José Luis Astigarraga, un obispo de la selva comprometido con las causas sociales

JoseLuisAstigarraga

Imagen: Facebook de Manolo Berjón, religioso del vecino vicariato de Iquitos

-Astigarraga respaldó y participó de las protestas en contra de los decretos legislativos que motivaron los hechos del denominado Baguazo. Fue fundador del Frente de Defensa y Desarrollo de Alto Amazonas, incluso llegó a ocupar el cargo de vicepresidente. En los 26 años que fue Obispo del Vicariato Apostólico de Yurimaguas mantuvo una actitud firme de defensa de los más pobres.

15:58|22 de enero de 2017.- Dos cosas que reconocen de forma unánime las personas que lo conocieron de cerca son su carácter calmado y su apertura a escuchar a todos sin hacer distinción alguna. En las modestas instalaciones del Vicariato Apostólico de Yurimaguas, monseñor José Luis Astigarraga Lizarralde podía recibir a representantes de gremios sindicales, madres y padres de familia, jóvenes, o representantes de comunidades nativas. Aunque en el caso de estos últimos era más común que él fuera a visitarlos navegando varias horas por río.

La tarde del viernes 20 de enero la noticia de su muerte causó consternación en la capital de la provincia de Alto Amazonas, en el suroeste de la región Loreto. Su avanzada edad, 76 años, no le impidió realizar un último viaje al distrito de Jeberos, para agradecer la labor que realizan las religiosas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, asentada en la zona desde inicios de la década de los setenta.

A su edad movilizarse largas distancias no es lo más recomendable pero él era así, le gustaba viajar y era agradecido, explica Geovanni Acate, director de Radio Oriente, medio que opera con el apoyo del Vicariato, cuya jurisdicción abarca las provincias de Alto Amazonas y Datem del Marañón, en Loreto, y parte de la provincia de Lamas, en la región San Martín.

Monseñor José Luis Astigarraga nació en el País Vasco, comunidad autónoma de España. En 1991 fue nombrado obispo del Vicariato Apostólico de Yurimaguas. Con esta designación también pasó a formar parte de la Asamblea de Obispos del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), fundado en 1974. Apenas puso un pie Yurimaguas, el mensaje que llevaba era claro: aportar a la pacificación de aquella zona de la selva peruana golpeada por las acciones del grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Eran años convulsos, de agitación y de enormes reclamos por parte de la población.

De esa etapa de transición, entre empaparse de la problemática de la selva y asumir el cargo dejado por monseñor Miguel Irízar Campos, fue testigo Lucero Guillen, hoy coordinadora de la Pastoral de la Tierra que se creó con el impulso del propio Astigarraga. “Monseñor José Luis era una persona muy entregada al pueblo y estaba convencido de su opción por los pobres”, destaca Guillén en conversación telefónica. Al igual que varias personas que le conocieron, ella admite que la actitud que tenía hacia las comunidades nativas era muy especial. “Yo veía que él disfrutaba, revivía cada vez que partía hacia una comunidad”.

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Palabras de monseñor Astigarraga, acompañado de monseñor Gerardo Zerdin, obispo de San Ramón, en enero de 2016, en la Pastoral Nativa organizada por los vicariatos de la selva y el CAAAP, en Lima. Foto: CAAAP

Astigarraga también fue fundador del Frente de Defensa y Desarrollo de Alto Amazonas, incluso llegó a ser su vicepresidente.  Desde su puesto se preocupaba por encontrar una solución a los problemas que afrontaba la población, recuerda Johon Paulkyn Tecco, jefe de prensa de Radio Oriente. “Era común verlo acompañando las protestas sociales. Cuando una vez amenazaron con quitarnos la señal (a Radio Oriente), lo vimos como un ciudadano más marchando”, dice el comunicador.

