Serán la voz de los pueblos indígenas peruanos durante el Sínodo de la Amazonía. Yésica Patiachi y Delio Siticonatzi, de los pueblos Harakbut y Asháninka, aterrizaron en Roma desde la selva peruana con la mochila cargada de esperanza para caminar juntos por la salvaguarda de la Casa Común y sus pueblos
Por Beatriz García – CAAAP
Roma (Italia). Ambos son jóvenes y conocen bien el sentido y la labor misionera de la Iglesia en la Amazonía. Quizás es por eso que confían en ella para superar los tiempos difíciles que se atraviesan y admiran la valentía y humildad del Papa Francisco. “Veo a un Papa que trae esperanza para la Amazonía y nuestros pueblos, un Papa que está totalmente identificado con los problemas de la Casa Común. Porque nosotros sin territorio, sin bosques, simplemente desapareceríamos, por eso nuestra Casa Común lo es todo. Esa preocupación hace que estemos acá”.
Acá es Roma. Y ella es Yésica Patiachi (pueblo Harakbut, Madre de Dios), algo nerviosa por el importante papel que durante el mes de octubre tendrá que jugar en el corazón de la Iglesia Católica, en el Vaticano. Llegó hace apenas unas horas junto a Delio Siticonazti (asháninka, de Junín) y, juntos, inician un camino de tres semanas que les ha traído hasta el aula del Sínodo, junto a la Basílica de San Pedro. Ahí adentro tienen voz. Serán auditores del Sínodo de la Amazonía. Los dos únicos, indígenas, de Perú. Traen varios mensajes para esforzarse en hacer un buen papel. “Para nosotros es un gran privilegio”, reconoce Delio, docente de la Universidad Católica Sede Sapientiae – NOPOKI de Atalaya (Ucayali), “somos indígenas que vivimos y sentimos la Amazonía y, por eso, el principal mensaje que traigo en lo más profundo de mi corazón es en relación a los jóvenes y la educación, creo que se debe priorizar mucho más porque por ahí están las salidas para nuestros pueblos”.
La búsqueda de un solo ideal, por encima de los credos religiosos, será otro de sus aportes. Convencido de que “necesitamos alternativas económicas de desarrollo” para frenar el extractivismo descontrolado (legal e ilegal) y otro tipo de actividades como el narcotráfico, Delio Siticonazti apuesta por la Iglesia como acompañante de los pueblos y en comunión, por qué no, con el resto de iglesias. Es decir, quiere y ruega que ese “caminar juntos” sea algo más que una expresión, que se haga realidad.
“Espero mucho del Sínodo, que se recojan todos los aportes, no sólo de los expertos que vienen, sino que creo que nosotros también tenemos la misma capacidad, pues somos realmente los expertos de la Amazonía y queremos aportar con mucho entusiasmo, con muchas ganas para hacer algo frente al mundo que se está destruyendo, frente a la aniquilación de la Amazonía”, reflexiona Patiachi. La invitación expresa del Papa Francisco abriendo las puertas de su casa a representantes de diferentes pueblos indígenas es, para ella, el signo más evidente de la disposición del Sumo Pontífice a escucharles. Y la idea que trae a su espalda es concreta: Un desarrollo diferente es posible. “Los pueblos indígenas entendemos un desarrollo sin destrucción, un desarrollo sinónimo de vida, no de destrucción”, afirma.
Admiración ante la sencillez
Impresionante. Tanto Yésica como Delio utilizan el mismo término para definir sus sensaciones luego de participar, en el espacio reservado para los invitados y junto a decenas de obispos de todo el mundo, en la celebración de apertura del Sínodo de la Amazonía este último domingo en la Basílica de San Pedro. “El año pasado le tuvimos en nuestra casa y es una alegría, ahora, poder visitar al Papa en la que es su casa”, comenta Patiachi.
Horas después de ese momento, Siticonatzi todavía se emociona al recordar lo vivido. “Para mí ha sido una gran impresión, por vez primera asistir a una misa dentro de la Basílica de San Pedro, presidida por el Papa Francisco. Como siempre, él humilde, sencillo, mostrando la sencillez que deben tener los cardenales, sacerdotes… todos los que conforman la parte clerical. Me gustó mucho que en su homilía enfatizaba el servicio a los pobres, el amor de Dios para con los pobres”, comenta el joven asháninka.
Con el deseo de ser escuchados. Con la esperanza de hallar soluciones. Así comienza para Delio y Yésica este Sínodo de la Amazonía. Porque los nuevos caminos todavía están por recorrerse.