Por Marc J. Dourojeanni[1]
El Presidente Fernando Belaúnde Terry (1963 -1968 y 1980 – 1985) ha sido la personalidad peruana que más influenció en el destino de la Amazonia. Su doctrina “La conquista del Perú por los peruanos” se centró en la ocupación de esa región, que abrió a la explotación desordenada de sus recursos. Muchas de sus ideas fueron transformadas en obras, tanto por él mismo, como en el caso de la “Carretera Marginal de la Selva”, o años después, por otros. Su obsesión por la conquista y colonización de la Amazonia lo llevó a ordenar el bombardeo de pueblos indígenas no contactados, a intentar unir las cuencas de ríos amazónicos mediante canales y a pretender mover la capital del Perú a la Selva. Para imponer sus ideas y cumplir sus propósitos se convirtió en antagonista declarado de indígenas, académicos y de cuántos en el Perú o en el exterior ponían en duda su visión del desarrollo amazónico.
17:30|12 de junio de 2017.- Esta nota describe la enorme influencia que un solo hombre, un peruano notable, tuvo sobre la Amazonía peruana −la Selva− y sobre la Amazonía en general: Fernando Belaúnde Terry. Belaúnde nació en 1912. Estudió en Francia y en EEUU y en 1943 se incorporó a la docencia universitaria, habiendo sido en 1955 el decano fundador de la Facultad de Arquitectura de la Escuela Nacional de Ingenieros, hoy Universidad Nacional de Ingeniería. Ejerció la docencia en el Perú hasta 1960. Pero, desde 1944 también estuvo activamente dedicado a la política, lo que lo condujo a la presidencia en 1963, después de haber sido candidato en 1956. Él inauguró la práctica de hacer proselitismo político recorriendo palmo a palmo el territorio nacional, inclusive la Selva[i], y eso probablemente tuvo mucha influencia en su visión del desarrollo de esa región.
Belaúnde es unánimemente reconocido por su honestidad personal[ii] y, también, como un caballero a la moda antigua, demócrata, elegante y ciudadano del mundo, capaz de expresarse en perfecto inglés y francés. Además era una persona de vasta cultura, capaz de dirigir la palabra de modo igualmente acertado, siempre elocuente y convincente, en salones, entrevistas y escaños así como en las más diversas tribunas populares. Y, asimismo, era un visionario, o más bien un soñador, que sin embargo consiguió transformar en realidad buena parte de sus proyectos. También tenía defectos. Apenas se quiere destacar uno que es el más relevante para este análisis: Belaúnde era obsesivo y, después de sus viajes por el interior del país y por el resto de su vida, convirtió la Amazonia en uno de los objetos centrales de ese comportamiento[iii].
La Amazonia como territorio a integrar por medio de la conquista
Con la publicación del libro “La Conquista del Perú por los Peruanos” (Lima, 1959) quedó evidenciado el pensamiento de Belaúnde en relación a la Amazonía. Este no es muy diferente del que ya existía en el Perú de entonces pero, siendo arquitecto, era más concreto. Aparece claramente descrito el objetivo de integrar la Selva al resto del país mediante obras viales que pasando por los Andes lleguen a las ciudades de la Sierra y de la Costa para poder aprovechar las riquezas de la Amazonía y de ese modo hacerla parte importante de su proyecto de desarrollo nacional[iv]. En los años 1950 y comienzo de los años 1960 la Selva no sólo estaba aún esencialmente aislada sino que, como él constató durante sus viajes, estaba vergonzosamente abandonada por el Estado, sin acceso a servicios esenciales.
Esas ideas fueron progresivamente consolidadas y, cuando asumió la presidencia en 1963 ya estaban cuajadas en un proyecto más complejo y ambicioso, de cuño claramente desarrollista. Este incluía como herramienta crucial a la Carretera Marginal de la Selva[v] que él veía como una especie de Panamericana del pie de monte andino-amazónico, o sea una gran vía longitudinal Sur-Norte que, se articularía transversalmente, es decir Este-Oeste, con las carreteras de penetración existentes o previstas. Completando su visión esas vías deberían articularse con los ríos navegables amazónicos y, luego, como se verá, con el resto de América del Sur. También creó, en 1963, la aerolínea militar Transportes Aéreos Nacionales de la Selva. La integración de la Amazonía se complementaba con varias otras obras que incluían, en especial, aprovechar el gran potencial energético de la Selva Alta y, obviamente, impulsar las actividades agropecuarias y la explotación forestal.
