Desde su propia mirada, estudiantes indígenas en Iquitos participan en un diagnóstico para visibilizar los retos de vivir y estudiar en la ciudad.

Foto: CAAAP.
16:00 | 20 de agosto de 2025.– La Organización de Estudiantes de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana (OEPIAP) ha dado inicio a un proceso de diagnóstico participativo, con el acompañamiento del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP). Las primeras jornadas se realizaron el fin de semana del 16 y 17 de agosto en la residencia de la organización en Iquitos.
Esta valiosa iniciativa, que combinó la aplicación de encuestas con la poderosa herramienta de los «mapas parlantes», tiene como objetivo principal comprender a fondo el proceso de migración, los modos de vida urbanos, las estrategias de arraigo territorial y los desafíos cotidianos que enfrentan los jóvenes indígenas en la ciudad, todo desde una perspectiva intercultural.
Los participantes, que incluyeron a 44 jóvenes (hombres y mujeres) el primer día y 16 mujeres el segundo día, se sumergieron en una reflexión colectiva sobre su experiencia en un entorno urbano muchas veces ajeno a sus raíces. Este taller marca el punto de partida de un proceso continuo que incluirá el análisis detallado de los resultados y la posterior presentación del diagnóstico a la organización y a otros actores.
El trabajo con mapas buscó identificar los “itinerarios urbanos cotidianos” de los jóvenes, como los recorridos a las universidades, mercados o espacios de recreación, así como los lugares significativos para ellas y ellos: zonas de encuentro con paisanos, espacios de comodidad o incomodidad y sitios donde perciben mayor riesgo o seguridad. La segunda jornada permitió a las mujeres reflexionar específicamente sobre su experiencia en la ciudad, centrándose en temas de seguridad y socialización en espacios públicos, desde un enfoque de género. Paralelamente, las encuestas recogieron información sobre identidad, tiempo de residencia en Iquitos, dificultades y aspectos positivos, espacios de encuentro, vínculo con la comunidad de origen, perspectivas a futuro y trayectoria educativa.
Voces desde la organización: representación y desafíos comunes

Foto: CAAAP.
La OEPIAP se ha consolidado como una organización clave para los jóvenes indígenas que llegan a Iquitos en busca de educación superior. Creada desde la necesidad y la autogestión, hoy representa a más de un centenar de estudiantes provenientes de al menos 17 pueblos originarios, convirtiéndose en un espacio de apoyo colectivo y defensa de derechos. “Nuestra organización nació de la lucha, porque las autoridades nunca nos atendieron. Fue gracias a la insistencia de los propios estudiantes que hemos conseguido ser escuchados y respetados”, recordó Lirio Rojas, presidente de la OEPIAP.
Sin embargo, los retos cotidianos de los jóvenes migrantes son persistentes. La falta de transporte seguro sigue siendo una de las mayores preocupaciones, pues muchos deben recorrer largos tramos a pie, incluso de noche, para llegar a sus centros de estudios. “Siempre me he preocupado por este tema. He tocado puertas en busca de apoyo, pero nos han rechazado, nos han cerrado las puertas porque no hay presupuesto”, lamentó Rojas. Los casos de asaltos, acoso a las jóvenes y violencia en las calles reflejan la vulnerabilidad de los estudiantes indígenas en la ciudad.
A estas dificultades se suman otras como las brechas de uso de tecnología, dificultades de acceso a internet, materiales de estudio y recursos básicos para sostener su formación. Pese a ello, la OEPIAP se mantiene como un espacio de acompañamiento que brinda orientación, refuerza la identidad cultural y fomenta la solidaridad entre estudiantes. “El objetivo es que los jóvenes no solo terminen su carrera, sino que regresen a sus comunidades para servir en lo que el pueblo necesita”, enfatizó el dirigente, subrayando la importancia de fortalecer la organización para garantizar que más estudiantes indígenas puedan cumplir su sueño profesional.
En esa línea, la residencia estudiantil, gestionada por la propia OEPIAP, que hoy alberga a decenas de estudiantes indígenas, se ha convertido en un espacio fundamental de apoyo para las y los jóvenes que llegan a la ciudad. Allí encuentran un lugar donde vivir de manera colectiva, compartir sus experiencias y afrontar juntos las dificultades de adaptación, manteniendo a la vez el vínculo con sus comunidades de origen.
La mirada de las mujeres: resiliencia y libertad

Foto: CAAAP.
Marisela Chauque Baruch, vocal de la OEPIAP y estudiante de filosofía y psicopedagogía, resaltó la importancia del taller como un espacio de reflexión sobre los procesos que viven las mujeres indígenas en la ciudad. Contó que el ejercicio le permitió mirar hacia atrás y reconocer las dificultades que enfrentó al migrar a Iquitos, desde la depresión y la ansiedad hasta la presión de adaptarse a un entorno hostil. “He aprendido a valorar el esfuerzo de mi familia y a ser más fuerte frente a los problemas. Antes cualquier cosa me hacía sentir que ya no podía más, ahora sé sobrellevar las dificultades con más calma”, compartió.
Marisela también reflexionó sobre las violencias que atraviesan a las mujeres en la vida cotidiana, desde el acoso en el transporte hasta los prejuicios por la forma de vestir. Aunque muchas veces recurren a estrategias para protegerse, sostuvo con firmeza que “la vestimenta no te define” y que las mujeres deben ser libres de decidir cómo vestir.
Para ella, el diagnóstico no fue solo un momento para compartir experiencias individuales, sino también una oportunidad para fortalecerse como colectivo. “Somos capaces de todo, tenemos la capacidad de lograr nuestras metas. Espero que la sociedad de Iquitos aprenda a valorar a las mujeres indígenas y a vernos sin prejuicios”, afirmó.
Este primer diagnóstico marca un paso importante en la visibilización de las realidades que atraviesan los estudiantes indígenas en Iquitos. Para la OEPIAP, se trata no solo de un ejercicio académico, sino de una herramienta política que permitirá exigir condiciones más justas y seguras para la juventud indígena en la ciudad. El reto ahora es que las autoridades y la sociedad en general reconozcan estas voces y actúen en consecuencia, garantizando que los jóvenes puedan culminar sus estudios sin renunciar a su identidad ni a su derecho a soñar con un futuro mejor para sus pueblos.

Foto: CAAAP.