Oficialmente, Perú cuenta con 48 lenguas indígenas habladas por 4,5 millones de peruanos y peruanas, un 16% de la población nacional. De ellas, 21 están en peligro. En el Año Internacional de las Lenguas Indígenas y ante la celebración del Día de las Lenguas Originarias del Perú, el director del departamento de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura, Agustín Panizo, reflexiona sobre los avances y desafíos.
Por: Beatriz García
13:00|26 de mayo de 2019.- “Sueño, o soñamos, con un país intercultural de verdad”. Es el deseo de Agustín Panizo, responsable de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura de Perú desde donde, en víspera del Día de las Lenguas Originarias del Perú, 27 de mayo, y en el contexto del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, se admite que queda mucho por hacer. Pero sí, hay avances. Logros que se reflejan, a nivel de cifras, en la comparación de los censos nacionales realizados por el Instituto Nacional de Estadística (INEI) EN 2007 y 2017. “Hay un dato clarísimo. En 2007 el censo arrojó un resultado de hablantes de lenguas originarias de, más o menos, 4 millones 53 mil personas. Y el Censo de 2017 nos arroja un resultado cercano a los 4,5 millones de hablantes de lenguas originarias en el país”, detalla Panizo, “el número de 2007 representaba que el 14% de todo el país hablaba una lengua indígena como lengua materna. Ahora, ese dato representa el 16%. Es un 2% más, unas 450.000 personas que antes no habían declarado que hablaban lenguas originarias y hoy sí”.
Si bien caben varias hipótesis, como que la técnica de recojo de información que se utilizó en 2007 fuera imprecisa o el lógico aumento poblacional en una década, los especialistas están convencidos de que un marcado incremento del orgullo indígena, de la identidad en definitiva, es la principal causa del aumento estadístico. “Creo que, sin negar las otras, esa explicación es la más fuerte. Por ejemplo, el pueblo shipibo ha crecido en 11.000 hablantes de un censo a otro, y si vemos los hablantes de quechua han pasado de 3 millones 360 mil en 2007 a 3 millones 800 mil en 2017”, comenta el director de Lenguas Indígenas. La esperanza mayor está en los jóvenes. Son ellos quienes se han pronunciado con más fuerza en el censo. “Estamos hablando de una identidad nueva y fuerte en los pueblos indígenas”, cree Panizo.
- El dato oficial nos habla de 48 lenguas indígenas en Perú…
- Trabajamos con la cifra de 48 lenguas indígenas que es la oficial, a la que hemos llegado con el Ministerio de Educación, que es la que nos permite como Estado organizarnos en nuestra atención tanto en la parte educativa como en la de servicios públicos. Pero el mundo académico tiene una mirada distinta. Por ejemplo, el quechua es visto por los lingüistas como una familia de lenguas y hay otras lenguas que también son vistas por la academia como grupos de lenguas. Ayer mismo leí un artículo que habla de 90 lenguas que son las registradas en una página web que se llama el ‘Glottolog’, que es una página web europea que hace seguimiento de la diversidad lingüística de todo el mundo. Básicamente es así porque ven en la familia quechua un montón de lenguas.
- Sin embargo, sabemos que varias de ellas apenas tienen unos pocos hablantes… no se sabe bien si siguen siendo lenguas vidas o, al estar ya prácticamente condenadas, las podemos dar por muertas. Lamentablemente, ¿pronto hablaremos de 47, 46 o 45 lenguas? ¿Se irá reduciendo está cifra?
- Bueno, lamentablemente hay lenguas que son habladas por un puñado de personas pero que, además, ni siquiera están juntas, están dispersas entre sí y en la práctica no son habladas, son sólo recordadas. La ley nos obliga, como Estado, priorizar las acciones para evitar la pérdida de esas lenguas. Y nosotros estamos haciendo lo que podemos hacer en este momento mediante la estrategia Voces Vivas de atención a lenguas en situación crítica.
- ¿Con qué lenguas se está trabajando?
- Hemos trabajado durante un año en la documentación de la lengua taushiro con el señor Amadeo García, el último hablante fluido de la lengua. También hemos trabajado con el señor pablo Andrade Ocagane, hablante de la lengua resígaro, que vive en Pebas, en Loreto, con él hemos registrado su lengua en videos, hemos transcrito, hemos traducido al castellano en la medida de las posibilidades y toda esa información ha pasado al Archivo Nacional de Lenguas Indígenas. También estamos haciendo lo mismo en estos días con el chamicuro, una lengua hablada también por un puñado de personas y el próximo mes comenzamos a trabajar con el señor Jorge Trigoso, su hermana María, Antonio y Enrique Trigoso Silvano, los cuatro hermanos, en el registro de su lengua, la lengua Iñapari de la que se creía que ya no había hablantes. He estado hace unos días con ellos y hemos llegado al acuerdo, al consenso de trabajar juntos. Esto no lo hace el Ministerio de forma unilateral, sino que es una documentación participativa de las lenguas y trabajamos con los hablantes en sus propias lenguas. Y así seguimos trabajando. Programándonos con las lenguas y priorizando con las que están en mayor vulnerabilidad.
- ¿Qué significa la muerte de una lengua?