Se trataba, pues, de una visión muy ingenieril y bastante simplista de “desarrollo” que según él era apropiado para la Amazonia. Esta era, para Belaúnde, una tierra inhóspita y vacía pero pletórica de recursos que debían ser explotados para beneficio de los peruanos del resto del Perú. Por eso, su estrategia declarada incluía la conquista, la ocupación y la colonización como medios para hacer realidad la explotación de esa región. Complementaba su ideario amazónico con medidas para aumentar su población mediante la migración y para “incorporar los nativos a la civilización”. Esto era una réplica modernizada del colonialismo europeo del siglo anterior que, precisamente cuando inaugurado el primer gobierno de Belaúnde, estaba viviendo sus últimos días en África antes de ser sustituido por el neocolonialismo. La población indígena amazónica era ignorada o considerada como un estorbo, como “salvajes” cuyas tierras podían ser ocupadas o aprovechadas. Aunque esa concepción de la Amazonia y de su desarrollo eran comunes en el Perú y en los demás países amazónicos, ya existía una fuerte corriente que propugnaba que esa región tenía derecho a un desarrollo autónomo respetuoso de las características de su sociedad original, que atendiese en primer lugar sus propias necesidades y que se fundamente en su realidad social y ecológica[vi]. Pero Belaúnde visualizaba el desarrollo amazónico esencialmente en función del beneficio del resto del Perú. De hecho fue durante su segundo gobierno que se consolidó la noción de que la Selva, en especial la Selva Central, debería ser la despensa de Lima[vii].
El IIRSA comenzó con Belaúnde
Pocos saben que prácticamente todos los principios, objetivos y hasta muchas de las obras previstas por la tan criticada IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana) fueron anticipados por Belaúnde 20 a 30 años antes de su lanzamiento oficial a comienzos del año 2000. La IIRSA es un ambicioso paquete de obras inicialmente patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF)[viii] que, ahora, depende de la Unión de Naciones Suramericana (UNASUR). Promueve una serie de ejes de integración de transporte, energía y comunicaciones por un valor estratosférico que, andando el tiempo ha sido muchas veces modificado y que, en general, es considerado el golpe de gracia para la Amazonia[ix]. En realidad, el IIRSA fue descaradamente promovido por el Brasil para ampliar su influencia económica en la región, obtener nuevas fuentes de energía y también para fomentar los negocios de su Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y de sus corruptas empresas transnacionales.
Desde el primer día de su primer gobierno, Belaúnde planteó el proyecto de construcción de la carretera Marginal de la Selva, que una vez concluida se extendería desde el Arauca, en la frontera de Colombia y Venezuela, hasta el terminal ferroviario de Santa Cruz, en Bolivia, uniendo las tres grandes cuencas fluviales de América del Sur (Orinoco, Amazonas y La Plata), conectando en su extenso recorrido a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. En enero de 1964 Belaúnde reunió en Lima a representantes de Colombia, Ecuador y Bolivia “que acordaron la pronta iniciación de la obra”.
Belaúnde fue un decidido propulsor de la integración sudamericana a través de la navegación fluvial combinada con carreteras. Algo en todo equivalente a los ejes de integración del IIRSA. Propuso la unión de las cuencas del Orinoco, el Amazonas y El Plata. En sus discursos nunca faltó la mención de unir a todas las naciones latinoamericanas, para desarrollar así economías más fuertes. Destaca el mensaje que dirigió al Congreso Nacional en julio de 1982, justo un año antes de su navegación por el canal del Casiquiare: “Propiciamos en Lima, una reunión técnica sobre interconexión de las cuencas del Orinoco, el Amazonas y El Plata, que sería comparable, en sus resultados, a los logrados en el eje Nueva Orleáns-Québec, en América del Norte. Los dos sistemas fluviales canalizados y unidos por la breve conexión oceánica en el Caribe y el Golfo de México, constituirían la infraestructura de un sistema de comunicación acuática de extraordinario potencial, entre Quebec y Buenos Aires. Este planteamiento se inspira en el mismo espíritu integracionista que expuse en la reunión de presidentes de Punta del Este, en 1967”. En 1983 el mismo definió su visión como “Hay que pensar en que la integración es algo simple, y tal vez se me perdone, dado mi antecedente de arquitecto, que quiera poner la integración en términos matemáticos, en una ecuación: Interconexión hidrovial y energética + libre tránsito + moneda común = integración”
En su discurso anual al Congreso de 1984, Belaúnde anunció la culminación de la articulación con Brasil, diciendo que apenas “faltaba un pequeño tramo de 5% en la carretera que une Pucallpa y Cruzeiro do Sul”[x]. Sobre esta vía, Belaúnde avizoraba la conexión vial a futuro con Brasilia y con Río de Janeiro. Esta es la misma obra incluida en el IIRSA como Interoceánica Central y que ha generado tanta controversia durante la última década[xi]. Esa obra ya figuraba en un Convenio de Interconexión Vial con el Brasil firmado en 1981. Pero los planes de Belaúnde también incluían la esencia de lo que el IIRSA incluyó como integración energética especialmente con el Brasil que, como en el caso de la carretera, generaron toda clase de reacciones antagónicas, en base a sus impactos negativos sociales, ambientales y económicos[xii]. El propósito de construir una central hidroeléctrica, la muy discutida Paquitzapango[xiii], en el río Ene fue mencionado en sus discursos. En 1981 la empresa Shell fue facultada a iniciar la exploración y explotación de los lotes petrolíferos 38 y 42 que, años después, permitirían el descubrimiento de las reservas de gas del Camisea, en el departamento de Cusco. En 1982, el gobierno consiguió aprobar la Ley 23231 que exoneró de impuestos a las empresas petroleras y energéticas que operaban en el país.