Un religioso con los pueblos y las causas ambientales

Su personalidad a veces tímida no fue óbice para enfrascarse en arduos debates y sentar una posición firme ante el abuso de las empresas y los grupos de poder en la región, explica Vicente Venegas, sacerdote que trabajó de cerca con Astigarraga en los últimos tres años.  Venegas sostiene que monseñor siempre mantuvo una postura sólida en defensa de las comunidades nativas y ribereñas. “Una preocupación suya ha sido los derrames (de petróleo) y la pasividad de los gobiernos ante ellos”.

Guillén, de la Pastoral de la Tierra, suma a esta cualidad. “Siempre me preguntaba por Morona, en su mente estaba grabado, ‘no te olvides de Morona’, me decía”. Morona es un distrito de la provincia de Datem del Marañón. En febrero del 2016, varias comunidades del pueblo indígena Wampis de ese distrito padecieron los daños causados por el derrame de más de dos mil barriles de petróleo. Hasta la fecha, Petroperú, la empresa a cargo de la tubería que fue origen del vertido, no ha brindado atención adecuada a los afectados.

En el 2009, junto a otros religiosos de la selva, monseñor Astigarraga respaldó la protesta nativa en contra de los decretos legislativos del gobierno aprista de Alan García, que vulneraban derechos territoriales de los pueblos indígenas. Luego de Bagua, en la región Amazonas, Yurimaguas era la segunda ciudad de la selva que convocaba gran número de manifestantes.

El respaldo a los nativos llevó a que se presentaran acusaciones formales de algunos parlamentarios apristas en contra de religiosos como el padre italiano Mario Bartolini Palombi, por aquel entonces párroco del distrito de Barranquita. A Bartolini se le acusaba de “entorpecimiento de los servicios públicos e instigación a la rebelión”.

En ese marco, Astigarraga unió en un pronunciamiento la voz de todos los actores del Vicariato –religiosos, religiosas, misioneros laicos, agentes pastorales y pueblo cristiano–. El pronunciamiento, difundido el 20 de junio, era de solidaridad con Bartolini y de reclamo ante los permanentes abusos del gobierno aprista contra la población indígena de la Amazonía. En enero de 2011 el padre italiano quedó absuelto del caso al no existir pruebas en su contra.

En agosto del 2009, parlamentarios apristas acusaron a Astigarraga de presuntos delitos contra la seguridad pública, bloqueo de carreteras, apología del delito de rebelión, entre otros. La denuncia no prosperó. De otro lado, sobre la radio del Vicariato, Radio Oriente, se emitió una orden para intervenirla. Como se esperaba, el religioso español no permitió que esta acción avanzara, reconoce Geovanni Acate, director de la radio.

Su compromiso con el ambiente era un pilar fuerte. En un video alojado en la red social YouTube, el año 2008, se le ve hablando sobre temas hasta entonces muy poco tratados en espacios públicos o de medios de comunicación. Alerta sobre “la ambición de las transnacionales” sobre los recursos de la selva, los monocultivos, la desaparición de bosques primarios y los lesivos decretos emitidos por el gobierno de entonces.

Un padre para todos

En los últimos años su salud se resquebrajó en gran manera. Sus pulmones y su respiración no eran como antes, relata Venegas. Medios locales ya daban cuenta en el 2015 de que había renunciado a su cargo y que esperaba que el Vaticano designara al nuevo obispo. Al demorar esta acción, monseñor Astigarraga se mantuvo en el cargo hasta el pasado 16 de diciembre (26 años, contando desde 1991), que fue cuando se supo del nombramiento de un administrador apostólico, cargo que es transitorio hasta la designación de un obispo oficial.

Cuando se supo de la noticia de su muerte, hombres y mujeres se agolparon en las puertas de su casa, en la sede del Vicariato. Los noticieros de la tarde lamentaban su partida, Radio Oriente dedicó un segmento especial a repasar su vida y obra. Sus restos son velados en la Catedral Virgen de las Nieves de Yurimaguas. Esta será también la sede que le acogerá por siempre.

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Monseñor Astigarraga en la Pastoral Nativa de enero de 2016 en Lima. Foto: CAAAP

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