Las intensas lluvias y el desbordamiento de los ríos en las regiones de Junín, Ucayali y Loreto han provocado una grave crisis humanitaria en las comunidades indígenas de la Amazonía peruana. La falta de respuesta efectiva por parte del Estado y la desatención histórica a las demandas de los pueblos originarios agravan la situación, poniendo en riesgo la vida, la salud y los derechos humanos de miles de personas, especialmente de los pueblos indígenas amazónicos.
13.00 | 27 de marzo de 2025.- En los últimos meses, las inundaciones en la Amazonía han aumentado debido a las intensas lluvias, el desborde de ríos y la falta de acciones de prevención y contingencia por parte del Estado. Según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), la situación de emergencia ha cobrado la vida de más de 90 personas a nivel nacional, sin contar los damnificados y las cuantiosas pérdidas materiales.
Ante esta situación, el Poder Ejecutivo declaró en emergencia a 338 distritos de 20 regiones, incluyendo a Loreto, Ucayali y Junín, debido al peligro que representa para la población. Sin embargo, al tratarse de un fenómeno recurrente, esta medida solo evidencia la ausencia de estrategias efectivas para prevenir y mitigar sus impactos.
En este contexto, es clave destacar que los efectos de la crisis climática, sumados a la falta de preparación del Estado ante fenómenos meteorológicos extremos, impactan de manera diferenciada a los pueblos indígenas. Estas comunidades, que ya enfrentan un contexto de precariedad en el acceso a servicios básicos y en la protección de sus derechos, están aún más expuestas frente a eventos climáticos cada vez más frecuentes e intensos.
Más allá de la declaratoria de emergencia, organizaciones indígenas y comunidades afectadas exigen medidas preventivas y políticas públicas claras para abordar estos fenómenos. Estos son los casos de Junín, Loreto y Ucayali, donde comunidades enteras llevan meses resistiendo el embate de las aguas mientras ven desaparecer sus hogares, sus animales y los recursos que sostienen sus formas de vida.
Junín: Crisis humanitaria en las comunidades asháninka de Río Tambo
En la región de Junín, las comunidades indígenas de Río Tambo, Satipo y la provincia de Chanchamayo, habitadas principalmente por el pueblo Asháninka, enfrentan una emergencia humanitaria sin precedentes. Las lluvias continuas y las inundaciones han cubierto grandes extensiones de tierras agrícolas, desplazando a cientos de familias y destruyendo recursos esenciales para su subsistencia. La escasez de alimentos, agua potable y atención médica ha generado una situación de extremo riesgo para la población.
La comunidad nativa asháninka de Pampa Michi, ubicada en el distrito de Chanchamayo, ha sido una de las más afectadas y se encuentra en una situación crítica. Al respecto, Lourdes Irova Cipriani, vicepresidenta de la Central de Comunidades Nativas de la Selva Central (CECONSEC), señaló: “Estas inundaciones han causado deslizamiento de tierras y huaicos en diversas zonas de la comunidad, bloqueando carreteras vitales para el traslado y el transporte de los productos hacia los mercados locales, así como el traslado para emergencias”.
Esta comunidad no solo se encuentra casi aislada debido a las carreteras bloqueadas, sino que también ha visto afectada su economía y su fuente de alimentos: “Muchas hectáreas de plantaciones agrícolas de cacao, yuca y plátano han sido arrasadas por la inundación. Son prácticamente el sustento de la familia, y esto ha dejado a muchas familias en situación de extrema vulnerabilidad”, cuenta la dirigenta.
Pese a la grave afectación que producen estas inundaciones periódicamente, la respuesta del gobierno ha sido insuficiente, y la ayuda humanitaria no ha llegado a todas las zonas afectadas. Las comunidades demandan la intervención urgente del Estado para asegurar la provisión de recursos básicos, como alimentos, agua potable, asistencia médica y la rehabilitación de infraestructuras esenciales.
Además, desde las organizaciones indígenas, se pide la aplicación de medidas preventivas, como señala la vicepresidenta de la CECONSEC: “El Estado debería dar atención inmediatamente. Además, se requiere con urgencia la construcción de una defensa ribereña para prevenir las inundaciones”, concluyó.
Comunidades nativas aisladas tras desbordamiento del río Ucayali
En Ucayali, la creciente del río homónimo ha afectado gravemente a las comunidades indígenas que habitan a sus orillas, provocando inundaciones de hasta un metro de altura. La situación se agrava por el aislamiento de estas comunidades, la destrucción de viviendas y cultivos, y la escasez de alimentos y agua potable. Las inundaciones las han dejado en una situación desesperante, sin acceso a servicios básicos y, nuevamente, sin una respuesta adecuada por parte de las autoridades locales y nacionales.
Graciela Reategui Mori, lideresa indígena del pueblo Shipibo-Konibo y presidenta de la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali y Afluentes (FECONAU), manifiesta que nunca habían visto una inundación de tal magnitud en la región: “La inundación es demasiado fuerte ahora, como nunca habíamos visto, y hasta ahora no vemos las acciones del Estado ni de gobiernos regionales ni otras entidades públicas. Por eso hacemos el llamado desde nuestras federaciones. Hemos sido afectados es en todo: en alimentación, agricultura, en las mismas viviendas. Las familias pasan hambre, frío, hay muchas necesidades” declara.