Las carreteras y las colonizaciones
La carretera Marginal de la Selva, que debía recorrer el país entre las fronteras con Bolivia y Ecuador, fue iniciada en el Huallaga a poco de inaugurar su primer gobierno y fue continuada en su segundo. Otras vías componentes de su plan fueron asimismo continuados durante el gobierno militar que interrumpió su mandato. La apertura de carreteras, en especial la Marginal, cumplió cabalmente su finalidad de permitir la migración y ocupación de la Selva. Aparecieron rápidamente nuevos centros poblados y el Huallaga Central fue ocupado y masivamente deforestado. En 1979 en esa región ya se habían deforestado y quemado 615.375 ha de las cuales solo se usaban unas 138.000 ha. El resto estaba abandonado o “en descanso”[xiv]. Esa situación se repetiría a lo largo de todas las carreteras abiertas por él y por otros después. Y, en el caso del Huallaga Central, la Marginal fue el imán que atrajo el cultivo ilegal de la coca y que dio amparo al narcoterrorismo subsecuente. No es culpa directa de Belaúnde, pero eso era previsible[xv] y fue anunciado y denunciado sin que se tomaran medidas.
Impresiona en el comportamiento de Belaúnde su falta de compromiso con las consecuencias ambientales y, como se verá más adelante, sociales de sus obras. La innecesaria destrucción de bosques y el extraordinario desperdicio de madera que de no ser “fina” era simplemente quemada, eran evidentes y ya eran denunciadas durante su primer gobierno y mucho más durante el segundo. En su primer gobierno, en lugar de tomar medidas para mejorar la agricultura, intensificar el uso de la tierra, reducir la destrucción, todas sus acciones apuntaron a exacerbar ese comportamiento, abriendo o promoviendo más y más caminos, creando nuevos asentamientos sin considerar la calidad de los suelos pese a haber creado, en 1962 , la Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN) que hizo un excelente trabajo y que, contrariamente a él, fue una de las primeras agencias peruanas a interesarse por los temas ambientales.
En el segundo gobierno, Belaúnde creó el INADE (Instituto Nacional de Desarrollo) que, en teoría estaba dotado de capacidad técnica y financiera para conducir proyectos de desarrollo integral especialmente en la Selva Alta. Estos proyectos, de naturaleza multisectorial, tenían como objetivo general la ocupación “racional” del territorio y la ampliación de la frontera agrícola. También consideraban el mejoramiento de la producción y productividad agraria, el “manejo racional de los recursos naturales y el medio ambiente”, el mejoramiento del nivel y la calidad de vida del poblador de la región y la ampliación de la cobertura de los servicios públicos y otros que coadyuven al “desarrollo integral”. Eso ya era un progreso teórico en el buen sentido y, realmente, dependiendo de sus jefes, algunos de esos proyectos comenzaron a preocuparse por evitar desastres ambientales y respetar a los indígenas. Antonio Brack fue uno de ellos. Pero ninguno contó con apoyo del mandatario en esos aspectos. Al contrario, fueron varios los discursos y comentarios lapidarios que él pronunció contra las limitaciones a sus expectativas expansivas que representaban los ambientalistas, incluidos algunos de los funcionarios públicos, y las organizaciones no gubernamentales que lo contradecían[xvi].
Posiblemente el colmo de ese comportamiento fue la apertura del trecho de la Marginal entre San Alejandro (von Humboldt) y Villa Rica. En setiembre de 1980, sin que el personal del Bosque Nacional Alexander von Humboldt fuera siquiera prevenido, el Ministro de Transportes de entonces ordenó personalmente que sus tractores pasen encima de los experimentos allí instalados a grande costo. La apertura inconsulta e innecesaria en ese lugar de esa carretera fue el fin de la mayor inversión peruana en manejo de bosques naturales tropicales[xvii]. El bosque, como los indígenas, eran apenas obstáculos.
Fue posiblemente a fines de 1985 cuando el autor de esta nota acompañó a una misión canadiense de alto nivel a una reunión con el Presidente Belaúnde. La misión, presidida por un ministro, promovía el uso sostenible y la conservación de los bosques amazónicos. Pero Belaúnde explicó e insistió, en inglés y luego en francés para que los canadienses no tuvieran duda de lo que él decía, que quería promover una plantación de 100.000 hectáreas de caña de azúcar en una localidad cercana a Iquitos. Los técnicos canadienses que acompañaban el grupo mencionaron tímidamente que los suelos de esa región no parecían apropiados, pero eso no conmovió al mandatario. Belaúnde, en esos días, se había transformado en un admirador del famoso programa Pro-Alcohol del Brasil que, si bien ayudó a resolver la crisis energética de aquel tiempo, ha sido la causa de la destrucción de prácticamente todos los bosques atlánticos de ese país[xviii].
Belaúnde, que no gustaba del bosque pero si de la madera como material de construcción, apoyó la iniciativa del Servicio Forestal y de Caza de construir un aserradero, el mayor del Perú, en la localidad de Tournavista, sobre el rio Pachitea, que inauguró en 1965. Sin embargo, a fines de 1967 el mismo gobierno de Belaúnde pretendió eliminar al Servicio Forestal y de Caza mediante el simple expediente de no incluirlo en el presupuesto anual de la República. La situación fue salvada gracias a una ardua campaña de funcionarios, campesinos y a la intervención de congresistas[xix].