- Significa mucho más que la desaparición de un sistema de comunicación, sino que muere una cultura misma. A mí me gusta decir que las lenguas son como el correlato verbal de una modalidad de ser humanos. Las lenguas para los pueblos originarios son un motivo cuya pérdida nos asusta, nos entristece porque somos conscientes de lo que se va con ella. La lengua nos genera la angustia de sentir que se nos va el alma por los poros, en términos de un pueblo. Pero pensemos que sí hay solución. Hay pueblos en el mundo que han logrado revertir la pérdida de sus lenguas, hay pueblos que han recuperado sus lenguas. Un ejemplo está en el pueblo vasco y el pueblo catalán, en España, son pueblos cuya lengua fue perseguida durante la dictadura de Franco, eran lenguas castigadas, que eran prohibidas en las escuelas, perseguidas con todo el aparato del Estado. Sin embargo, caída la dictadura son ejemplo de cómo han tomado con mucha fuerza la recuperación de su lengua.
- ¿Y en Perú?
- La lengua kukama, para hablar en el Perú, en el último censo presenta 800 hablantes más. Ha sido impresionante el esfuerzo que ha hecho el pueblo kukama porque han sido conscientes de que para ellos la lengua es un asunto de vida o muerte como pueblo, es un asunto vital, asegura su permanencia como pueblo. Por eso el pueblo kukama ha tomado hace algunos años esta decisión de trabajar en la conservación de su lengua y su cultura.
- ¿Qué hacer para trabajar en la conservación de la lengua?
- El fenómeno hay que dividirlo en tres. Por un lado, está la valoración de la lengua, nuestra actitud hacia ella. Las actitudes de los hablantes, pero también de quienes no la hablan, de la sociedad que nos rodea. Luego está el tema del conocimiento de la lengua, ¿conocemos nuestra lengua? Y ese conocimiento, ¿lo hemos puesto en materiales, en libros, en diccionarios, hemos hecho algo así o solo está en las cabezas de los ancianos y se va a ir con ellos? Y el tercer tema es sobre la transmisión, ¿se está transmitiendo de generación en generación? Los abuelos, los padres… ¿están transmitiendo la lengua a nuestros hijos, hijas, nietos y nietas? ¿O la comunidad se está organizando para hacerlo de forma comunitaria? ¿Estamos reuniendo a los niños en una casa para que los abuelitos transmitan la lengua y tengamos lo central en el mantenimiento que es niños que la hablen? Hay que transmitir la lengua a las nuevas generaciones, porque sin eso no hay futuro.
- ¿Qué significa la lengua para los propios pueblos?
- Pienso que las personas más adecuadas para responder esto son los propios pueblos, pero en mi experiencia de conversar con muchos hermanos de pueblos indígenas he aprendido que tienen su lengua como un derecho, para ellos su lengua es algo que está en el centro de su alma como pueblos, es algo muy parecido al alma del pueblo. En esa lengua está codificada toda su historia, todas sus tradiciones, toda la información transmitida de generación en generación durante muchos cientos de años o más se ha basado en la lengua. Incluso la lengua tiene la forma de su cultura. Hay palabras que existen porque para ellos las cosas que esas palabras designan son cosas importantes, y palabras que no existen porque en su experiencia centenaria de vida esas realidades no son necesarias.
- Y pese a todo hay quien se pregunta por qué. ¿Por qué esforzarse en mantener nuestra propia lengua si el castellano nos comunica con más gente, y el inglés con más aún?
- La respuesta es muy sencilla. El castellano sirve para unas cosas, ciertamente, es la lengua de comunicación nacional y el inglés nos comunica con todo el mundo. Sí, pero es que los seres humanos tenemos la capacidad de hablar muchísimas lenguas. Yo tengo un amigo que habla 17 lenguas. Está un poco loco, sí, pero es posible. Es posible hablar dos, tres, cuatro o cinco lenguas porque con ellas hacemos cosas distintas. Hay una lengua que nos sirve para amar, para enamorar, para crear, para dar afecto… es nuestra lengua materna. Hay otra lengua que nos sirve para trabajar, para comunicarnos con todo el país, para muchas cosas… sí, es el castellano. Hay otra lengua que nos sirve con todo el mundo, es el inglés. Aprendámoslo, no hay problema. La lengua materna nos sirve para construirnos como personas, para mostrar quiénes somos, para mostrar nuestra identidad.
- Desde el amor a las lenguas indígenas, las carencias que todavía hay y todo lo que falta por hacer. ¿Cuáles son sus deseos?
- Tenemos muchos sueños que compartimos con millones de personas que hablan las lenguas originarias en el Perú. Hablar de nuestras lenguas originarias, más que hablar de cosas abstractas es hablar de personas, son las personas las que existen. Son peruanos y peruanas que se han visto forzados a tomar esta decisión de arrinconar, de dejar de transmitir la lengua a sus hijos sólo para evitar que sus hijos sufran la discriminación que ellos sufrieron cuando jóvenes, niños, o que aún hoy sufren. Esta dolorosa decisión tomada por padres de familia de no transmitir la lengua, quisiera que eso cambie, que ninguna peruana o peruano se vea forzado por la hostilidad de una sociedad intolerante, indiferente, ignorante, discriminatoria… quisiera que no suceda que los padres y madres de familia se vean forzados a no transmitir su lengua y por lo tanto su cultura a sus hijos, hijas, nietos y nietas. Quisiera que eso cambiara, que como peruanos pudiéramos vernos unos a otros con la maravilla que causa el respeto y la curiosidad por ese mundo que está en el otro. Y que eso nos haga dejar de ser discriminadores como nos enseñaron a ser. Para eso, pienso en un país donde avanzamos con seriedad hacia la oficialización de las lenguas, donde los servicios públicos se dan en las lenguas originarias. Quisiera que todos los servicios públicos hicieran el cambio necesario y se brindarán con respeto por las características culturales y lingüísticas del otro. Sueño con un país intercultural de verdad, es mi sueño y de la gente con la que trabajo en el Ministerio de Cultura, ese es nuestro sueño.