Iglesia de Puerto Maldonado asume el reto de dinamizar sus parroquias en lineamiento con el Sínodo Amazónico y el papel protagonista de los pueblos indígenas

Más de un centenar de religiosos y laicos del Vicariato Apostólico de Madre de Dios se citaron en Puerto Maldonado para la asamblea vicarial bajo el lema ‘Revitalicemos nuestra fe para una iglesia en salida’. Un encuentro que, en palabras del obispo David Martínez de Aguirre, ha sido un bonito reencuentro para impulsar la misión del vicariato. También llegaron representantes de las iglesias de la triple frontera llegados desde Pando (Bolivia) y Acre (Brasil)

Foto: Mónica Villanueva

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11:15|04 de marzo de 2019.- Con representación de todas las parroquias del vicariato, el más extenso de todos los amazónicos, se desarrolló la Asamblea Vicarial ‘Revitalicemos nuestra fe para una iglesia en salida’ en los ambientes de la parroquia Santa Cruz de Puerto Maldonado. Un encuentro de tres días donde religiosos y laicos llegados desde misiones de diversos ámbitos, desde el Bajo y Alto Urubamba, hasta el Vraem, el Madre de Dios, los cerros de La Convención o la frontera con Brasil, estrecharon lazos y visionaron cómo quieren ser partícipes y construir una perspectiva de iglesia diferente. Fue un encuentro de alegría y reflexión que dejó varias enseñanzas para los próximos años. Incluso participaron representantes de los vicariatos de Pando, en Bolivia, y Acre, en Brasil.

“Estamos muy contentos porque hemos logrado reencontrarnos para impulsar la misión del Vicariato, este encuentro ha servido para establecer nuevos lazos de unión y revitalizar nuestra fe y mover nuestra iglesia”, indicó el obispo del Vicariato, monseñor David Martínez de Aguirre. La representación de las religiosas y laicos fue notable, además de contar con la presencia de la práctica totalidad de los sacerdotes que trabajan en las diferentes parroquias del Vicariato.

Foto: Mónica Villanueva

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La organización se dio mediante la dinámica del “Ver, Juzgar y Actuar”, propia de la iglesia latinoamericana. Vida comunitaria, formación, compromiso social y celebraciones fueron los cuatro ejes fruto de análisis. “Nos hemos analizado cómo estamos, hemos discernido a la luz de la Palabra de Dios y nos hemos proyectado hacia donde queremos caminar”, dijo Martínez de Aguirre. A pesar de esta mirada hacia el interior, la iglesia con base en Puerto Maldonado no pierde la perspectiva del Sínodo, cuestión que tuvo especial realce al momento de trazar esos nuevos caminos para la evangelización.

El reto, sin duda, es que los indígenas tomen un papel activo en la evangelización, que sean los protagonistas de la misma. “Empieza a haber indígenas que van asumiendo estas realidades, desde los propios jóvenes que han ido formándose en las misiones y lo que es importante es que vayan asumiendo un rol más protagónico en la iglesia, pues se quiere una iglesia con un rostro amazónico, con el rostro de estos pueblos indígenas”, resaltó monseñor.

Foto: Mónica Villanueva

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Dinamizar para mover el Sínodo

Los trabajos que se han ido desarrollando en 2018 han abierto un camino que ahora debe seguirse. Todo en referencia a las asambleas regionales presinodales y también otras actividades y foros de reflexión que se han incentivado al interior de las propias parroquias. Ahora, cree monseñor David Martínez de Aguirre, “debemos ser capaces de dinamizar para que todo esto no quede en unos documentos que se mandan a roma”. A la espera de los documentos de trabajo oficiales fruto de la recogida de información de varios meses de trabajo, para el obispo del Vicariato de Puerto Maldonado la expectativa está en el post-sínodo. “Va a ser importante el después, ver qué pautas marcará el Sínodo para el trabajo propio de la Amazonía, para establecer una evangelización acorde a nuestros pueblos y donde ellos se sientan implicados”, concluyó.

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