Belaúnde y las hidrovías
Como he mencionado, Belaúnde daba mucha importancia a aprovechar los grandes ríos amazónicos para la navegación fluvial dentro y fuera del Perú[xx]. Como la IIRSA lo ratificó después, los ríos amazónicos deberían ser transformados en sendas hidrovías conectadas con la Costa y la Sierra mediante carreteras de donde bajarían hasta el río Amazonas, accediendo a los mercados del Brasil y tantos otros a través del Océano Atlántico. Sin duda él tenía razón en considerar la navegación fluvial como esencial pero, curiosamente, hizo muy poco para lograrlo. En lugar de construir los puertos que él mismo había anunciado (Pucallpa y Yurimaguas) y de hacer obras de mejoramiento de la navegación se lanzó en dos infortunadas aventuras que mellaron mucho su prestigio.
La primera fue tentar demostrar que barcos de cierto calado podían usar el río Casiquiare, en Venezuela, para unir las cuencas del Amazonas con la del Orinoco. El Casiquiare es un canal natural que une cuencas del Orinoco y el Amazonas. El canal, de 326 kilómetros en su mayor parte navegable, sale del Orinoco aguas abajo de la ciudad venezolana de Esmeraldas y se dirige al suroeste, hacia la cuenca del Río Negro, tributario del Amazonas en el Brasil. Habitualmente el flujo del agua es en el sentido Orinoco-Amazonas, pero cuando este último está crecido, el flujo es a la inversa. La explicación del fenómeno es el mínimo desnivel de los territorios por los que circula el Casiquiare y por la incierta divisoria de aguas entre ambas cuencas, que no es sino una vasta planicie repleta de zonas inundadas. Belaúnde asumió el riesgo de tentar cruzar el Casiquiare, usando un barco de la marina de guerra del Perú, la cañonera “Amazonas” y una lancha auxiliar, la “Pucallpa”.
Zarparon de Iquitos en julio de 1983 bajando por el río Amazonas hasta Manaos, en el Brasil, de donde surcaron por el río Negro hasta la Piedra del Cocuy llegando finalmente a San Carlos de Río Negro, en Venezuela. El viaje continuó por el canal del Casiquiare hasta el río Orinoco llegando a Puerto Ayacucho, capital del Estado Amazonas. El recorrido fue muy difícil, el barco encalló y necesitó ayuda y todo eso creó un serio incidente diplomático especialmente con el Brasil. La tal expedición, que fue catalogada como “safari presidencial” y “caprichoso viajecito”[xxi] en un momento de gran actividad del terrorismo de Sendero Luminoso y de crisis económica, no demostró nada que no se supiera ya.
Pero, habiendo “demostrado la viabilidad de navegar del Amazonas al Orinoco” se embarcó en otra aventura, esta vez procurando unir la cuenca del Ucayali (río Urubamba) con la del río Madre de Dios (río Manu), imitando la proeza del cauchero Fermín Fitzcarrald, que consiguió pasar un barco desmontado por el llamado Istmo al que se dio su nombre. En setiembre de 1983 Belaúnde hizo el primer anuncio oficial sobre el tal varadero entre el río Serjali (Urubamba) y Cashpajali (Manu) y dispuso que la Empresa Nacional de Navegación y Puertos (Enapu) estudie la interconexión de las cuencas mencionadas, mediante la construcción de un canal de unos 11 km. Luego, reiteró esa intención en diversas oportunidades[xxii] y anunció que él personalmente haría el recorrido a bordo del barco “Stiglich” de la Marina de Guerra del Perú. Eso generó muchas críticas, tanto por la idea como por sus elogios al cauchero Fitzcarrald, un personaje tenebroso. Pero él no se inmutó con la oposición y, en efecto, en enero de 1984 Belaúnde acompañó la expedición al istmo. En el proceso de abrir la trocha por donde se supone pasaría el canal, parte de la expedición fue atacada por indígenas Mashco-piros, circunstancia en que uno de los trocheros fue herido de flecha. Eso generó una violenta reacción armada, con uso de helicópteros, por parte de los efectivos de la Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea que aparentemente mataron a dos nativos. Pero, por eso, la expedición fue abandonada. El hecho, que ocurrió en la segunda semana de enero de 1984, fue ampliamente descrito en la prensa nacional y aumentó el nivel de las críticas al comportamiento de Belaúnde[xxiii]. Finalmente, ante el bochornoso desastre y las repercusiones negativas, Belaúnde no volvió a tocar ese tema públicamente. Tampoco hizo mucho más para mejorar la navegación en los ríos amazónicos peruanos posibilidad que hasta hoy continúa poco atendida[xxiv], a pesar de figurar en la IIRSA y de haber recibido financiamiento internacional.
Belaúnde y los indígenas
Como se ha visto en el caso del incidente en el istmo de Fitzcarrald y en otras ocasiones, Belaúnde no tenía una estimación especial por los nativos amazónicos. Su admiración pública y notoria por Fitzcarrald que al igual que Julio César Arana, bien podría merecer una acusación por genocidio por su despiadada conducta con indígenas de varias naciones para explotar caucho, ya era de por sí inadecuada para un presidente de todos los peruanos. Pero su muy reprobable conducta contra los indígenas del alto Urubamba y del Manu tenía un precedente aún más grave.
