Por: Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato de Iquitos
18:30 | 04 de noviembre de 2022.- Dirijo la mirada a un acontecimiento que ha pasado inadvertido, pero que refleja muy bien la situación que vivimos en Loreto. Monterrico y Cuninico son dos comunidades indígenas kukama. La primera también tiene población indígena urarina. Situadas en el distrito de Urarinas, provincia y región Loreto, en las márgenes del río Marañón.
El 16 de setiembre de 2022 se produjo un derrame de petróleo en Cuninico. Llueve sobre mojado porque ya hubo otro derrame en 2014 en el mismo lugar. También Monterrico ha sufrido varios derrames petroleros (2016, 2020 y 2022) que siguen impactando durísimamente a la población. Los niveles de sufrimiento que soportan ambas comunidades son muy altos. Un sufrimiento invisibilizado.
El padre del bebé, Segundo Ladislao Rodríguez Macusi, era apu en el momento en que Monterrico decidió que la comunidad se plegaba al paro organizado en Cuninico pidiendo que el Estado les atienda con agua y alimentos, entre otras cosas. Por tal motivo, se trasladó con toda la familia y otras familias de Monterrico, y comunidades aledañas, a Cuninico. Improvisando un campamento donde faltan todas las condiciones mínimas: agua potable, saneamiento básico, alimentos… Las ollas comunes tratan de paliar la necesidad. Sin embargo, el hacinamiento y la falta de salubridad son malas compañeras.
El bebé, Segundo R.C., se enfermó y después de unos primeros auxilios en Cuninico fue enviado a la Posta Médica de Maypuco donde falleció (8 de octubre de 2022). El parte médico señala como motivo Insuficiencia Respiratoria Aguda. Los padres del bebé atribuyen la muerte a la contaminación. Dos apreciaciones, ambas de gran interés, que damos por válidas.
No hay duda que la contaminación ha sido la causa que ha movilizado a la familia (y otros cientos de familias) a acudir al paro de Cuninico. Abandonan la comodidad del hogar para habitar en unos tambos temporales. ¿Qué motiva a las familias a tomar esa decisión? Hay muchas razones, señalamos únicamente tres: 1) la indignación por la contaminación del río: menos pescado, cosechas más exiguas y una vida más dura. El río es su única fuente de agua; 2) abandono del Estado: Loreto posee los peores índices en educación, agua potable, acceso y velocidad de internet…; 3) necesidad de adquirir dinero. Las tareas tradicionales (pesca y agricultura, unido a la extracción de madera) no proporcionan el dinero suficiente para la vida actual donde las familias necesitan un celular para poder conversar con sus integrantes en la ciudad, por poner únicamente un ejemplo.
Vayamos ahora con lo indicado por el Centro de Salud. Por supuesto, también damos por válido su parte médico. Es demoledor que muera un bebé de 11 meses. Y conviene que veamos el contexto para que no culpabilicemos demasiado rápidamente a sus padres. Aunque en la última década se ha incrementado el número de personal sanitario por cada 10,000 habitantes, conviene tener en cuenta el comentario siguiente de noviembre de 2020:
“Sin embargo, en el ranking de habitantes por establecimientos de salud y médicos, Loreto se encuentra más cerca del promedio nacional que de los primeros lugares, lo cual sugiere que hay problemas de acceso o calidad de los servicios médicos. La posición de la región en los rankings de enfermedades no parece corresponder con su posición en los de disponibilidad de infraestructura de salud y atención médica. De acuerdo con las entrevistas realizadas por el equipo, la dificultad en el acceso a salud en Loreto está más asociada a la limitada distribución espacial de estos recursos en el departamento y el cuán difícil es trasladar a la población afectada a ellos”.
Resaltamos lo siguiente: 1) los rankings de enfermedades no se corresponden con la disponibilidad de infraestructura de salud y atención médica; 2) la distribución espacial de los recursos está lejos de ser la adecuada. De ahí que sea difícil el traslado de los enfermos. 3) No se dice nada de las fronteras invisibles para que los indígenas puedan acceder. El MINSA no toma en cuenta suficientemente las culturas indígenas.
Acceso al agua potable
El 56.3% de los loretanos tiene acceso al agua potable, el departamento con peor cobertura de todo el Perú. Prácticamente uno de cada dos loretanos carece de acceso al agua potable. Esto es indignante y absurdo: vivimos en medio del Amazonas, la mayor corriente de agua dulce del planeta.
En este contexto se está llevando a cabo el paro en Cuninico. Lejos de ser un tema puntual hay que ver el contexto en el que se desarrollan los acontecimientos. Invocamos al Estado para que resuelva los graves problemas por los que estamos pasando. Las demandas son siempre las mismas: agua, alimentos, salud, educación y un medio ambiente sano. Son exigencias básicas, elementales. Falta voluntad política para resolverlas.
Nadie tiene que morir a los 11 meses de vida. Es un fracaso que refleja desigualdades profundas y arraigadas.
Que Nuestra Señora de Loreto, la Virgen de la Esperanza, nos acompañe a todos.
Datos:
Este año 2022, el Estado peruano ha entregado a Petroperú $ 1,750 millones. Sin embargo, Petroperú sufre de iliquidez y algunos analistas indican que está en quiebra. Pues bien, el Estado peruano y Petroperú han negado agua y alimentos suficientes a las comunidades que se han organizado en el paro en Cuninico. “Cada vez que lo hicieron con uno de estos mis hermanos pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 31-46).
En una anodina reunión entre los dirigentes de las comunidades del paro de Cuninico, dirigentes del distrito de Parinari, también afectados por el derrame, y el Estado peruano en Nauta, el 17 de octubre 2022, no se llegó a ningún resultado concreto. Esto acumula rabia en el bajo Marañón. Pero el Estado peruano está ocupado en otros menesteres.