Pese a la difícil situación, la lideresa denuncia que el Estado no asume su responsabilidad y exige la presencia urgente de las autoridades en las comunidades afectadas: “El Estado está cruzado de manos y no está haciendo nada por los pueblos indígenas; más bien, vulnera nuestros derechos al dejarnos en esta situación. Deberían venir a las comunidades y ver la realidad de lo que está pasando. Por favor, necesitamos ayuda con urgencia en la región Ucayali. La necesidad es muy grande”, manifiesta.
En esta región, la deforestación ha sido un factor agravante para las inundaciones. Según un artículo periodístico de Salud con Lupa, diversas fuentes señalan que la tala de bosques reduce la capacidad del suelo para absorber el agua, lo que provoca que la lluvia se estanque y genere estragos. Desde 2001, la provincia de Coronel Portillo, en Ucayali, ha perdido más de 226 mil hectáreas de bosque, lo que la ha convertido en una de las más afectadas por las inundaciones actuales, con 13,846 personas damnificadas, 2,055 viviendas inhabilitadas y un fallecido.
A pesar de las intensas lluvias y los daños irreversibles, los recursos para atender la emergencia son insuficientes. La situación se agrava con el paso de los días, y las comunidades de Ucayali exigen la intervención inmediata y efectiva de las autoridades nacionales y regionales, así como el apoyo de organizaciones aliadas. Además, la FECONAU hace un llamado a la comunidad internacional para contribuir con financiamiento y mitigar los efectos de esta crisis a la brevedad posible.
Loreto: Creciente del río Marañón pone en riesgo a comunidades Kukama
En Loreto, la creciente del río Marañón y otros afluentes ha comenzado a afectar gravemente a las comunidades indígenas pertenecientes al pueblo Kukama Kukamiria desde finales de 2024. A pesar de las alertas emitidas por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) sobre la posibilidad de crecidas históricas, el Estado no ha tomado medidas preventivas suficientes ni ha coordinado una respuesta oportuna. Según reporta el medio Radio Ucarama, con base en Nauta, el agua ha inundado calles, viviendas y cultivos esenciales para la alimentación de la población, como la yuca y el plátano.
La comunidad nativa de Cuninico no sólo tiene que lidiar con las inundaciones, sino también con el peligro de que la creciente del río se mezcle con los derrames de petróleo, presentes desde el 2014, contaminando la principal fuente de agua que tienen. “Apenas se ve el interés de las autoridades por la comunidad frente a esta creciente, los niños no pueden ir al colegio y nosotros tenemos que organizarnos para poder solucionar este problema. Solo el 30% de ayuda el del municipio y el 70% es nuestro esfuerzo, nosotros tenemos que poner todo” explica Cesar Mozombite, corresponsal de Radio Ucarama ante la problemática ambiental.
La combinación de sequía y posterior inundación ha dejado a las comunidades indígenas sin acceso a alimentos, lo que agrava aún más la situación de emergencia. Además, la situación ha perjudicado el derecho a la educación de miles de estudiantes indígenas, ya que cientos de colegios han quedado inhabilitados por las peligrosas inundaciones en toda la región.
Más allá de la emergencia: Urge un enfoque preventivo
«Los pueblos indígenas venimos advirtiendo sobre estos riesgos hace años. Nuestros conocimientos y propuestas deben ser parte de la solución. ¡Son urgentes acciones efectivas de prevención, atención y adaptación!», resalta la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) en su nota de prensa más reciente sobre los impactos de las inundaciones en la Amazonía. La organización también enfatiza que estos fenómenos se agravan con la crisis climática, afectando de manera particular a los pueblos indígenas amazónicos y andinos en todo el país.
A pesar de estas reiteradas alertas de las organizaciones y comunidades indígenas, la respuesta estatal sigue siendo reactiva y limitada a la declaración de emergencias, sin atender las causas estructurales ni fortalecer las capacidades de las comunidades para enfrentar estos eventos extremos.
A esta emergencia se suma la reciente alerta del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) sobre la llegada del cuarto friaje del año a la selva, que traerá lluvias de moderada a fuerte intensidad entre el 25 y el 27 de marzo. Este nuevo episodio podría agravar aún más la situación en las comunidades ubicadas en las cuencas de los ríos amazónicos, aumentando el riesgo de nuevas inundaciones.
Atender la emergencia actual es una prioridad, pero también lo es el diseño e implementación de estrategias de prevención que incluyan a los pueblos indígenas y sus conocimientos ancestrales sobre el manejo del territorio y los ciclos del agua. En un contexto de crisis climática y ante la falta de acciones efectivas por parte del Estado, es urgente adoptar enfoques que fortalezcan a las comunidades indígenas y su capacidad de adaptación, garantizando respuestas efectivas a los desafíos que enfrentan.