En efecto, a comienzos de 1964 los indígenas Mayoruna (Matsés) repelieron una invasión de madereros que entraron a su territorio abriendo una trocha entre Requena y la frontera brasileña, con el propósito de explotar madera ilegalmente. En esa ocasión murieron dos trocheros a manos de los Mayoruna. Las quejas fueron elevadas hasta el Presidente Belaúnde quien ordenó a la Fuerza Aérea bombardear las aldeas de donde se supone partió el ataque y que se concentraban cerca del río Yaquerana. Las fuentes de la época indican que los helicópteros no sólo ametrallaron las chozas de tres aldeas sino que también, con apoyo aéreo extranjero[xxv], se habría usado napalm contra los indígenas, que se defendían principalmente con arcos y flechas y quizá, con alguna escopeta vieja. Lo más vergonzoso del incidente cuyo impacto real sobre los indígenas es desconocido fue la forma en que la prensa nacional acogió el hecho, destacándolo como glorioso y triunfal, lo que Belaúnde nunca desmintió[xxvi]. Peor, sin prestar atención a las críticas, Belaúnde llegó al colmo de premiar con una recepción en Palacio de Gobierno al líder de los madereros ilegales, el comerciante y por entonces alcalde de Requena, Gumercindo Flores. Y, en 1965 Belaúnde fue en persona a inaugurar un nuevo aeropuerto en Requena. Estos hechos fueron documentados, entre otros, por Stefano Varese y Alberto Chirif[xxvii] .
Mientras que el trato a los indígenas no contactados era, como se ve, “meter bala” el dudaba mucho de hacer lo mismo con los terroristas de Sendero Luminoso, como fue bien documentado[xxviii]. Su actitud con relación a los indígenas contactados, era la misma que imperó durante el periodo colonial, es decir integrarlos a la peruanidad o asimilarlos a las tradiciones del mundo occidental inclusive utilizando el idioma quechua como lengua franca, tal como pretendieron hacerlo los misioneros españoles. El Estado promovió la ocupación de la Amazonia y su colonización mediante población costeña y andina, proceso que fue acompañado por las Fuerzas Armadas. Así, en su discurso inaugural como presidente ante el Congreso en 1963, Belaúnde propuso unificar las ramas de las Fuerzas Armadas para que conformen un cuerpo colonizador en la Selva. También lanzó un Plan Nacional de Desarrollo e Integración Indígena que, en realidad, apuntó más a la Sierra que a la Selva. Y, en 1964 propuso un marco normativo para favorecer el aumento de la población amazónica mediante exoneraciones tributarias.
Otra expresión de su visión colonizadora, inspirada sin duda por el Presidente Juscelino Kubitschek del Brasil (1956-1961), fue la construcción de Ciudad Constitución en la Selva, en el centro geográfico del Perú. Kubistschek materializó la conquista y poblamiento del oeste brasileño mediante el traslado de la capital, Rio de Janeiro, al centro del país, donde construyó Brasilia. Aunque la propuesta de mover la capital al interior del Brasil era antigua, él consiguió realizarla contra viento y marea, inaugurando la nueva capital en 1960. Ambos personajes tenían también en común ser demócratas, profesionales respetados y compartían el propósito de ocupar el territorio mediante grandes obras viales que, en ambos casos, apuntaban hacía la Amazonia. Kubitschek, por ejemplo, inició la carretera Brasilia-Belem do Pará.
Ciudad Constitución era también parte de su estrategia para poblar la Amazonía con inmigrantes, sin llevar en cuenta los pobladores originales ni sus derechos adquiridos. Para diseñarla él convocó un grupo de arquitectos muy distinguidos y así Ciudad Constitución, ya conectada por la Marginal de la Selva, fue inaugurada por Belaúnde el 20 de mayo de 1984, en la orilla del rio Palcazú en la que por entonces era una provincia de Oxapampa. Cuando fundada aún era más un proyecto que una realidad, contando con instalaciones mínimas. El diseño original no prosperó y a pesar de que la ciudad creció mucho después, Constitución nunca llegó a ser la capital del Perú o de la Selva. En cambio sí se convirtió por largos años en refugio de narcotraficantes que fomentaron cultivos de coca y establecieron pistas clandestinas[xxix].
Belaúnde y la naturaleza
Es curioso en una persona de elevada cultura, como Belaúnde, su insensibilidad ante la extraordinariamente bella y rica naturaleza del país que, sin duda, amaba. La lectura de miles de líneas de sus discursos y textos no revela una sola mención, una sola expresión de admiración por los paisajes, las plantas o la fauna. Definitivamente él parecía apreciar mucho más el lodo generado por sus carreteras y construcciones, el humo de los bosques derrumbados y quemados, el ruido de los aserraderos o las explosiones en las laderas de las montañas. Para él, progreso parecía ser equivalente a la destrucción de la obra natural.
