con Dios, de reafirmar la alianza con el pueblo esparcido en la región amazónica. Mi esperanza es que todo sea de acuerdo con lo que el Dios de la vida inspire en cada uno de nosotros”.

Dentro de las dos realidades importantes del Sínodo, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral, Monseñor Rafael Cob, obispo del Vicariato Apostólico del Puyo, Ecuador, reconoce sentirse con mucha alegría y al mismo tiempo «con gran esperanza para iniciar el Instrumentum laboris para el Sínodo para la Amazonia, que repercutirá y dará una respuesta importante para tantas expectativas que el Sínodo ha abierto a lo largo y ancho de nuestra Iglesia, especialmente de la Iglesia en la Amazonía”.

El obispo, refiriéndose al proceso sinodal, dice que «las expectativas sobre los nuevos caminos para la Iglesia están encauzadas para dar respuesta a los desafíos concretos, no solamente de la Iglesia amazónica sino también de la Iglesia universal». En ese sentido, afirma que «hemos profundizado, hemos visto los ministerios que la Iglesia necesita para hacer una Iglesia indígena, una Iglesia amazónica, una Iglesia inculturada, donde su cultura, su sabiduría respecto a la religiosidad y a las semillas del Verbo que en su cultura hay, darán también respuesta a las expectativas que los pueblos originarios tienen en ello”.

En el Vicariato del Puyo, desde la dimensión de la ecología integral, «estamos envueltos cada día en amenazas y en hechos que están produciéndose cada día en la Amazonía contra la vida, contra la vida de la naturaleza y contra los pueblos que en ella habitan», según Monseñor Rafael Cob. «Estamos muy contentos de haber podido en estos últimos meses asistir y acompañar al pueblo waorani que ha conseguido triunfar en la demanda que ha puesto al gobierno ecuatoriano respecto a la explotación petrolera que deseaban hacer en sus territorios”, reconoce el obispo. Para él, “esta sentencia crea un precedente que para nosotros es muy importante y ha hecho posible la unidad de las distintas etnias en nuestra tierra de Pastaza».

En ese sentido, el obispo del Puyo, recuerda que «en estos días se ha celebrado la fiesta de las comunidades indígenas, siete etnias diferentes unidas con un mismo ideal, defender la Amazonía, defender la tierra, defender la vida». Mostrando el apoyo de la Iglesia, insiste en que «estamos con ellos y seguiremos luchando en defensa de esa ecología integral que pide también el Papa Francisco y que hoy necesita nuestro mundo. Es importante en esta segunda parte del tema del Sínodo amazónico, que el mundo entero, unido, podamos vivir esa vida en plenitud de la que nos hablaba Aparecida».

Según el Padre Justino, se hace necesario, «asumir posicionamientos claros contra aquello que perjudica a los pueblos del mundo». Él afirma que «nuestra Amazonia nos hace ver que es importante defenderla, pero pocas personas tienen actitud de respeto, de amor y defensa a la Amazonía y sus pueblos». El salesiano critica a los grandes empresarios, «ellos tienen otra visión de la Amazonia, poco interesados en quien vive allí, las personas, los seres vivos, todo el sistema de vida que existe en el bosque. Defender la Amazonia no es sólo defender una región, es defender la vida, muchas vidas».

En este proceso, se ve «como indígena que es defendido por muchas personas valientes, y al mismo tiempo, en el deber de defender nuestra Amazonia, los pueblos amazónicos». Para él es importante «sentir con el corazón indígena, hablar con la voz indígena, colaborar con los conocimientos indígenas. Muchas expectativas, sueños buenos de creer que el Sínodo será un momento especial de defender la vida, defender nuestros territorios, un tiempo especial en que tenemos que asumir un compromiso serio sobre los valores humanos, valores de la naturaleza, valores de la vida como cosmos, como biomas que existen en la Amazonia «.

Siguiendo las ideas y deseos del Papa Francisco, el Padre Justino cree que «hemos avanzado en pensar en una Iglesia con rostro indígena, no sólo el rostro, sino tener un corazón indígena, que ama sus culturas, su región». Esto puede ayudar a hacer realidad los nuevos caminos que el Sínodo para la Amazonia pretende, pues «todo eso va a trascender en nuestras prácticas pastorales, catequesis, celebraciones, reflexiones, cursos, en las escuelas, temas de formación. Eso es lo que va a mostrar lo que nosotros como Iglesia de la región amazónica, poco a poco tendremos que crear». En ese camino, él reconoce que «tendremos dificultades, pues muchos y muchas serán insensibles a esas novedades, muchas personas interpretan ese momento como tiempo de oposición a lo que se llama desarrollo y progreso. Nosotros que estamos trabajando y acompañando más directamente, lo vemos de forma diferente, como posibilidad de construir un mundo mejor».

El fundamento de todo esto está en el hecho de que «no podemos estar sordos a los clamores de la Tierra, a los clamores de los empobrecidos, principalmente a los indígenas, a los migrantes, a las mujeres, a los niños, que son explotados por los esquemas corruptos, que corrompen el sistema en diferentes niveles, político, religioso», afirma el salesiano. Según él, «a pesar de percibir las dificultades que tendremos, no nos falta esperanza, muchas cosas empiezan a suceder, surgen como esperanza, pues todas las comunidades que se escucharon, todas las personas que hablaron, mostraron todas las realidades que envuelven, las realidades negativas que amenazan, que destruyen a los pueblos, los territorios, pero también expresan una esperanza incalculable, con respecto a la voz de la Iglesia, que es la voz profética en ese momento de muchos problemas en esos países pan-amazónicos.

Finalmente, afirma que «para mí, un indígena tuyuka, participar de una reunión como ésta será nuevamente un momento importante para aprender, para contribuir, y así ver y sentir de cerca las preocupaciones que el Papa Francisco tiene para con la Iglesia en la región amazónica». Por eso, «con mucha esperanza me voy a encontrar con otros que actúan en diversas regiones, en diversos países, para esa reunión importante. Estoy seguro de que nuestros antepasados indígenas, de diversos pueblos, nos acompañarán, inspirando sabidurías para que no los traicionemos, sino que consigamos poner en el papel lo que muchos pueblos expresaron en el tiempo de escucha», concluye el Padre Justino Sarmento Rezende.

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