Harry Pinedo Valera: El esplendor de Yana Puma

El crítico de arte Max Hernández Calvo comenta la primera muestra individual de Harry Pinedo, «El esplandor de Yana Puma»

"El rugir de Yana Puma", acrílico sobre tela. El crítico de arte Max Hernández Calvo comenta la primera muestra individual de Harry Pinedo, "El esplandor de Yana Puma"

«El rugir de Yana Puma», acrílico sobre tela. El crítico de arte Max Hernández Calvo comenta la primera muestra individual de Harry Pinedo, «El esplandor de Yana Puma»

Por Max Hernández Calvo Crítico de arte

15:09|26 de enero de 2017.- En El esplendor de Yana Puma, la primera individual de Harry Pinedo (María Belén Soria Casaverde, curadora), se hace patente la inmersión del artista en la tradición de la pintura shipiba —sus padres, Elena Valera y Roldán Pinedo, son conocidos artistas shipibos— y su diálogo con otros universos culturales (el artista vive en la comunidad de Cantagallo).

Pinedo elabora escenas de la cosmovisión amazónica, retratando la vida del bosque lluvioso en el Amazonas y la mitología shipibo-konibo, implícitamente de cara a su explotación no regulada.

Articulando distintos modos de construir la imagen y yuxtaponiendo iconografías y simbologías diferentes, Harry Pinedo busca reelaborar el campo visual mismo. Sin embargo, más que hacer un pastiche de referencias multiculturales, pasa sus distintos referentes —rurales y urbanos, regionales y globales— por el tamiz de las formas del arte shipibo. Es así como emplea formas de representación (de animales, de personas, de plantas, del paisaje), códigos visuales (la perspectiva, la textura, la composición) y técnicas pictóricas (la pincelada, la línea, las gamas tonales, etc.) que remiten, por momentos, a la historia del arte occidental, al arte del pueblo shipibo-konibo, a la imaginería popular y a la iconografía de la globalización.

Así, por ejemplo, “El rugir de Yana Puma” muestra el enorme rostro de un gran puma negro flanqueado por otros dos felinos similares, contra el fondo de un paisaje selvático pintado en blanco y negro, en una alusión crítica a la contaminación y la explotación desregulada del territorio. La imagen frontal del puma hace recordar la pintura popular (como los tigres que solían decorar los guardafangos de los camiones); y las figuras de huesos y espinazos de pescado dispersas por el suelo, así como las venas de las hojas de los árboles evocan, en su simplicidad gráfica, el grafiti callejero.

“La manada de Yana Puma” retrata a un grupo de felinos en la selva. Las mismas figuras, las diversas maneras de representar la vegetación y la paleta empleada traen a la mente la pintura de Henri Rousseau, en un aparente guiño al arte moderno que, no obstante, cita otros modos de representación (por ejemplo, las distorsiones y posiciones de las figuras más pequeñas aluden a referentes estéticos no occidentales). De este modo, Pinedo enlaza el arte naif, el marginal, el de museo y lo artesanal desde una perspectiva orientada al campo del arte contemporáneo y en un diálogo constante con las formas tradicionales de la selva.

“Sabiduría bajo la protección de Yana Puma”, la pieza principal, es una escena de colorido vibrante con muchas referencias al mundo amazónico: la figura del chamán, la boa, el jaguar, la cushma, los rituales, las plantas maestras, etc. Estos elementos conviven con otros que apuntan a la idea del futuro e, incluso, a otros mundos: el espacio exterior, los trasbordadores espaciales, cohetes, ovnis, astronautas y robots. La superficie del lienzo está cubierta por una serie trazos y diseños que producen un efecto de armonización —algo que ocurre en los demás cuadros—. Si bien sus formas son similares, las figuras aluden a las escamas y los diseños de la piel de la serpiente, las manchas del pelaje del jaguar, el follaje de la selva y los patrones de las vestimentas típicas. Se trata de una textura visual que opera como una suerte de ‘filtro’ de iconografía shipiba que cancela las discontinuidades y las aparentes discordancias de perspectiva y proporción (los aspectos más naif de los cuadros), unificando las escenas.

Este ‘marco interpretativo gráfico’ funciona visualmente como el overall composition de los expresionistas abstractos: aplana la imagen, enfatiza el tratamiento de superficie y la superficie pictórica. Pero aquí también preserva los aspectos simbólicos y narrativos de sus elementos figurativos. Así,
Pinedo enlaza visualmente los mundos urbano y rural, el arte moderno y los diseños shipibos, los rituales ancestrales y los imaginarios tecnológicos.

Harry Pinedo demuestra tener un imaginario rico, como el de otros interesantes artistas amazónicos que han adquirido visibilidad en la escena limeña. Sería interesante plantearle nuevos y mayores retos —curatoriales e institucionales— para que el diálogo que el artista establece con sus múltiples referentes en el marco del arte contemporáneo despliegue todo su potencial para el asombro.

Más información

El esplandor de Yana Puma
Dirección: Centro Colich (jr. Colina 110, Barranco).
Hasta el 28 de enero

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Fuente: El Comercio/ED

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