De hecho, Belaúnde ha sido uno de los presidentes en cuyos dos gobiernos fueron creadas el menor número de áreas naturales protegidas y con menos extensión. Los dos primeros parques nacionales del país: Cutervo (1961) y Tingo María (1965) fueron creados por leyes del Congreso y fueron generados sin ninguna participación del aparato gubernamental. Bajo su mandato se establecieron: la Reserva Nacional Pampa Galeras (1967), los santuarios históricos Pampas de Ayacucho (1980) y Machu Picchu (1981), el Santuario Nacional Calipuy y la Reserva Nacional Calipuy (1981), el Parque Nacional Río Abiseo (1983) y el Santuario Nacional Lagunas de Mejía (1984). Excepto Abiseo que tiene 274.520 hectáreas, todas las demás áreas son de pequeñas a muy pequeñas y todas, inclusive Abiseo, ya estaban propuestas y diseñadas durante el gobierno anterior.
Belaúnde obstaculizó personalmente la creación del Parque Nacional Manu porque eso obstaculizaría su proyecto de Marginal de la Selva en Madre de Dios. En 1968, debido al clamor internacional y a regañadientes autorizó la reserva temporal del área que fue efectivamente transformada en Parque Nacional en 1973[xxx]. Ya durante su segundo gobierno hizo todo lo posible para eliminar el parque, tanto intentando abrir el istmo de Fitzcarrald para la navegación como, especialmente, insistiendo en hacer pasar la Carretera Marginal en medio del Parque. La batalla contra esa pretensión fue ardua y duró prácticamente hasta el término de su mandato[xxxi]. Sin embargo, más tarde, erradamente Belaúnde reclamó ser él el creador de ese Parque, lo que fue públicamente desmentido[xxxii].
En 1982 un decreto supremo viabilizó la explotación minera en las reservas nacionales, amenazando directamente a la Reserva Nacional de Paracas, lo que generó un escándalo a nivel nacional, lográndose finalmente revertir la decisión[xxxiii].
En su favor está que no obstaculizó las acciones de conservación de la vicuña, a la que él confundía con las llamas[xxxiv], haciendo mención especial a la Reserva Nacional de Pampa Galeras en su discurso anual al Congreso de 1968[xxxv].
Conclusión
Belaúnde dejó huellas indelebles en la Amazonia pero, en su inmensa mayoría, esas huellas son heridas algunas aún abiertas. Es posible argumentar que de no ser él, otro mandatario hubiera hecho o permitido hacer lo mismo o parecido y que el pillaje y desperdicio de los recursos amazónicos o el maltrato a sus habitantes fuese inevitable. Pero Belaúnde fue un visionario que, como explicado, también realizó gran parte de sus proyectos en una época en la que aún no eran comunes ni bien aceptadas las nociones de prudencia ambiental, desarrollo sostenible ni, tampoco, las de reconocimiento de los derechos ancestrales de los indígenas amazónicos que, más recientemente, habrían frenado o modelado en alguna medida sus decisiones y acciones. También es difícil imaginar que existiese otra personalidad tan importante y a la vez tan tercamente obsesionada con la Selva. Belaúnde, a pesar de su formación académica, solamente aceptaba lo que encajaba en su ideario y no prestaba atención a argumentos contrarios. Por eso, es probable que la Amazonia peruana estuviese mejor ahora si él no la hubiese escogido como objeto de su obsesión.
Como es natural, muchos aún piensan que Belaúnde hizo un gran servicio a la Amazonia entregándola prematuramente a la explotación de sus recursos naturales. Su nombre está en todas partes en la Selva, en carreteras, puentes, colegios, puestos de salud, edificios públicos y, hasta hoy su nombre es recordado con fervor. El autor de esta nota recibió su diploma académico de manos del propio Presidente Belaúnde en 1963 y, como casi todos los jóvenes de esa época, creyó que ese mandatario lideraría el país por el camino del desarrollo que el país tanto esperaba. Pero, en cuanto a la Selva y quizá debido a sus grandes expectativas, fue frustrándose mucho y mucho más a cada día de sus dos mandatos.
Escribir sobre ese tema no es para entristecer -o enfurecer- a los que consideran o creen que Belaúnde fue un gran hombre y un buen Presidente del Perú. Tampoco es para denigrarlo. Es para que se recuerde lo que pasó en la Selva. La historia tiene muchas facetas y todas deben ser expuestas. De otra parte, como es obvio, Belaúnde no solo se dedicó a la Amazonia. En muchos otros asuntos públicos él hizo contribuciones y obras muy valiosas que siempre serán recordadas y celebradas.
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Referencias:
[1] Ingeniero Agrónomo, Ingeniero Forestal, Doctor en Ciencias. Profesor Emérito de la Universidad Nacional Agraria. Fue Director General Forestal del Perú, Oficial senior del Banco Mundial y primer Jefe de la División Ambiental del Banco Interamericano de Desarrollo. También fue vicepresidente de la World Conservation Union (UICN) y de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas y es fundador de Pronaturaleza.
