COMUNICADO
13:04|30 de noviembre de 2017.- La Iglesia, respondiendo a su misión de acompañar e iluminar a sus fieles y a todos los hombres de buena voluntad en su camino hacia el bien común, ve con preocupación los momentos que vive el País remecido por las circunstancias políticas que todos conocemos.
En el contexto actual nos preocupa, como a toda la sociedad peruana, el posible debilitamiento de la institucionalidad en los poderes del Estado, y la corrupción que golpea los diversos estamentos de nuestra sociedad. Escribía el filósofo Jacques Maritain, en su libro El Hombre y el Estado: “La función concreta del Estado –su función principal– es velar por el orden legal y la aplicación de la ley. Pero el Estado no es la ley…el Estado…es un instrumento al servicio del hombre”.
La Iglesia defiende la institucionalidad, así como la división de los poderes del Estado. Esta división es el principio del estado de derecho “en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres”. (cf. DSI 408).
Los peruanos estamos asombrados por las numerosas denuncias de corrupción. No podemos ignorar que este problema es un fenómeno antiguo, pero somos conscientes de la gravedad que está alcanzando en nuestra sociedad lo que puede detener el desarrollo y fomentar nuevas formas de criminalidad. En los últimos años, tanto en la sociedad civil como en el Gobierno, se ha tomado consciencia de la necesidad de combatirla, ya sea en el ámbito político ya sea en la sociedad civil; pero aún hay mucho por hacer.
Esta amenaza ha tenido una respuesta de rechazo por parte de todos los sectores sociales, con los cuales compartimos el mismo sentimiento, ya que: “Entre las deformaciones del sistema democrático, la corrupción política es una de las más graves porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social;… La corrupción distorsiona de raíz el papel de las instituciones representativas”. (DSI 411)
Invocamos a todos los peruanos a construir puentes que, desde la verdad y la justicia, fortalezcan las bases de un país de hermanos “unidos por la esperanza”. De cara al bicentenario construyamos un Perú sólido en sus instituciones y firme en su lucha contra la corrupción.
Presidencia Conferencia Episcopal Peruana