[i] Belaúnde, Fernando 1960 Pueblo por Pueblo, Lima Ed. Tawantinsuyu
[ii] Ver, por ejemplo, Hildebrandt, César 2012 Recordando a Fernando Belaúnde La Primera, 3 de octubre 2012 (https://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas-y-colaboradores/recordando-belaunde-terry-23902/)
[iii] McBride Espejo, Juan 1966 Belaúnde y la Amazonia Peruana Tipografía Peruana, Lima 70p
[iv] Morel Salman, Jorge 2014 Colonización e integración vial: De una a muchas Amazonías: los discursos sobre “la selva” (1963-2012) In Barrantes Roxana y Manuel Glave (editores) 2014 Amazonía peruana y desarrollo económico Amazonía peruana y desarrollo económico Lima, GRADE e IEP (Estudios sobre Desigualdad, 8) pp. 21-46
[v] Belaúnde, Fernando 1960 La Carretera Marginal de la Selva Lima, Renardet, 1967
[vi] Entre muchos más, ver Goodland, Robert & H. S. Irving 1975 Amazon Jungle: Green Hell to Red Desert Elsevier, NY; Poore, Duncan 1976 Ecological Guidelines for the Development of Tropical Rain Forests, IUCN, Morges o; Dourojeanni, Marc 1976 Una nueva estrategia para el desarrollo de la Amazonia peruana Rev. For. Del Perú 6(1-2): 41-58
[vii] Dourojeanni, Marc J. 1981 Amazonía: ni infierno verde ni despensa de Lima Lima ¿Qué hacer? 12: 82-88
[viii] IIRSA 2002 Integración de la Infraestructura Regional en Sur América Corporación Andina de Fomento/Banco Interamericano de Desarrollo/Fonplata Caracas (Varios fascículos)
[ix] Van Dijk, Pitou 2013 The Impact of the IIRSA Road Infrastructure Programme on Amazonia Routledge
[x] https://fernandobelaundeterry.com.pe/category/discursos-2/
[xi] Piden declarar inviable el estudio de perfil del proyecto sobre la carretera Pucallpa – Cruzeiro do Sul 2 de Noviembre, 2012 (https://www.actualidadambiental.pe/?p=17176) ; IBC 2012 Ucayali: demuestran presencia de indígenas en aislamiento en el trazo propuesto para carretera Pucallpa-Cruzeiro do Sul (https://www.actualidadambiental.pe/?p=17272); Exponen deficiencias en proyecto de la carretera que unirá Pucallpa–Cruzeiro do Sul 3 de Diciembre, 2010 (https://www.actualidadambiental.pe/?p=8243)
[xii] Por ejemplo: Serra Vega, José 2010 Inambari: La urgencia de una discusión seria y nacional Pronaturaleza, Lima 228p.
[xiii] https://canaln.pe/actualidad/hidroelectrica-paquitzapango-anundaria-95-mil-ha-bosques-denuncia-lideresa-ashaninka-n134519
[xiv] Ver, por ejemplo, Proyecto Especial Plan Selva, 1980 Escoger el futuro: Una estrategia de desarrollo para las cuencas del Huallaga y del Bajo Mayo Ministerio de Agricultura, Lima 144 p.
[xv] Dourojeanni, Marc J. 1981 Posibilidades para un desarrollo rural más integral en el Huallaga Central y Bajo Mayo, Perú Lima, Boletín de Lima 3(16/17/18): 129-148
[xvi] Uno de ésos discursos, el 23 de junio de 1981 en el Pacto Andino, con ocasión del Seminario Internacional sobre Maderas Tropicales, fue particularmente agresivo e incluyó a los indígenas entre sus desafectos.
[xvii] Vasquez, Winston 2017 Entre Huánuco y Ucayali: La destrucción del Bosque Nacional A. Von Humboldt Actualidad Ambiental 27 de Enero, 2017 (https://www.actualidadambiental.pe/?p=42865) ; Dourojeanni, Marc 2017 Bosques nacionales en el Perú: De importantes centros de investigación a zonas deforestadas Actualidad Ambiental, SPDA, Lima / 30 de Enero, 2017 (https://www.actualidadambiental.pe/?p=42935)
[xviii] Ver Dourojeanni, Marc 1985 Alcohol a la brasileña en el Perú? La República, Lima 29 de setiembre de 1985; Dourojeanni, Marc 1986 Otra vez el alcohol La República, Lima 22 de junio de 1986 y Dourojeanni, Marc 2004 Do Proalcool ao Biodiesel: a história se repete OEco 19 agosto 2004 (https://www.oeco.org.br/colunas/marc-dourojeanni/16323-oeco-10036/)
[xix] Dourojeanni, Marc 2009 Crónica Forestal del Perú Ed. San Marcos/UNALM, Lima pp. 217-219
[xx] Sosa, José F. 2011 La integración fluvial latinoamericana no es una utopía: Fernando Belaúnde Terry y el Canal del Casiquiare Petróleo YV, Caracas (https://www.petroleoyv.com/website/uploads/jfelix.pdf)
[xxi] Por ejemplo: “….al despilfarro que fue el caprichoso viajecito al canal casiquiare” (https://www.google.com.br/search?q=belaunde+y+el+Casiquiare&oq=belaunde+y+el+Casiquiare&aqs=chrome..69i57.14545j0j4&sourceid=chrome&ie=UTF-8#q=belaunde+y+el+Casiquiare&start=50) o Marc Dourojeanni 1983 Obsesión tropical La República, Lima 28 de julio 1983.
[xxii] Canal en istmo de Fitzcarrald unirá cuencas Ucayali y Madre de Dios, El Comercio, Lima, 10 de setiembre de 1983. Ver, por ejemplo, Belaúnde estudiará unión de cuencas, Expreso, Lima, 24 de noviembre de 1983
Partida a Buenos Aires, El Comercio, 9 de diciembre de 1983
[xxiii] La verdad completa sobre el incidente fue ocultada por el gobierno. Apenas aparecieron versiones no oficiales. Ver, por ejemplo, Nativos atacan con flechas a expedición de la Marina, El Comercio, 17 de enero de 1984; Tribu atacó a trocheros en el istmo de Fitzcarrald. Coincidió con el arribo del Presidente Belaúnde quien dispuso auxilio a un trabajador herido, El Comercio, Lima 23 de enero de 1984; Tribu piromasco hirió al trochero, Expreso, Lima, 24 de enero de 1984; La tribu más temida es la de los Amahuacas, La Marina exploró Fitzcarrald cuando repelió a feroces nativos y Los pirumashcos atacaron recientemente a trocheros, El Comercio, 31 de enero de 1984. También, Suplemento Indígena del Diario de Marka, de 10 de febrero de 1984; ¿Por qué los indígenas atacan en el Manú? Por Thomas Moore, Diario de Marka, Lima, 11 de febrero de 1984; Hubieron muertos entre los Yaminahua del Manú, Marka, Lima, 24 de febrero de 1984; El otro Perú por Gustavo Ruiz, Caretas No 785 de 26 de enero 1984; More Manu por Barbara D’Achille, Lima Times de 27 de abril de 1984
[xxiv] Dourojeanni, Marc 2012 Hidrovías en la Amazonia peruana Xilema, Lima 29(25): 5-14
[xxv] Según el periodista Ricardo Virhuez aviones norteamericanos llegaron al Ucayali para lanzar napalm sobre las comunidades nativas (cit. por Lenin Quevedo 2015 El baguazo de Fernando Belaúnde Diario Voces Opinión 11 de Junio, 2015 (https://www.diariovoces.com.pe/38098/baguazo-fernando-belaunde)
[xxvi] Ver Revista Caretas, Lima, del 23 de abril de 1964 por César Lévano, con titulares como: «A sangre y fuego, civilización y barbarie se disputan un territorio en que hasta ayer campeaban las víboras y el tigre» o «El helicóptero rompió la ley de la selva» seguido de comentarios o subtítulos como: “mientras los silvícolas, en medio de espeluznante coro de gritos, disparan sus perdigones con escopetas de retrocarga, los vigías del grupo acorralado montan guardia y vomitan fuego a fin de contener el alud de los salvajes» o «en esta vivienda la civilización resistió el sitio de los salvajes iracundo.» Otro titular decía: Los indios mayoremos, más sanguinarios que cualquier piel roja del farwest””.
[xxvii] Varese, Stefano y Alberto Chirif 2006 Witness to Sovereignity. Essay on the Indian Movement in Latin America International Working Group for Indigenous Affairs Copenhagen y periódicos Correo, El Comercio, La Crónica, La Prensa y La Tribuna del 12 al 15 de marzo de 1964.
[xxviii] Ver, por ejemplo: Prieto, Martín 1983 El Gobierno Belaúnde tardó demasiado en reaccionar frente a Sendero Luminoso El País 9 de junio de 1983 (https://elpais.com/diario/1983/06/09/internacional/ 423957610_850215.html)
[xxix] https://elcomercio.pe/blog/huellasdigitales/2014/05/a-30-anos-de-la-fundacion-de-ciudad-constitucion;
Pongo Huamán, Carlos 2009 Reflexiones en Ciudad Constitución, Selva Central 31 de mayo 2009 Con Nuestro Perú (https://www.connuestroperu.com/actualidad/punto-de-vista/6382-reflexiones-en-ciudad-constitucion-selva-central)
[xxx] Dourojeanni, Marc 2009 Crónica Forestal del Perú Ed. San Marcos/UNALM, Lima pp.487-488
[xxxi] Manu: Una riqueza para conservar, La Prensa, Lima, 18 de diciembre de 1983; Conservationists campaign to save Manu jungle park y Saving Manu, Lima Times, 3 de febrero de 1984; Denuncian que Marginal cortaría Parque de Manú, La República, Lima, 26 de febrero de 1984; La carretera Marginal y el Parque Nacional del Manú por Álvaro Vargas Llosa, Oiga, Lima, 27 de febrero de 1984; ¿Desaparecerá el Parque Nacional del Manú? El Observador, Lima, 28 febrero de 1984;
[xxxii] Ruiz P., G. 1994 El Manu: Precisiones sobre su historia Medio Ambiente, Lima vol. 58: 52-53
[xxxiii] Ver Paraíso amenazado en Caretas 723 de noviembre 1982
[xxxiv] Dourojeanni, Marc 1983 La llama presidencial La República 3 de mayo de 1983
[xxxv] Mensaje anual al Congreso de la República, julio de 1968 (https://fernandobelaundeterry.com.pe/mensaje-anual-al-congreso-de-la-republica-julio-de-1968/)